jueves, 14 de junio de 2007

Antes y Después de Robinson Crusoe

Ernesto Del Gesso

ANTES Y DESPUES
DE
ROBINSON CRUSOE

Reseña con marco geográfico e histórico
de los hechos reales y literarios similares a
la aventura del personaje de Daniel Defoe.
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A mi esposa María Esther.
A mis hijas Mariana y Silvina.
A mis nietos César y Pablo.
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Mi agradecimiento por la colaboración prestada
al personal de la Biblioteca Argentina de Rosario
y de la Biblioteca Pública Municipal “General
San Martín” – Rosario.
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Antes.

Pasado el estupor de lo sucedido comprobó que él era, no sólo el único sobreviviente, sino también el único habitante de la isla que estaba desierta.

Relato conocido en un fragmento de papiro correspondiente a la XII dinastía egipcia reinante entre el 2081 al 1869 antes de Cristo,
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El hito.

“Una vez allí, vi con desconsuelo que me encontraba en una isla, que el mar que la rodeaba ... Reconocí así mismo que en la isla no había cultivos, y que debía estar habitada sólo por animales salvajes, aunque yo no vi ninguno.”

De Capítulo III de Robinson Crusoe, 1719.
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Después.

“—Hace ya tres años que me dejaron aquí y desde entonces he vivido alimentándome de carne de cabra, bayas y ostras... Ya ves que por muy difíciles que sean las circunstancias, un hombre siempre encuentra forma de no morirse de hambre”

Capítulo III “El hombre de la isla” de “La isla del tesoro” de
Robert Louis Stevenson, 1883.
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INDICE

Introducción. .............................................................................

PRIMERA PARTE: Los antes.

Capítulo I
Los antes ( I ) ...............................................................................

Náufragos conocidos por papiros.
El solitario de los filósofos árabes e hispanomusulmanes.
(Avempace y Abentofail)


Capítulo II
Los antes (II) .......................................................................................

Costa patagónica atlántica.
Pedro Serrano.
Anticipo inglés de robinsones.
Thomas, George y Fernando.
Critilo, personaje de “El Criticón.”
El indio Mosquito.


Capítulo III
Factores de la literatura de aventuras. ................................................

Marco histórico de la piratería en el Caribe.
Piratas y corsarios.
William Dampier.


Capítulo IV
El antes inmediato. ................................................................

La llamada Isla de Juan Fernández.
Alejandro Selkirk


SEGUNDA PARTE: El hito.

Capítulo V
Daniel Defoe ( I ) .................................................................

Su espacio y su tiempo.
Escritores, mecenazgos y editores.
Su agitada vida personal.

Capítulo VI
Daniel Defoe (II) ..............................................................................

El éxito de Robinson Crusoe.
El personaje.
Producción literaria posterior.

Capítulo VII
Jonathan Swift ...........................................................................

La diferencia del mensaje. (Título único.)


TERCERA PARTE: Los después.

Capítulo VIII
Los después ( I ) ......................................................................

Los robinsones del siglo XVIII.
Juan Jacobo Rousseau y el Robinson Crusoe.
Las costas patagónicas y fueguinas atlánticas.
El siglo XIX.
Julio Verne y su náufraga.
Más aventuras y robinsones del siglo XIX.
No todos son robinsones.

Capítulo IX
Los después ( II ) ............................................................................

Robinson en la literatura del siglo XX.
Robinson en la pluma de los Nobel de Literatura. .
Robinson en la traducción de Cortazar.
Robinson en el teatro.
Robinson como literatura infantil y juvenil.
Robinsones reales del siglo XX.
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Capítulo X
Los después. ( III ) ...........................................................................

Robinson en el cine y televisión. (Título único.)


Capítulo XI
Los después del nuevo milenio. .............................................................
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Cine, poesía, ensayos, novelas y polémicas.
Polémica sobre el motivador de Robinson.
Las islas Juan Fernández se renuevan.
El tesoro.


Capítulo XII
Tratamiento crítico de Robinson Crusoe. .........................................

La crítica contemporánea. (Título único)

Epílogo. ............................................................................................

Listado de personas y sitios geográficos ...........................................

Bibliografía. ......................................................................................

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Introducción.


En lo que llamamos antes y después de Robinson Crusoe estarán comprendidos todos aquellos personajes de ficción literaria o personas de existencia real (en realidad los que se han podido establecer) que han vivido —antes o después— la experiencia de quedar solitarios (en algunos casos más de una persona) en islas desiertas. Las causas pueden ser varias. Generalmente es un naufragio por una tempestad, pero también por abandono, siendo esto último de cierta práctica en la historia marinera, aún cuando los habrá también por propia voluntad. El subtítulo indica el encuadre en el que se presentarán las experiencias que determinan el título y objetivo del libro. El marco geográfico e histórico es un instrumento imprescindible para lograr una real comprensión de los hechos humanos. Estos siempre se producen en la intersección de las coordenadas espacio y tiempo. Incluso las extraordinarias fábulas de la literatura también las usan para ubicar sus invenciones.
Lógicamente partimos de la premisa que Robinson Crusoe es un hito en el tema, posición que estará de más señalar que no es original, pero sus antes y después sólo se han planteado en diferentes épocas y sobre obras y hechos parciales o puntuales. Pero este trabajo estará lejos de alcanzar la totalidad de los antes y después, pero sí, ha logrado reunir muchas obras y casos reales que han quedado en el olvido, principalmente de los antes. Entre éstos, en algunos de los ficticios se observará que son personajes producto de cierta erudición con objetivos religiosos, pero sorprenderá que pudieron tener relación directa o indirecta con el personaje creado por Daniel Defoe. Personaje que mantiene su vigencia por ser el prototipo de aquellos en que el lector se deja atrapar por la ficción del escritor. Es la figura que señala Ernesto Sábato al establecer la relación escritor-lector en “El escritor y sus fantasmas”.
En los después encontraremos casos reales, pero serán los literarios, con gran representación en la cinematografía los que han mantenido la vigencia del personaje. Aparte de los plagios inmediatos que no los tendremos en cuenta, serán muchas las obras que toman el nombre de Robinson con aditamentos. Otras asumen el modelo con títulos que identifican la temática o con muchas referencias al personaje. Todo esto es asumido por parte de los escritores de fama y algunos contemporáneos ostentan el Premio Nóbel de Literatura. Lógicamente, como en parte se ha adelantado, Robinson Crusoe no podía estar ausente en el teatro, cine y televisión, pero, además, se utiliza su figura con la vestimenta de piel de cabra y loro al hombro para recepción de turistas, en una isla, lamentablemente en la que Robinson nunca estuvo, en realidad, no lo situó Defoe. Por otra parte, salvo para quienes hayan leído el Robinson, se deja sentado que el marinero pirata Alejandro Selkirk fue sólo motivación para la obra de Defoe. De todos modos este marinero ocupará una doble posición en nuestro trabajo por cuanto será un antes real y un después literario.
Una acotación más sobre el marco histórico, que no sólo será de política y guerras, sino que también incursionará en el ámbito literario. Robinson Crusoe forma parte de la historia general de la literatura, y muy en particular en la de su país, no por el éxito de su obra, aspecto que no se puede soslayar, sino porque, además, se publicó en un momento crítico para los autores literarios ingleses. Es el momento que se marca un punto de partida no sólo para la literatura inglesa, sino que pronto afectará favorablemente a los de todo el mundo, con plena vigencia actual, tema de sumo interés para los amantes de la literatura que también hemos desarrollada.
Concluimos esta introducción, señalando que de los antes y después, principalmente de los primeros, lo más probable y casi con seguridad, es que se desconozcan muchos casos por no haber tenido trascendencia en su momento y quedaron olvidados para la historia. De los conocidos aclaramos que para nuestro objetivo hemos considerado suficientemente ilustrativos los numerosos casos que citamos, pero como se verá en el desarrollo del trabajo, la investigación sobre muchos aspectos concernientes a Robinson Crusoe, sigue vigente, situación que nos ampliará el campo para una próxima edición aumentada.

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PRIMERA PARTE: Los antes

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Capítulo I
Los antes (1)

Náufragos conocidos por papiros.
El solitario de los filósofos árabes e hispanomusulmanes.
(Avempace y Abentofail)


Entre los accidentes que se sufren en los intentos de interrelación geográfica, por esa necesidad comunicativa que tiene el hombre, los naufragios ocupan un lugar destacado y desde muy antiguo. Con este comentario no se agrega nada al conocimiento general, pero para nuestro tema importa el hecho que, en versión literaria, en la en época de los faraones, se proyecten situaciones robinsonianas. Luego dejados atrás un par de milenios, nuevos antecedentes reaparecerán como instrumento literario de los filósofos árabes e hispano musulmanes.

Náufragos conocido por papiros.

Sin duda merece calificarse como lejanos antecedentes a personajes de relatos conocidos en fragmentos de papiros. Uno de ellos, el más antiguo, sufrió su naufragio en épocas de la XII dinastía egipcia reinante entre el 2081 al 1869 antes de Cristo. Otro náufrago vivió su aventura durante la XXI dinastía, período que se inicia en el 1085 a. de C. y se mantendrá hasta el 935/950. Las fechas dadas son siempre aproximadas según las aportadas por diferentes autores a igual que las traducciones y grafías de las denominaciones de faraones y lugares.
Vamos a ubicarnos en ese espacio tan especial que sigue siendo Egipto. Espacio en el cual se desarrolló un proceso en épocas remotas que lo ubican como una de las cunas de las civilizaciones antiguas y ha dejado un legado que el tiempo no ha podido borrar. El espacio geográfico que permitió el desarrollo de aquella civilización fue el largo oasis de unos mil kilómetros que el río Nilo, recorre de sur a norte, en un valle entre desiertos por el noreste de África para desembocar en un amplio delta al mar Mediterráneo. Sumadas las aguas arriba de la región egipciana, desde el alto lago Victoria a 1134 mts. sobre el nivel del mar, en plena selva africana, el río suma más de 6.600 Kms. y es tenido por el más largo del mundo. Para algunos geógrafos, el real nacimiento es en las montañas de Burundi que son divisoras de aguas: al occidente para la cuenca del Congo y hacia oriente y sur los ríos que fluyen a la región de los grandes lagos africanos, entre estos el Victoria. Para otros, de acuerdo con distintos criterios de mediciones, la condición de más largo del mundo está en competencia con el Amazonas, que es considerado el segundo en extensión con 200 kilómetros menos. Sin embargo, la competencia está en plena vigencia. En efecto, investigadores brasileños han realizado estudios que demostrarían que el Amazonas es de 40 a 50 Kms. más largo que le Nilo. Sus estudios lo realizan en la Agencia Espacial Norteamericana (NASA). Para la real longitud de ambos ríos habrá que establecer su punto de nacimiento. Para el Nilo habría que determinar en que punto del lago Victoria tiene su nacimiento, por cuanto el Victoria tiene miles de Km2. y muchas salidas. Para el Amazonas se señala que un río nace en el afluente más distante y no el más voluminoso. Con este criterio nacería en el Ucayali y no en el Marañón como se considera hasta ahora. Interesante polémica aparecida en diario “La Capital” de Rosario del 13/02/06.
Pero la importante del Nilo en la región egipcia, no es sólo su longitud sino también el régimen de crecidas e inundaciones anuales que cubren entre diez y veinte kilómetros marginales. Cuando las aguas de las zonas inundadas bajan, deja depositado una capa sedimentaria de limo que es el verdadero factor para un hábitat humano sedentario, permitiendo el desarrollo agrícola, base de la formación de centros culturales prehistóricos y la civilización de los faraones.
Las denominaciones de alto y bajo Egipto responden a ubicaciones con relación a la pendiente del río y también a los territorios de los primeros reinos, luego unificados, pero que posteriormente, en diferentes momentos volvieron a sufrir esta división. Manteniendo la dirección sur-norte del río, desde la primera de las cataratas hasta las cercanías del delta es el alto Egipto, y desde esa zona a la desembocadura en el mar, el bajo, cuyas capitales tradicionales han sido Menfis y Tebas respectivamente, pero ha habido otras, según la decisión del faraón o casa reinante. Otro detalle geográfico para tener en cuenta, es la mención de las cataratas del alto Nilo que se cuentan en sentido inverso a la corriente del río. Esto es así porque el conteo parte de los egipcios, y se explica en razón que el primero de estos saltos era el límite sur del país. Ese límite era con Nubia. A esta región al sur del Egipto tradicional los griegos la llamaban Etiopía, que entre las dos primeras cataratas es un desierto, (actual desierto de Nubia) pero se conquistó por los yacimientos de oro. Hoy es territorio norte de Sudán. La actual Etiopía está a la par, hacia el este y sobre el mar Rojo. Los egipcios se expandieron hasta la cuarta catarata. Hay dos más antes de la legendaria Jartum, capital del Sudán. Aparte de los reinos del Alto y Bajo Egipto, también se subdivide su historia en los llamados antiguo, medio y nuevo imperio, los diferentes intermedios y el último llamado bajo, no por la posición geográfica, sino en sentido de nuevo, en oposición al término de etimología de origen alemán, alto que significa antiguo, corresponden a ciclos políticos o históricos.
Para una ubicación relativa de nuestros prematuros Robinson en los milenios egipcios, señalemos que las tres grandes y famosas pirámides de Gizeh, ubicadas casi al frente de la actual capital de Egipto, El Cairo, con el bajo Nilo por medio, son de los faraones Keops, Kefren, y Micerino, en orden cronológico de construcción. Estos faraones pertenecieron a la IV dinastía, reinante más de quinientos años antes que la XII de nuestra primer historia y mil quinientos de la segunda. ¿¡Cuántos robinsones pudieron haber vivido la aventura del naufragio y soledad en una isla desierta!?
Ubicándonos ya en la dinastía XII que a pasar de la relatividad de las fechas, de esta dinastía hay coincidencia historiográfica en que con ella comienza el llamado Imperio Medio, regido por varios faraones que sólo utilizaron dos nombres, Sesostris y Amenemhat con los respectivos I, II etc. De esta dinastía generalmente se cita a Menfis, la antigua ciudad a la entrada del delta en el Bajo Egipto como capital de esta dinastía, porque esta ciudad lo fue tradicionalmente de esta región y brilló en el período anterior llamado Imperio Antiguo. Pero en realidad, la capital de estos faraones fue Lisht, ciudad que estuvo en una zona más al sur de Menfis, pero en la margen izquierda del Nilo y cercana o a la vera del lago El Fayum, que los griegos llamaron Moréis, y que, lamentablemente la arqueología aún no ha podido ubicar sus ruinas. Sin embargo, la ciudad más importante en la época del Imperio Medio fue Tebas, que fue capital tradicional de la región del Alto Egipto.
El Imperio Medio fue un período de esplendor artístico y expansión territorial y en su historia encontramos datos que avalan el respaldo del marco artístico, geográfico y político a la aventura del náufrago de nuestro tema. En efecto, este período es considerado clásico en las letras de aquella civilización. De esa época es la “Historia de Sinuhé” que tan brillantemente adaptara Mika Waltari en su “Sinuhé el egipcio”. Además, hemos encontrado un cierto vínculo literario con uno de los símbolos literarios de la Argentina, Jorge Luis Borges, a través de su pasión por los laberintos. El vínculo lo encontramos en razón de pertenecer a esta dinastía el palacio templo de Hawara, el laberinto, como lo llamó Heródoto. El padre de la historia visitó Egipto en el siglo V a C. y llamó laberinto al imponente y misterioso palacio templo en cuyo patio central está la pirámide, tumba del faraón Amenemhat III. Hoy sólo quedan ruinas del laberinto que dio origen a la versión del laberinto de Creta con minotauro, Teseo e hilo de Ariadna incluido. Mito griego de creación posterior a los escritos de Heródoto, que no hace mención alguna en sus obras al de Creta. Agregamos un comentario. La grafía que hemos tomado de Amenemhat es una de las más utilizadas y la traemos a colación por cuanto podrá observarse que esta palabra que nomina al faraón citado, encierra un nombre que se ha mantenido en el onomástico árabe y que comprende, en forma de apellido, al de un ex presidente argentino.
La historia del náufrago también tiene encuadre real para la época en lo geográfico y político, por cuanto señalamos que en esta dinastía hubo expansión territorial y una de las direcciones fue hacia el sur, a Nubia. De esta región partió el viajero y su destino era Sinaí, también dominio egipcio. El egiptólogo que nos aporta la historia que tomamos, nos dice que de los fragmentos de la pieza arqueológica hallada, uno de ellos muy completo, se pudo reconstruir un interesante relato que es prueba evidente de la existencia de un espíritu literato. En estos tiempos remotos ya se habla de criaturas fantásticas, posiblemente consideradas como existentes, aspecto que no debemos tomar con sorpresa, por cuanto hasta fines del medioevo, la época de Colón, esas imaginaciones se ven reflejadas en múltiples grabados. El náufrago que trataremos comienza su historia con consideraciones sobre la personalidad del joven héroe, algo conflictiva, que no será nuestro enfoque, sino el de su aventura sufrida luego de una alegre partida de Nubia en una embarcación que navegaría por el río Nilo con destino a Sinaí, donde visitaría minas del faraón. Lógicamente el próximo acto, capítulo o párrafo del papiro será el desencadenamiento de una fuerte tempestad que destruyó el barco, pereciendo toda la tripulación con excepción de este joven que logró llegar o fue llevado por las turbulentas aguas a una isla. Pasado el estupor de lo sucedido comprobó que él era, no sólo el único sobreviviente, sino también el único habitante de la isla que estaba desierta. La crónica no brinda mayores datos sobre el lugar, posiblemente en la desembocadura del río al mar. Se relatan los recursos obtenidos de hierbas y animales para alimentación y luego la construcción de una cabaña con piedras y ramas. Con la lectura del relato nos aflora Robinson Crusoe. Pero llega la imponente fantasía, una serpiente gigante emerge del mar y se acercará al que suponemos aterrado joven, pero el monstruo será benigno, tanto como un hada buena. Tanto que le anunció que lo rescatarían y le dejó regalos y frutas exóticas. El mensaje abrió una gran esperanza en el náufrago que no tardó en concretarse. En efecto, al poco tiempo apareció un barco que lo rescató y ante el faraón relató su odisea y le ofrendó aquellos regalos que le hiciera la monstruosa serpiente. El relato concluye con una moraleja o conclusión relacionada con la temática a que hicimos referencia al inicio, pero que no era nuestro interés, sino la tempestad, el naufragio, la soledad y la voluntad de supervivencia y el modelo. Sobre este tema de literatura egipcia es oportuno hacer conocer que tenemos un egiptólogo argentino, Ricardo Caminos que es autor de “Fragmentos literarios de escritura hierática” libro que lamentamos no poder ubicar, en realidad leer, porque sabemos que una versión en inglés se encuentra en la biblioteca de un museo de arte de Moscú.

El otro náufrago egipcio que tomamos como modelo robinsoniano se enmarca en la XXI dinastía, período que se inicia en el 1085 a. de C. y se mantendrá hasta el 935/950 época en que la próxima dinastía será Nubia. Es una época intermedia entre el esplendor alcanzado en la dinastía XIX que alcanzó su apogeo con Ramsés II y la entrada de un período de decadencia del imperio egipcio que será definitivo, salvo un resurgimiento por el 663 con la XXVI dinastía Saita, considerado el Bajo Imperio. Pero pronto caerá como provincia persa desde el 525 hasta el 332 que será conquistado por Alejandro Magno. Sin embargo, Los tolomeos, dinastía iniciada por el jefe militar gobernante a la muerte de Alejandro (323), mantuvo a Egipto en situación de prosperidad económica y cultural durante tres siglos. Desde Alejandría, ciudad creada por orden de “el Magno”, pero construida bajo el I y II Tolomeo, con su faro, una de las siete maravillas del mundo antiguo y la famosa biblioteca, fue gobernada por los descendientes hasta el año 30 a. de C La última Tolomeo fue la reina Cleopatra, amante de Julio César y luego de la muerte de éste, de Marco Antonio. Pero la guerra civil romana continuó y Marco Antonio fue vencido por Octavio, el futuro Augusto. El romano vencido y la egipcia se suicidaron. Cleopatra haciéndose picar por una serpiente áspid. Así terminó la última de las dinastías, la XXXI.
Pero al inicio de la dinastía XXI, la de nuestro segundo náufrago, aún se mantenía el dominio de la Palestina y hacia allá, con destino a Byblos, Fenicia, saldrá nuestro nuevo náufrago en viaje por encargo del faraón para traer madera necesaria para reparar la nave sagrada de Amón en Tebas. En el viaje ocurren varias peripecias, tempestad, naufragio y refugio en la isla de Chipre, pero la valiosa pieza arqueológica está incompleta y el relato queda inconcluso. De todos modos apuntaba para otro Robinson que posiblemente lo haya sido..

El solitario de los filósofos árabes e hispanomusulmanes.
(Avempace y Abentofail)

El personaje solitario de los filósofos árabes, lo ha sido de varios autores en obras sucesivas, principalmente por hispanomusulmanes; además, la idea, ha tenido permanente vigencia. Este personaje es sólo parte del producto de literatura filosófica iniciada por uno de los grandes filósofos árabes, el enciclopedista persa Avicena, abu-Alí al-Husayn ibn-Sina (980/1037) que en su país —si bien ya se conocía— inició con firmeza la corriente del estudio de Aristóteles. De estos estudios y con recursos del neoplatonismo, llega a relacionar la ciencia aristotélica con los preceptos del Corán, logrando compatibilizar la razón con la fe. Los filósofos hispanomusulmanes, todos con la característica de ser su profesión la de médico, a igual que Avicena, siguieron este pensamiento, que entre otros, se destacan Avempace y Abentofail, pero el más claro y famoso representante de esta escuela será Averroes, ibn-Roschd (1126/1198). Pero no sólo el Islam encontrará el camino de la relación entre razón y fe. El filósofo hispano judío Maimónides, Moisés ben Maimón, (1135/1204) considerado el rabino más célebre de la Edad Media, por su parte explicará la concordancia mosaico peripatética. Más adelante en siglo XIII los filósofos cristianos encontrarán por esta vía, establecer la relación aristotélica con la fe cristiana a través de la escuela escolástica iniciada por el teólogo y filósofo Santo Tomás de Aquino (1225/1274) de la orden de Santo Domingo, llamado Doctor Angélico. La búsqueda en encontrar la interrelación entre la razón y la fe no es tema que ha quedado olvidado en el tiempo. Quizá los problemas religiosos renacentistas y la soberbia racionalista de la modernidad y la ilustración pudieron haber creado un vacío, pero en la actualidad está plenamente vigente y se manifestó en forma positiva a principios del 2004. En efecto, en el encuentro y diálogo llevado a cabo en Munich, entre el filósofo Jürgen Habermas, referente del pensamiento neo marxista y el cardenal Joseph Ratzinger, acercaron posiciones sobre este tema. Hoy ese encuentro se revaloriza por cuanto el entonces cardenal es hoy el Papa Benedicto XVI. Tema tratado por Mariano Grondona en diario “La Nación” Bs.As. 22/05/05.
Nuestro personaje solitario, que obviamente es un mero instrumento de altas especulaciones teológicas, filosóficas y, además, con objetivos moralistas, aparecerá mentado por el persa Avicena. En el siglo XII, será tomado por los filósofos árabes del sur de la Península Ibérica —Al Andaluz—, donde la filosofía no podía estar ausente como parte de la amplia gama de realizaciones culturales, que por su esplendor y ubicación se ha dado en llamar Civilización Andalusí. Pero en la época que tratamos, la cultura se sobreponía a la crisis política y militar que sufrían los moros o sarracenos como eran llamados los árabes por los cristianos. En este punto hay que aclarar que en realidad, los propiamente árabes que habitaban el sur de la península, eran muy pocos, podría decirse que sólo eran la élite dirigente y jefes militares; el grueso de los invasores y luego población musulmana, fueron moros del norte de África. La Reconquista cristiana avanzaba favorecida por la desunión de los príncipes musulmanes que se vieron forzados a buscar auxilio en el norte de África. Respondiendo al llamado se producen las invasiones bereberes, tribus berberiscas pobladoras de las montañas del Rif y Atlas del noroeste africano. La primera invasión fue de los Almorávides, guerreros consagrados a Dios, que fue muy violenta y cruel. El jefe Yusuf ibn-Tashfin repartió a los reinos cristianos las cabezas de los muertos en la batalla de Sagrajas. Restauró el poder moro sobre los reinos cristianos y la religiosidad a los mismos musulmanes peninsulares, pero el dominio de esta secta fue relativamente breve, poco más de medio siglo (1086/1147) Estas fechas nos recuerdan que en el marco mundial, se desarrollaba la misma guerra que en la península. Era la lucha entre la cruz y la media luna. Aproximadamente por estas fechas se produce la primera de las cruzadas —exitosa— y la segunda —desastrosa—, de las ocho que se llevaron a cabo entre los siglos XI y XIII. En la península, durante casi exactamente el mismo período Almorávide vivió uno de los filósofos hispano musulmán que nos interesa en nuestro tema.
Avempace, Mohamed ibn-Badjeh (1085/1138) del que sabemos continuaba con la escuela aristotélica iniciada en Persia, siendo en la península su primer introductor. Entre sus obras, una está relacionada con nuestro tema, fue “Guía del Eremita” que traducida en occidente al latín se conoce como “Régimen del solitario”. El solitario era Hai que será desarrollado más ampliamente por su discípulo Abentofail.
Abentofail, Abu Bequer ben Abd-el-Melek ben Tofail, vivió entre 1110 y 1185, o sea, un tiempo con los Almorávides, y en su adultez con el dominio de los Almohades. La mención de los Almohades nos lleva a la ampliación del marco histórico que refleja la crisis política musulmana. Otro grupo sectario, los Almohades, había desplazado a los Almorávides en el norte de África y luego lo harán en la península, en la que ya no había un poder moro, sino decenas de los llamados reinos de Taifa. Serán ahora los Almohades los que darán nuevo empuje contra los reinos cristianos, pero también por breve tiempo, desde 1147 a 1212 que fueron vencidos en la famosa batalla de Las Navas de Tolosa. Aún cuando se mantuvieron unos años más en la península, en África ya estaban siendo dominados por un nuevo grupo, los Benimerines. De su paso por Al Andaluz quedan La Giralda y La Torre de Oro, ambas en Sevilla, su capital. Pero también apoyaron la continuidad de la filosofía aristotélica. Abentofail fue médico y visir del segundo sultán Almohade a quien presentó a su discípulo Averroes, que en poco tiempo apagó a su maestro. La superación de su discípulo no le resta méritos, además, para nuestro caso, Abentofail, nos pondrá en amplio contacto con Hai-ben-Jokdan que es el nombre de uno de sus libros. Con la aclaración sobre sus traducciones, una “El viviente, hijo del Vigilante” y que otro traductor le cambió el nombre por el de “El filósofo autodidacta” más acertado según veremos.
El personaje Hai nació en una isla desierta ecuatorial sin explicaciones sobre su nacimiento, y se criará amantado por una gacela. Luego, muerta ésta, elaborará lo necesario para sobrevivir. Crece y llega a adulto sin contacto con seres racionales. Por medio de la observación elaborará ideas lógicas, partiendo de lo particular a lo general y de lo concreto a lo abstracto. También llega a conocer el firmamento y elabora la idea de un creador. Un ultra Robinsoniano. Con el tiempo aparece en la isla un civilizado. Se trata de un místico musulmán que busca la soledad para reafirmar su fe. Se sorprende del saber del salvaje y le enseña a hablar, luego realizan un viaje por el mundo civilizado y vuelven a la isla decepcionados y dan respuestas morales a todos los vicios y malas costumbres de la civilización. Pero aparte de este sentido moralista, el encuentro de dos hombres con dos maneras diferentes de llegar a la idea de un creador, la razonada por la observación de Hai y la mística por la contemplación del santón musulmán, le permite a Abentofail demostrar la concordancia de Aristóteles con el Corán. O sea, la concordancia de la razón con las fe. En esta obra está representado el objetivo de los filósofos aristotélicos musulmanes, que también lo fue de muchos filósofos judíos y cristianos.
Con la obra de Abentofail, en lo concerniente al solitario Hai y su acompañante, debemos hacer un paréntesis temporal, debido a que su libro, luego de su momento y tras todos los avatares de los años siguientes en su región, quedo olvidado y perdido por quinientos años. Pero su reaparición tiene mucha relación con otras obras, tales como “El Criticón” del Padre Gracián y con una llamada “Robinson Crusoe” de Daniel Defoe. ¡Qué sorpresa!. Este adelanto de la relación con otras obras y el salto en los siglos por la perdida obra de Abentofail, lo aprovechamos para insertar —cronológicamente— la presentación de otras aventuras en islas desiertas, con la particularidad de ser casos reales y literarios, que tendrán una interesante interrelación entre ellos que se proyectará —más adelante— con nuestro personaje eje de los aquí llamamos antes y después.

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Capítulo II
Los antes (II)

Costa patagónica atlántica.
Pedro Serrano.
Anticipo inglés de robinsones..
Thomas, George y Fernando.
Critilo, personaje de “El Criticón”
El indio Mosquito.


En la introducción se ha señalado que en los antes se encontrarán antecedentes reales y literarios, pero también observaremos una interesante interrelación entre ellos, que en conjunto se transforman en una de las muy posibles fuentes temáticas para Daniel Defoe.

Costa patagónica atlántica.

El extremo austral de la tierra firme del continente americano es conocido como región patagónica, denominación que comprende a las costas de los dos océanos que lo bañan y sus correspondientes territorios. Aclaración necesaria por la enorme diferencia existente a cada lado del macizo montañoso de los Andes, que no sólo de hecho es una frontera natural, sino también lo es de derecho internacional al ser base del límite entre las repúblicas Argentina y Chile. El lado argentino que cae al Atlántico es de una enorme mayor extensión con relación a la estrecha faja de terreno entre el macizo y el Pacífico del lado chileno. Estas diferencias pueden hacer pensar en una denominación distinta, pero a pesar de la cordillera y los dos países el nombre geográfico original se ha mantenido.
La geografía e historia de las costas patagónicas y luego las fueguinas, ingresan al conocimiento de la humanidad primero por algunos aportes de los viajes de Américo Vespucio y se concretan con la expedición de Hernando de Magallanes —portugués al servicio de España— que descubrió el paso que comunica a los dos océanos conocido como Estrecho de Magallanes. Este navegante después de recorrer por el Atlántico las que hoy son costas brasileñas y uruguayas y desde la desembocadura del Río de la Plata argentinas, llega a la zona austral del continente a fines de marzo de 1520 recalando con las cinco naves que formaban la flota, en el lugar que pasó a denominarse San Julián. De esta parada surgirán varias denominaciones geográficas que se han mantenido con el correr de los siglos. Una de ellas es la que acabamos de mencionar, más las de patagonia y fueguina. Además, se producen hechos, muy propios y comunes en las expediciones de la época para descubrimientos, que no por ello dejan de tener valor histórico y en particular para nuestro tema por cuanto podrían haber derivado posibles robinsonianos. Desde San Julián, se exploró la zona de tierra adentro y se tuvo contacto con sus habitantes. Éstos eran los aborígenes llamados tehuelches del grupo más austral, los chonik, que por su altura y buen físico, los llamaron gigantes y por sus grandes pies, patagones, que, tras la divulgación de la relación del viaje, escrita por el cronista italiano de la expedición, Antonio Pigafetta, el concepto de patagones derivó en patagonia en cuanto toponimia de la región. En realidad, los aborígenes eran un poco más altos que la media de los marinos europeos y sus pies, cubiertos de pastos sostenidos por cueros de guanacos, calzado llamados tamangos, dejaban grandes huellas. Todo esto potenciaba la imaginación de la época influenciada por el gigante patagón, personaje de las novelas de caballería, género que luego ridiculizaría Cervantes con su Quijote.
En San Julián también se producirían otros hechos. Son los señalados como comunes en estos viajes de exploración y descubrimientos. La existencia del buscado paso creaba dudas que fueron motivo de una sublevación de parte de la tripulación que quería regresar a España. Magallanes demostró gran astucia para sofocarla como severidad con los cabecillas. Ajustició a dos de ellos y a otros dos, Juan de Cartagena y el clérigo Pedro Sánchez de la Reina, los castigó abandonándolos en el lugar cuando los barcos partieron al sur El lugar significaba en sí, un duro castigo. Al margen que la región no era una isla y por otra parte estaba poblada, la misma era escasísima por lo que podrían haber llegado a ser robinsones. Algo lo fueron, pero sólo por un par de meses hasta que los rescataron, que no fue por arrepentimiento, sino con motivo de otra rebeldía a la continuidad de la expedición.
Siguiendo la costa hacia el sur, en noviembre de 1520, Magallanes descubrió el estrecho paso por el que llegó al Pacífico, bautizándolo como de Todos los Santos. Durante el cruce del estrecho, en la costa sur, se observaban las fogatas de sus habitantes nativos. Aquellos fuegos en esa tierra fueron el origen de otra toponimia, la Tierra del Fuego. Pero no podía faltar otra versión, que puede leerse con amplitud en revista “Nueva” Nº 177 de diario “La Capital” de Rosario 04/12/94. Según ésta lo avistado era humo, y comentado al rey, el monarca dijo: donde hay humo, hay fuego, será la Tierra del Fuego.
Aquel nombre de Todos los Santos dado al estrecho por su descubridor, no perduró, al poco tiempo todos lo llamaban por el nombre del desafortunado Magallanes, merecido homenaje por el convencimiento y decisión de alcanzar el objetivo de la empresa. Pero no pudo llevar la noticia a España, murió en una isla de las Filipinas en el Pacífico en un enfrentamiento con nativos. Fue su segundo, Sebastián Elcano, quien pudo hacer conocer la existencia del paso y concretar la primera vuelta al mundo en la única carabela que logró regresar, de nombre emblemático para la hazaña: Victoria.
La entrada al estrecho no había sido fácil, no lo sería por siglos, se hablaba en la época del estrecho cerrado. La dificultad llevó a la tripulación de un barco, en la misma boca del paso, a una nueva rebeldía y el abandono de la expedición. Los amotinados apresaron al capitán, secuestraron la nave y pusieron proa rumbo a España. Pasaron por San Julián a buscar a los sentenciados y los encontraron. Muy posiblemente el rescate salvó las vidas de los hombres abandonados, debido a que la árida y ventosa costa patagónica, no ofrecería las oportunidades de supervivencia de la isla de Selkirk. Por otra parte, estos hombres al ser tripulantes de la nao tomada por el piloto Esteban Gómez, cabecilla del motín, a quien se atribuye, en su viaje de regreso a España, ser el primero en denunciar la existencia de las islas Malvinas, estuvieron entre los primeros testigos del contorno de las mismas. Pero en historia siempre hay revisión; otros autores niegan esta autoría.
Luego de este primer periplo, fueron muchos los barcos con destino a la región de los cuales no se tuvieron más noticias, ignorándose dónde pudieron naufragar y el fin corrido por su tripulación. Sólo hay vagas noticias de barcos pertenecientes a flotas por información de las otras naves. De épocas cercanas al descubrimiento del estrecho, en intentos de repetirlo, se sabe sobre los naufragios en las expediciones de Juan Ladrillero y Camargo, de las cuales han derivado variadas leyendas sobre el destino de los náufragos. Una, relacionada con la fantástica Ciudad de los Césares.

Pedro Serrano.

Es un antecedente de hechos ocurridos hacia mediados del siglo XVI, época de descubrimientos, conquistas y colonización por parte de España en el nuevo mundo. La historia es aportada por el Inca Gracilazo de la Vega en sus “Comentarios Reales del Inca”. El asunto se sitúa en una inhóspita isla del caribe en la ruta entre Cartagena y La Habana donde un hombre llamado Pedro Serrano fue abandonado por castigo y sobrevivió sólo, durante tres años, hasta que llegó otro náufrago a la isla, y juntos vivieron en el lugar cuatro años más. Después de siete años para Serrano y cuatro para el nuevo náufrago fueron rescatados. Desgraciadamente del segundo habitante de la isla no hay más datos que el de su fallecimiento en el viaje a España. Desde la península Pedro Serrano fue enviado Alemania y allí el emperador Carlos V le asignó una renta. Volvió a América y murió en Panamá antes de llegar a recibir la renta. Pero será necesario aclarar que el Inca Gracilazo señala que el suceso de Pedro Serrano lo agrega en un capítulo para que “no sea tan corto” (Cap. VIII del Libro I). Además, agrega que todo este “cuento” —así llama al relato— lo había oído directamente de un caballero —al que no debía conocer mucho— por cuanto del mismo dice que “se decía” (llamar) Garci Sánchez de Figueroa, quién manifestaba que conoció a Pedro Serrano y el relato lo oyó de él. Por la historia —ya sea real o “cuento”— la isla pasó a llamarse isla Serrano, pero en la cartografía actual, que la sitúa a los 14º de latitud norte y los 80º de longitud oeste, se la denomina Cayo Serrano.

Anticipo inglés de Robinsones.

Emmanuel Ford (para algunos Foord) que vivió en Inglaterra desde mediados del siglo XVI a principios del XVII es autor de “La agradabilísima historia de Ornatus y Artesia” y “Orunoko” o “La isla de los Pinos” obras que nos anticipan viajes, naufragios, islas y salvajes que veremos en toda la gama del género y en Robinson. Estos libros fueron publicados recién después de la muerte del escritor, o sea, en el siglo siguiente al de su vida. Totalizaron cinco ediciones siendo la primera en 1607 y la quinta en 1683. Si bien son un claro exponente de antecedente o antes de Robinson, debemos aclarar que en estas obras hay una carga de motivaciones sentimentales que no la encontraremos en nuestro personaje.

Thomas, George y Fernando.

El título del parágrafo indica el nombre de pila de tres náufragos. Los dos primeros nombres corresponden a personas de existencia real y el otro, Fernando, es personaje de ficción literaria nacido de la pluma de un escritor. Las dos primeras personas vivieron entre fines del siglo XVI y principios del XVII. En cambio Fernando sólo nació. Se mantiene vivo y no exactamente por ser una ficción, porque la mayoría de los personajes de libros han quedado en el olvido, que es una forma de muerte de un personaje literario. Se mantiene vivo por ser creación de uno de esos escritores que mantienen la perduración de todos sus personajes, en este caso, William Shakespeare. Como Romeo y Julieta; Otelo; Macbet, Fernando es personaje de “La Tempestad”, obra que dista algo de la calidad de las anteriores nombradas y otras. Según escritores, críticos y allegados a Shakespeare, esta obra nació motivada en un hecho real y fue estrenada a muy poco tiempo del suceso. El hecho motivador fue conocido a través de una publicación de William Strachey titulada “Relato verdadero del naufragio y rescate de Sir Thomas Gates”, cuyo contenido trata aproximadamente lo siguiente. A mediados de 1609 una flota inglesa venía en viaje de Inglaterra con destino a una posesión en Virginia cuando cerca de unas islas comenzó a soplar, no Eolo, sino el diablo, debió serlo, porque esas islas eran conocidas como las del Diablo. La tempestad dispersó la flota. Luego de reunirse y tras largo tiempo de búsqueda se dio por perdida la nave capitana, en la que venía como pasajero oficial, el gobernador de la colonia, Sir Thomas Gates. Para sorpresa de todos, a principios del año siguiente, el gobernador y otros náufragos aparecieron en la colonia. No viene a nuestro tema ser necesario conocer detalles de cómo llegaron, pero sí, que la isla en que estuvieron era un paraíso terrenal, un oasis en medio de una huracanada región marina. Hasta aquí, de ser reales los comentarios señalados, tenemos la fuente de motivación de Shakespeare para “La Tempestad”. Pero además, de este naufragio derivarán otros aspectos.
Al margen del motivo literario, por el marco geográfico e histórico que nos hemos impuesto, cabe señalar que la isla que amparó a los náufragos, forma parte de un archipiélago en el Atlántico a unos mil kilómetros de la costa norteamericana a la altura del cabo Hateras de Carolina del Norte. Estas islas son las Bermudas y Bermuda la mayor de las cientos de islas, algunas muy pequeños afloramientos coralinos, como lo es toda la base del archipiélago que lo componen (que es excepcional en esa latitud). Fueron descubiertas en 1503 por el navegante español Juan de Bermúdez de donde deriva el nombre de las mismas y visitadas en los primeros años de los descubrimientos por barcos españoles pero no ocupadas. Un siglo después, una tormenta tropical separa a un barco inglés del convoy que navegaba rumbo a Jamestown, ciudad establecida en 1607 como cabecera de la colonia de Virginia para reforzar el asentamiento de 1584 de escaso desarrollo, pero que a partir de este nuevo intento llegará a ser el Estado de Virginia que conocemos históricamente. La nave separada, en la que viajaba el comandante de la escuadra, almirante Sir George Somers, había sido arrojada vaya a saber a que refugio natural de una isla que los restantes barcos la dieron por perdida. Pero unos meses después, el almirante reaparece en Jamestwon. Al poco tiempo, el marino inglés, a no dudar que apasionado por la belleza de la isla que le había servido de refugio y, captando la posición estratégica, por su estadía en ella, la da por ocupada a nombre de su majestad británica. Por algún tiempo los ingleses llamaron al archipiélago Islas Somers, en homenaje a su ocupador, cuya capital era el poblado de St. George, mismo nombre que habían dado a la isla sobre la que estaba. La ocupación de estas islas se encuadra en un largo proceso histórico de enfrentamiento entre España e Inglaterra que veremos más específicamente en el tema de la piratería. Hoy, esta colonia inglesa que adoptó el nombre original de Islas Bermudas, tiene por capital a Hamilton en la isla mayor. Aquella idea de oasis o paraíso no era exagerada, lo certifica el hecho que actualmente la principal fuente de ingresos de las islas es el turismo, a pesar de que, aquella mala fama por la que se llamaba islas del Diablo tiene vigencia en el famoso Triángulo de las Bermudas.
En realidad, el archipiélago solo es afectado por el vértice norte del triángulo, que tiene por base una línea imaginaria entre las Bahamas y Puerto Rico. Esta es la zona en la que han ocurrido desapariciones de barcos y aviones sin encontrar las causas de los siniestros y que, como ocurre en estos casos, han tomado un carácter misterioso y múltiples explicaciones de toda índole, no estando ausente la influencia de fuerzas extraterrestres.
Unos detalles más sobre el barco perdido: Era el Sea Venture, como sabemos comandado por Sir George Somers y uno de los náufragos —que ya deducimos—era el pasajero oficial, Sir. Thomas Gates, el gobernador de Virginia. Como se podrá observar hasta aquí hemos conocido a los dos personajes de existencia real —Thomas y George— del título del parágrafo. El de ficción sólo ha sido presentado. Vamos a conocerlo más.
Como sabemos, Fernando es personaje de “La Tempestad” que para algunos críticos es la última obra del dramaturgo. Cuando en nuestro trabajo aparece la tempestad, todos nos preparamos para el naufragio y la isla desierta. Así fue en la escena. Con perdón a la mayoría que lo sabe, debemos aclarar que Shakespeare inicia su obra con poemas (Venus y Adonis; Lucrecia y otros) pero vuelca su pluma hacia piezas de teatro y de este género son sus más famosas obras, por eso hemos dicho que “así fue la escena”
“La Tempestad” fue estrenada en 1611, e igual al relato del papiro que tratamos, brillará la fantasía, esta vez representada por un mago hechicero, un genio y un íncubo (hijo de bruja) Aquí permítasenos una digresión. Los dos últimos personajes inspiraron a su vez, al escritor uruguayo Enrique Rodó para su “Ariel” —el genio bueno— en oposición a Calibán el íncubo. La obra de Rodó es de fondo político americanista y derivó en una gran polémica con vigencia contemporánea. Continuando con Shakespeare, agregamos que la isla elegida para la obra, será tan encantada y bucólica, que inspiró a uno de los náufragos, el príncipe Fernando y se enamoró de la mujer que formaba parte de la tripulación del barco naufragado, Marina, nombre muy oportuno para la ambientación de la pieza teatral. Intencionalmente señalamos a la isla como elegida para la obra, por cuanto ésta no será una de las Bermudas, sino una imaginaria en el Mediterráneo frente costas africanas. Pero no sólo hemos destacado el cambio de escenario del naufragio para conocer una parte del desarrollo de la obra (que no trata un náufrago solitario) sino porque este fenómeno de motivación literaria y cambio geográfico de la isla lo veremos nuevamente en una obra esencial de nuestro trabajo. Pero no creemos incógnitas, será en Robinson Crusoe.

Critilo, personaje de “El Criticón”

Critilo es personaje literario del siglo XVII, o sea, quinientos años después de Hai, por lo cual se ha cumplido el paréntesis que nos fijamos y daremos posible continuidad a la obra de Abentofail, que a su personaje, aparte de haberle sido dado el nombre latino de “Filósofo autodidacta” en esta nueva época, otros autores lo llamaron el “Robinson metafísico”. Marcelino Menéndez y Pelayo (1856/1912), historiador y destacado filólogo español, lo llamará “Robinson filosófico”. Será este estudioso quien nos aportará mucho sobre el tema, en particular sobre aquella relación que generó la expresión admirativa de ¡Qué sorpresa!. Critilio es el personaje de “El Criticón”, famoso libro del sacerdote jesuita español Baltasar Gracián y Morales (1601/1658) obra de carácter moralista que muchos la consideran una novela y además, otros, la iniciadora de la novela simbólica. También hay quienes la señalan como una de los mayores representante de la literatura española. Sin embargo, por publicar esta obra sin previa censura (tiene temas profanos) Gracián fue amonestado por la jerarquía de la iglesia. Es Posible que previendo esta situación trató de ocultar su autoría publicando parte de la obra bajo el seudónimo de García de Marlone, un anagrama de Gracián y Morales. También apareció con el nombre de su hermano. Pero Gracián reincidió en temas profanos y fue confinado a un monasterio de Tarragona. En ese claustro siguió escribiendo hasta morir.
Por el mensaje de su obra se lo califica de pesimista y representante del conceptismo, que fue una tendencia literaria dentro del barroco de dar suma importancia a los conceptos y a las ideas y al uso de antítesis y alegorías, que aparecen en “El Criticón”. El personaje Critilo será un náufrago que llega a una isla desierta, dato suficiente para el caso, pero resultó que no era totalmente desierta porque por lo menos encontró a un ser humano aún cuando en estado salvaje, que demás está preguntarse como llegó allí. Lo llamó Andrenio. Critilo le enseño a hablar, lo educó y llevó a conocer la civilización para juzgarla y ante todo lo negativo de ésta, contraponen elevadas máximas filosóficas. Se reflejan el llamado pesimismo por la crítica profunda a la civilización y en la contraposición de máximas se evidencia el uso de las antítesis y alegorías, parte de las características del conceptualismo.
El tema es tan interesante como sorprendente la similitud que hay en los primeros capítulos con el libro de Abentofail, pero no nos adelantemos a deducciones rápidas, por cuanto “El Criticón” fue escrito en 1651, veinte años antes que se descubriera, —para la modernidad— el libro del filósofo musulmán que fue en 1671. Pero ya que hicimos un paréntesis de quinientos años ¡qué son unos siglos más! Ensayemos otro paréntesis hasta el siglo XX. En 1926 un estudioso arabista español encontró en la biblioteca del monasterio de San Lorenzo de El Escorial un texto escrito en letra aragonesa del siglo XVI narrando un tema coincidente con el de Abentofail, en el que bien pudo inspirarse el padre Gracián y lo sorprendente de la similitud dejó de serlo. Pero, además, nos encontramos con que Abentofail pudo, posiblemente, proyectar aún más lejos su personaje solitario y su compañero. La cuestión es que de aquel hallazgo de su libro, se hicieron varias ediciones, una de ella en 1708, al alcance de la mano de Defoe. Si nos atenemos al fondo temático en cuanto mensaje sobre la capacidad y espíritu humano del personaje de Defoe, éste, tiene más relación con el del árabe que con Selkirk, el motivador, pero lejos del mensaje aportado por Robinson Crusoe. Esta posición que tomamos es de posibilidad, que se diferencia del “indudablemente” de algunos autores, que no compartimos.

El indio Mosquito.

El título se refiere a un nativo de la Costa de Mosquitos o Miskitos, nombres indistintos que se extiende a los pobladores autóctonos de la llanura centroamericana sobre el mar de las Antillas o Caribe en territorio de la actual República de Nicaragua. Esta costa, como muchas del continente, en los tiempos que tratamos, fue atacada por corsarios y piratas ingleses. En la parte sur, Bluesfields es toponimia de aquellos tiempos en el que los nativos se aliaban a los ingleses contra sus primeros opresores españoles. Este indio Mosquito había sido tomado en su país por el corsario inglés Sharp y pasó a ser tripulante del barco. Por 1681 estando la nave fondeada en una de las islas del archipiélago de Juan Fernández en el Pacífico, tuvo que levantar anclas rápidamente ante velas españolas que se acercaban. Por el apuro quedó en tierra aquel indio. Quizá no hubo mayor preocupación por tratarse de un indio dada la consideración que sabemos tenían los europeos de los indígenas. Y allí quedó el hombre abandonado y sólo, soledad que duró cinco años, más tiempo que el de Alejandro Selkirk, pero con menos prensa como se dice en la actualidad. ¿Cómo sabemos que cinco años? Porque otra flotilla corsaria o pirata de Eduardo Davis y William Dampier lo recogieron en 1686. Pero la isla no quedó desierta, bajaron para quedar en tierra cinco marineros. Estos hechos están relatados por Dampier en su libro sobre sus viajes alrededor del mundo aparecido en 1698, o sea, varios años antes que desde otra flota dirigida por él, quedase abandonado en el mismo lugar del Pacífico Alejandro Selkirk. Lo singular de todo esto es que el rescate de este hombre, cuatro años y cuatro meses más tarde, fue producido por una flotilla en la que Dampier iba como piloto guía. Evidentemente William Dampier tiene mucho que ver con nuestro trabajo y principalmente con la navegación exploradora y descubrimientos geográficos, efecto de uno de los objetivos de los corsarios (no el principal) que la literatura especuló ampliamente. Para conocer el porqué Dampier y Selkirk aparecen en las islas de Juan Fernández no estará de más introducirnos brevemente en el mundo de corsarios y piratas y también de bucaneros y filibusteros.

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Capítulo III
Factores de la literatura de aventuras.

Marco histórico de la piratería en el Caribe.
Piratas y corsarios.
William Dampier.


El contexto histórico que será fuente de la literatura de aventuras se enmarca en las largas guerras sostenidas entre España, Inglaterra, Francia y el reino de los Países Bajos, luego Holanda y Portugal por las posesiones de territorios coloniales en América. Desde la baja edad media, a medida que los grandes feudos y principados se fueron fusionando y se transformaron en grandes reinos, las guerras también tomarán carácter de guerras nacionales. En el curso de ese proceso pasaron a ser protagonistas de primer orden los corsarios, a los que se sumaron los antiguos piratas y las nuevas formas de piratería como fueron los bucaneros y filibusteros. De esta manera también se transformaron en personajes clásicos de la literatura de aventuras y lógicamente todo lo que derive de sus acciones.

Marco histórico de la piratería en el Caribe

Dentro del contexto general histórico, por los efectos sobre la literatura de aventuras análogas a nuestro tema, nos interesan los acontecimientos que conformaron la coyuntura que quebró la estructura medieval, transformándose en una nueva, que será el llamado mundo moderno. Lo expuesto sobre el proceso que lleva a la modernidad nos exige una breve explicación sobre que se entiende en historia por acontecimientos, coyuntura y estructura. Estos términos corresponden a la duración de los tiempos que los historiadores los clasifican en cortos, medianos y largos. Los cortos están representados por los acontecimientos, como la invención de la imprenta o el descubrimiento de América entre muchos otros. La sucesión de varios acontecimientos, que se van produciendo en un determinado tiempo, al que se le llama mediano, se transforman en una coyuntura, esto es, cambios que producen la quiebra de la estructura anterior, período de larga duración, para dar paso a una nueva, que si se afirma será también estructural y será de largo tiempo.
La serie de acontecimientos que afectan directamente a nuestro tema, parten del descubrimiento de América y las bulas de particiones, pero además —y en forma muy directa—influyen los movimientos protestantes religiosos. La Reforma encuadró a muchos países septentrionales de Europa y a las islas Británicas. Enfrentó y ensangrentó al pueblo francés, donde sus reyes, desde Francisco I, rey de 1515 al 47 y hasta fines del siglo estaban inclinados al calvinismo y fueron los primeros en enfrentarse con la España de Carlos I y su hijo Felipe II, líderes políticos de la Contrarreforma católica. Recordemos que Carlos I de España es también el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V de Alemania.
Francisco I desconoció la repartición hecha por el Papa Alejandro VI mediante las famosas bulas exigiendo para su nación derechos de ocupar tierras desconocidas, mientras que un corsario a su servicio asalta un barco español y descubre oro en el cargamento. Venía de América, allí había que ir. En Inglaterra, tras alternativas de protestantismo y catolicismo, por vínculos matrimoniales y sucesorios se llega al reinado de Isabel I que reestablece definitivamente el protestantismo en su forma nacional inglesa, el anglicanismo, la Iglesia Nacional Anglicana creada por su padre Enrique VIII (1509+1547) en oposición a la negativa papal de la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón. Catalina había sido su cuñada y enviudó de su hermano Arturo, primogénito y heredero, pero murió antes que el padre, Enrique VII (1485+1547) y la corona recayó en Enrique. La anulación fue aprobada por el arzobispado católico de Inglaterra y el parlamente declaró, por el Acta de Supremacía la independencia de Roma de la iglesia anglicana bajo la soberanía del rey. Por este hecho, Tomás Moro, autor de la célebre “Utopía” y por esos momentos canciller del reino, ferviente católico, protestó. Fue decapitado. Tras el divorcio el rey se casó con Ana Bolena, que tuvo menos suerte en su destino que Catalina, a pesar de la no muy afortunada vida de prisionera hasta su muerte. Ana Bolena fue ajusticiada acusada de adulterio por el nacimiento de Isabel, que llegará a ser la futura reina Isabel I durante más de cuarenta años de 1558 a1603. Del oro americano se enteraron por medio de sus navegantes que llegaban a las Antillas para contrabandear y luego sus corsarios devastaban las poblaciones costeras y asaltaban los barcos españoles. Por otra parte Isabel apoyaba la rebelión de los flamencos holandeses contra España. El contraataque de Felipe II con la llamada Armada Invencible contra las islas británicas llega semi destruida por una terrible tempestad y los famosos corsarios como John Hawkins, que había iniciado las visitas al caribe como contrabandista y Francis Drake, más otros, la recibieron y terminaron por destruirla. Fue en 1588. El mar quedó prácticamente en manos de Inglaterra. También los galeones españoles y los pueblos costeros del caribe, debían soportar a corsarios franceses, holandeses y los piratas sin banderas. No hay duda que los problemas planteados por la crisis religiosa fue un factor importante en los enfrentamientos, pero respetando la fe de los enfrentados, el botín de la plata y oro americano, era el fondo de la cuestión. Quienes se enriquecieron con esos metales fueron, primero España, aún cuando por poco tiempo, enriquecimiento logrado a costa del casi el exterminio de los pueblos nativos llamados salvajes, que le valió le endilgaran la leyenda negra. La leyenda fue muy difundida y mantenida en vigencia por los países protestantes, mientras practicaban la caza de barcos españoles y estaban al acecho de instalarse en algún lugar del imperio americano. Esta última fue otra forma —más práctica— de enriquecerse y con mejor utilidad futura de la riqueza obtenida. Mientras España quedaba quebrada a un siglo del descubrimiento, las otros potencias europeas entraban en la etapa de pleno desarrollo del capitalismo. Claro, que los esclavos quedaban excluidos de la leyenda negra, pero tenían su costo, en cambio, millares de súbditos llamados civilizados, víctimas de tres siglos de guerras y piratería, no costaron nada, sólo pesar al perderlos (Para otra conquista). En este período, tanto en el aspecto histórico como en lo relacionado a nuestro tema, ocupan un lugar significativo los piratas y corsarios.

Piratas y corsarios

La piratería no es nueva, podría decirse, en ningún tiempo, porque sería muy difícil establecer cuan remotos serán los tiempos en los que comenzó esta forma de bandolerismo en el mar. Sin embargo, se pueden establecer sus marcos de inicio y agotamiento. Su inicio puede situarse paralelamente al poco tiempo del comienzo del tráfico mercantil marítimo, el problema es, cuándo y dónde. El agotamiento es relativamente más preciso porque se sabe que a fines del siglo XVIII comienza a declinar esta actividad para desaparecer a principios del siguiente. Al terminar el dieciocho las grandes naciones europeas ya son casi lo que hoy es el estado moderno, con gran comercio ultramarino y todas tienen colonias a las que hay que proteger haciéndolo con flotas nacionales propias previstas para las posibles guerras. Las mismas potencias que otra hora alentaron la piratería armando corsarios —piratería con patente— se encargaron de hacerlos desaparecer. En realidad no desapareció totalmente, en los mares de oriente se mantuvo bastante vigente, según veremos y en diferentes formas en otros mares. En los primeros años del tercer milenio, la piratería ha sumado, según datos periodísticos del diario “El Mercurio” de Chile, reproducido por “La Nación” de Buenos Aires del 08/01/06, 251 casos en el 2004 y 205 en el 2005, con toma de rehenes, secuestros y muertes. El foco es el sudeste asiático en el estrecho de Malaca que separa Indonesia, Malasia y Singapur pero también ha habido casos en América, tanto en el Atlántico como en el pacífico. Demás esta señalar que actúan con alta tecnología en barcos, armas y medios de comunicación.
De la larga historia de piratas y corsarios a nosotros nos interesan las de fines del siglo XVII y principios del XVIII en los espacios del mar Caribe y el entonces Mar del Sur, el océano Pacífico, y las respectivas costas e islas. Estas últimas, en general las sabemos españolas, salvo algunos asentamientos de las otras potencias. Al poco tiempo del descubrimiento, estas regiones y la derrota —como se llama al rumbo de los barcos— en los viajes de ida y vuelta a Europa quedarán al acecho de piratas y corsarios. Entre los más afamados se puede citar al inglés Francis Drake, que comenzó como corsario; llegó a ser honrado Sir (caballero), pero terminó como verdadero pirata en un su último y frustrado ataque a Portobelo en 1596 donde murió por disentería o envenenado y su cadáver arrojado al mar. Lope de Vega (Félix de Lope de Vega Carpio) nacido y muerto en Madrid entre 1562 y 1635, célebre poeta español autor de miles piezas —no todas conservadas—siendo las más conocidas “El perro del hortelano”; “Fuente Ovejuna” o “La dama boba”, en “La Dragontea” de 1598 expone a Drake como “bestia fiera” y condenado al infierno (destino religioso del alma de todo pirata). Aparte de que el sentenciado al averno haya sido un azote para su país, el poeta quizás recordaba un hecho puntual de su agitada y tumultuosa vida, incluso amorosa, que fue su participación en aquella Armada Invencible, que semi destruida por un temporal terminó abatida por ese corsario entre otros. Un dolor patriótico difícil de olvidar.
Casi exactamente un siglo después, otro famoso depredador inglés de las mismas costas fue Henry Morgan, que comenzó como pirata y terminó como corsario, caballero y teniente de gobernador de Jamaica, pero fue destituido por presión de las otras potencias y algunos excesos e irregularidades. No pudo con su genio. De todos modos murió en tierra y en una cama en Port-Royal en 1686. Hay otros famosos, tanto ingleses como franceses y holandeses que sería largo enumerar.
De todos modos, sobre piratas hay un tema que suele mencionarse pero no en forma suficiente. La guerra como la piratería en otros tiempos era cuestión de hombres, sin embargo, para las masculinas acciones hubo excepciones, no muchas, tanto de mujeres guerreras (hoy las mujeres son soldados de casi todos los ejércitos) como de piratas. Estas son las que nos interesan. Comencemos por la primera que se conoce, que sería una asociada a una unión de piratas del siglo XIV, era francesa, de nombre Jeanne de Belleville, conocida como la Dama de Clisson. Más a los tiempos que tratamos, aparecen dos mujeres más célebres, coetáneas y amigas. Fueron Mary Read y Aimie Bonny, esta última casada con el pirata John Rackman conocido como Calico Jack. El dicho que Dios los cría y ellos se juntan, se cumple perfectamente —en género femenino— para estas dos mujeres. Por razones en cierto aspecto amorosas, las dos mujeres se transforman en piratas. El mar acercó los barcos y ellas se hicieron amigas y tripularon el barco de Calico Jack que al ser capturado aportó las dos mujeres, y así los sentenciados a la horca fueron tres. La ejecución del pirata fue en noviembre de 1720 que, como última gracia pidió ver a Aimie, gracia que le costó la última reprimenda de su mujer, por cierta debilidad en oportunidad de la defensa de su captura, diciéndole que sentía mucho su situación, pero si hubieses peleado como hombre no tendrías ahora que morir ahorcado como un perro. Sobre este sermón nos permitimos dar nuestra opinión. O la pirata Aimie Bonny tenía cierta cultura de lectura y tuvo capacidad de aplicación oportuna de una situación similar muy divulgada que fue aquella de 1492, cuando el último rey moro de Granada lloraba la pérdida de su reino y su madre, Aixa, le dijo, haces bien en llorar como mujer lo que no supisteis defender como hombre. O bien ha sido muy oportuna la inserción hecha por algún historiador o literato del sermón para el caso. Ya veremos otras de estas dudosas historias de piratas. Mary Read también fue ajusticiada. Aimie, enferma o embarazada, logró una postergación y no hay información cierta sobre su futuro, que algunos dan por ejecutada y otros que se salvó de la horca e indultada por la gestión de su padre, un rico abogado irlandés que de joven la había echado de la casa por su aparejamiento con un marinero.
No nos debe extrañar que Borges abordase el tema de la piratería, incluso el de estas dos mujeres que para él fueron ahorcadas. Aparte de esta aseveración, nuestro escritor relata las aventuras de una pirata china, que entre fines del S. XVIII y principios del XIX actuó en costas orientales. Viuda de un terrible pirata llamado almirante Ching que murió envenenado, tomó el liderazgo de la flota que por años dominó una amplia área marina costera, hasta que fue vencida y se dice perdonada. Se le conoció como la viuda Ching. El relato de Borges nos llevó a indagar el espacio y tiempo político de la historia de la piratería china. Ubicamos a la viuda Ching en su medio, época y aventuras y también conocimos a otra dama china, también viuda de un pirata, Hon-Cho-Lo, muerto en 1921, que asumió la jefatura de las naves del difunto y actuó con la única diferencia de ser mujer. Tomó partido en una guerra civil por lo que obtuvo grado oficial, pero terminada la revolución volvió a la piratería. Todo este accionar sucedió en poco más de un año, murió al poco tiempo de estos acontecimientos, fines de 1922.
El corsario fue la estrella de la guerra marítima de los siglos XVI a XVIII, guerra que será un gran negocio para armadores, capitanes y pilotos. También un escape para la triste vida de los menesterosos y gran oportunidad para las lacras de las zonas portuarias y ex convictos que serán la tripulación marinera. Los pocos barcos oficiales de los países eran suplidos por los de particulares que los artillarán y saldrán a la caza de todo barco enemigo o sus posesiones y del botín obtenido, pagarán una comisión a su corona, por lo que también se les llamará comisionados. Esta es la característica del corso, un negocio entre un privado —los ingleses los llamaban privateers— y una corona real, que en Inglaterra el documento del acuerdo era la Letter of Marque. Un corso no ataca a barcos de su bandera ni aliados ni neutrales.
El pirata en cambio, es un paria sin Dios y sin patria, a ésta la ha abandonado o perdido y su Dios es el botín de barco o puerto de cualquier bandera. Botín que muy pocos llegaron a disfrutar plenamente, porque generalmente si no lo perdían en el juego o en una pelea, morían en próximos asaltos o en la horca si eran apresados. La diferencia de base es muy grande entre corsarios y piratas, pero las formas de actuar, saqueo, incendios y asesinatos de tripulantes de los barcos y pobladores de puertos asaltados, no ofrecían muchas diferencias entre unos y otros.. Ambos tenían un solo fin, el botín y ninguna diferencia en los medios para obtenerlo. En esta época los blancos principales fueron los puertos y barcos españoles. En ellos había o transportaban plata y oro, por eso para éstos no había diferencia entre corsos y piratas, todos eran piratas. Los españoles también utilizaban corsos, pero su presencia en el mar queda diluida ante la acción casi masiva de naves corsarias de ingleses, franceses y holandeses.
Aprovechamos para recordar que en el período de la lucha por la independencia, Argentina también los tuvo. El almirante Brown entre sus primeros triunfos en el Río de la Plata sobre los españoles y luego sobre los brasileños, se armó en corso para la campaña marítima del Pacífico. En una de sus acciones capturó la fragata española “Consecuencia” que luego de rebautizada como “La Argentina” y rearmada por el patricio rosarino Vicente Anastasio Echevarría, al mando de Hipólito Bouchard —el corso argentino por excelencia— circunvaló el mundo con nuestro pabellón.
Volviendo a la época y espacio de nuestro tema, nos encontramos con la aparición de los bucaneros, nombre derivado de su actividad de proveedores del bucán, carne asada y ahumada con leña verde, procedimiento de conservación tomado de los aborígenes. Los animales eran cimarrones de la isla La Española o de haciendas robados por asalto. Sus clientes, los barcos piratas a quienes terminaron acompañando.
Los filibusteros toman este nombre en castellano derivado de diferentes vocablos holandeses, ingleses y franceses, que según el origen dan idea de tomadores de botín o tripulantes de barcos rápidos, que era una característica necesaria para el abordaje de los pesados galeones y se les considera una continuación de la unión de piratas y bucaneros.
Piratas, filibusteros y bucaneros tuvieron su base de operaciones y descanso, esto último muy necesario para los repartos del botín, compañía de mujeres, naipes, dados, borracheras, juegos violentos para demostración de destrezas y peleas. El lugar fue la famosa isla de la Tortuga, al noroeste de la hoy conflictuada República de Haití. Pero además de aquellas necesidades, era sede de la Cofradía de los Hermanos de la Costa, la gran organización pirata que por sus características algunos autores la consideran una fugaz realidad de la utópica sociedad anarquista. Pero había preponderancia de piratas franceses y con el tiempo los ingleses se alejarán. La corona británica por 1655 había tomado la isla de Jamaica y fundan Port-Royal desde donde operarán sus corsarios y luego con la amnistía de 1688, atraerán a los piratas de origen inglés. La amnistía liberaba de la sentencia a la horca, a todos los piratas que depusieran de su actividad, pero podían transformase en corsarios. No muchos abandonaron la piratería por el hecho de obtener patente de corsario y muchos otros continuaron con un modo de vida que no podían cambiar. No sólo por el alejamiento de los ingleses, sino también por la intervención de Francia en Haití, a fines del siglo XVII la Cofradía se disuelve después de varias décadas de exitosa vigencia de hermandad. El nuevo siglo comenzará con dos bases de corsarios y piratas, la inglesa en Port-Royal y la dominada por los franceses en Haití.
Este esquema de corsarios y piratas se desarrolló para ubicar a William Dampier en el que ocupa un lugar importante y además forma parte de los personajes que fueron factores en la creación de Robinson Crusoe. Conozcamos más de él.

William Dampier.

William Dampier vivió posiblemente entre 1652 y 1715, intervalo de vida que abarca justamente el espacio temporal del eje de nuestro tema. De él ya señalamos las casuales participaciones en las aventuras de solitarios en islas, situaciones circunstanciales, pero que forman parte de su vida de navegante con múltiples objetivos, tanto suyos como de la corona británica de quien era súbdito, a la que realizó grandes aportes. Estos aportes también lo fueron al conocimiento general de la navegación y de tierras insulares, algunas pocos conocidas y otras desconocidas para el mundo europeo de aquel tiempo. Y el mundo europeo estaba muy interesado en conocerlas para la expansión que se estaba produciendo y que continuará por un par de siglos más. Como los demás corsarios y piratas, desarrolló sus primeras acciones en el Caribe y las costas de México donde saqueó barcos. Realizó —para aquella época— la todavía tremenda aventura que era atravesar el estrecho de Magallanes, que a gran cantidad de marinos y sus barcos los vientos no sólo se lo negaron, sino que los sepultaron en trágicos naufragios. Los principales objetivos en el Pacífico eran los puertos del Callao en Perú y Panamá. Esta última ciudad era la puerta del istmo, para el corto, pero no muy fácil camino terrestre a Portobelo sobre el Atlántico. Atravesará el inmenso Pacífico, bajará al cabo de Buena Esperanza y llegará a Inglaterra. Lo hizo más de una vez. En sus viajes, efectuó exploraciones por algunas de las islas de la que en conjunto (miles) luego serían Oceanía con descubrimientos en las costas de Australia, Nueva Guinea y Nueva Bretaña, descontando las realizadas en el atlántico sur. Estos viajes significaron dos circunvalaciones alrededor del mundo, experiencias que sabemos las volcó en su libro titulado “Nuevos viajes alrededor del mundo”. Luego, años después del libro, más viajes que significaron una tercera vuelta al mundo. Entre todos estos se registran los pasos por las islas de Juan Fernández y sus efectos (muy beneficiosos para Daniel Defoe). Pero todo esto no alcanzó para obtener el honor de ser nombrado Sir, como Drake. Eran otros tiempos. El mundo no lo conoce por su libro, sino como corsario o navegante en la historiografía anglosajona y como pirata en la castellana y en las más dispersas partes del mundo se encontrará su nombre en cabos, islas y estrechos. Lo encontraremos al noroeste de la isla-continente de Australia en un cabo o punta. En uno de los pasos marinos, entre Nueva Guinea y la isla de Nueva Bretaña, donde un estrecho lleva su nombre por ser el primero que lo atravesó. Para justificar lo de partes más dispersas del mundo, señalamos que el mismo nombre aparece en una isla del Estrecho de Magallanes y un islote de las Malvinas. Su dominio del mar frustró a un pretendiente más como descubridor de estas islas. En efecto, viajando con W.A. Cowley, éste pretendió haberlas descubierto, llamándolas Pepys, posiblemente en homenaje al famoso secretario del almirantazgo considerado uno de los creadores de la armada real inglesa. Pero Dampier, al arribo del viaje, aclaró que tales islas eran las Sabaldinas, visitadas e incluida en los mapas por Sebald de Weert en 1600. Para concluir debe señalarse que en Inglaterra tiene su cuadro al óleo, signo de alcurnia, pero murió pobre. Suele suceder. Quien no murió pobre y con mucho prestigio y su nombre ha tenido trascendencia, fue Samuel Pepys que vivió entre 1633 y 1703. El prestigio de su vida pública, que debió ser de alto nivel al motivar al marino Cowley legar su nombre a islas supuestamente descubiertas, aumentó con la donación de una valiosa colección de cuadros y su biblioteca al colegio que se educó, el Magdalene de Cambridge. La donación incluyó su “Diario”. Este diario de su vida, en realidad de una década de ella entre 1660 y 1670 aproximadamente, escrito en versión taquigráfica fue leído y publicado por un Lord influyente del colegio en 1825 en forma muy parcial que se completaron en ediciones posteriores. Los blancos de la primera edición, pueden suponerse que se debieron a la sorpresa que causaba el contenido del diario. En él, Pepys había volcado con extrema formalidad su realidad cotidiana pública y privada. Un crítico inglés que señala lo indigno de aprovecharse de su posición oficial para obtener beneficios, agrega que aquellas canalladas no se han encontrado censurables, porque todo ser racional debe recordar el texto sobre el lanzamiento de la primera piedra. Además, un historiador de Irlanda del Norte lo presenta como liberador de corazones humanos al revelar sus propias faltas. Sobre estas faltas y algunas más detestables, la escritora Rosa Montero en el diario “La Capital” de Rosario del 8 de octubre de 2005 presenta pequeños, pero suficientes resúmenes de los contenidos del diario referentes a la aceptación de gratificaciones con lujo de detallas, relaciones con esposas de beneficiados y castigo cruel a un joven criado por una falta mínima. Bueno, en la Introducción hemos señalado que todos los hechos humanos se producen en un tiempo y un espacio, la corrupción se ha producido en todos los tiempos y espacios.
Quizá nos hayamos extendido mucho con Pepys, asunto que podría considerarse una digresión pero en realidad es una relación muy directa entre el mundo del mar y el de tierra del almirantazgo británico. Con Dampier nos vamos acercando a Selkirk y a su isla, una historia y geografía inseparables. La isla y Selkirk serán los temas del próximo capítulo.

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Capítulo IV
El antes inmediato.

La llamada Isla de Juan Fernández.
Alejandro Selkirk


En el caso del antes inmediato de Robinson Crusoe, Alejandro Selkirk, y la vinculación con la isla en la que vivió su aventura, supera el simple esquema de espacio y tiempo para transformarse en imprescindible. Nadie piensa en Alejandro Selkirk sin “su” isla. La relación la abordamos con un párrafo para cada una de las partes de esta unidad.
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La llamada Isla de Juan Fernández.

La llamada Isla de Juan Fernández, como se conoció por mucho tiempo por su relación con la aventura de Alejandro Selkirk, deben llamarse islas de Juan Fernández, porque geográficamente conforman un archipiélago compuesto por tres islas principales y varios islotes menores. Se encuentran en el océano Pacífico alrededor de los 80º de longitud oeste y 33º de latitud sur, esto es, a 413 millas equivalentes a 667 kilómetros de la costa en dirección a la ciudad chilena de San Antonio al sur de Valparaíso. En Chile nuestro archipiélago forma parte con otras islas del grupo llamado Esporádicas. La de Pascua está mucho más lejos, nada menos que a 3.762 kilómetros del continente americano y son el comienzo de la Polinesia, una de las regiones en que ha dividido el continente insular de Oceanía (Australasia, Micronesia, Melanesia y Polinesia). Aprovechamos para señalar que el nombre de la isla recuerda el día de su descubrimiento en 1772 por el holandés Rogeveen. Para algunos autores era la Rapa-Nui de los pobladores nativos, para otros, chilenos, “Te Pito o Te Henua” que significaría el ombligo del mundo. Esta isla, se hizo famosa por los megalitos encontrados —enormes esculturas antropomorfas en piedra.
Salvada la digresión, volvemos a las tres islas de Juan Fernández. Cada una de ellas fueron conocidas con denominaciones propias. Una fue la “mar afuera”, la mayor y muy distante hacia el oeste de las otras dos a 145, 160 o 187 kilómetros, según diferentes fuentes. Las dos restantes están relativamente cerca entre sí, pero no se divisan la una de la otra. La más pequeña fue llamada Santa Clara. La “más a tierra” conocida antiguamente como Juan Fernández es la que habitó Alejandro Selkirk.
Este archipiélago fue descubierto en 1574 (200 años antes que la de Pascua) por el navegante español Juan Fernández (algunos lo llaman João por considerarlo portugués). Este piloto buscaba por mar afuera, mejor utilización de los vientos para el derrotero entre los puertos de El Callao peruano con Santiago de Chile, travesía que llevaba casi dos meses de navegación, siendo de sólo tres semanas el viaje inverso. El descubrimiento de las islas fue un doble acierto, porque también comprobó que navegando lejos de la costa se acortaba sensiblemente el tiempo de esos viajes. El premio a Juan Fernández por este doble descubrimiento se lo otorgó la Inquisición. En una acto que evade la intolerancia e ingresa en el campo de la ignorancia, descreyendo su información se atribuyó al menor tiempo de viaje a un hecho de brujería y así obtuvo el sambenito de ser procesado del Santo Oficio, por lo cual resultaba muy difícil que alguien corriera el riesgo de ser sospechoso si mantenía alguna relación evidente o continua con él. Debido a esta interpretación sobre la causa de su viaje en menor tiempo, se demoró la comprobación de la ruta por un par de décadas. A “posteriori” de comprobada la ventaja, dos siglos después, se sabrá que la corriente marina estudiada por el alemán Alexander von Humboldt y que lleva su nombre, era la que ofrecía la resistencia de la navegación de norte a sur por ser contraria a la misma.
Alguna bibliografía señala que a la isla que habitaría Selkirk el descubridor la bautizó con el nombre del santoral de la fecha, 22 de noviembre, Santa Cecilia, pero los navegantes la llamaban la “más a tierra”. Otros investigadores sostienen la versión según la cual Juan Fernández sólo las ubicó y bautizó Santa Cecilia al conjunto de islas. Se sabe también de una temprana concesión para explotar las islas que dio lugar a la introducción de indios para trabajos agrícolas y cría de animales que fueron llevados con ese fin colonizador. Serían las famosas cabras que en gran parte fueron factor de la supervivencia de Alejandro Selkirk. Otra versión sostiene que las cabras pertenecían al buque de Juan Fernández. Pero al margen de su origen, las cabras no sólo sirvieron de sustento a nuestro marinero, sino a otros anteriores a él. En efecto, aquella isla del archipiélago en que quedó abandonado el indio Mosquito era la “más a tierra” y quisieron las circunstancias que, como sabemos, porque por causas que no vienen al caso detallar, del barco rescatador quedaron en tierra cinco marineros. El ciclo continuara con el rescate de estos hombres por parte del pirata John Strong en 1690 que ya no eran cinco sino cuatro, por cuanto uno de ellos había muerto a manos de españoles de un barco que llegó a reabastecerse a la isla. Luego llegará Selkirk. Unos meses antes de llegar a Juan Fernández, en enero, todavía en el Atlántico, John Strong navegó por las Malvinas y con su barco el “Welfare” atravesó el canal que separa a las dos islas principales y lo llamó Falkland Sound, Estrecho Falkland. Con tiempo el nombre de Falkland en los escritos y cartografía inglesa se extendió al archipiélago. Se supone que el nombre dado corresponde a un lord que era protector del marino, pero como siempre, se señalan otros personajes posibles de ser los beneficiados de quedar labrado su nombre en los mapas.
Hoy, la isla “más a tierra”, la muy mencionada como Juan Fernández, tiene una denominación dada por connotaciones turísticas que veremos en el parágrafo sobre las transformaciones que se han producido en las islas que forma parte del capítulo XI “Los después del nuevo milenio”.
De las tres islas, la habitada por Selkirk, es la segunda en tamaño, tiene unos 22 kms. de largo por 7 en su ancho máximo que hacen algo más de 150 Kms2. con la particularidad de una larga y estrecha península que sale de la parte sur. Su relieve presenta una parte baja que se va elevando en una sierra de 700 metros de alto —con presencia boscosa— que remata en el monte Yunke, desde donde bajan arroyos de agua dulce y abundante vegetación de arbustos y especies rastreras.
En la isla siguieron recalando muchos barcos, algunos para reabastecerse pero también, además del reabastecimiento la usaban como escala de encuentros estratégicos, según los siguientes casos. Uno, al poco tiempo de la estadía de Selkirk. En enero de 1720. llegó el pirata inglés, George Shelvocke con el “Speedwell” y una presa. Esperaba encontrarse en la isla. con John Clipperton en el “Success”, quien comandaba la flotilla a que pertenecía y por lo cual había obtenido patente de corso. Shelvocke llegó bastante tiempo después de lo previsto y no encontró a su jefe. No tuvo suerte en la isla, aparte del desencuentro, si es que realmente quería encontrarse con Clipperton, su barco encalló y en la isla debieron construir otro. De regreso de su periplo tuvo problemas por su comportamiento y estuvo acusado de piratería, pero pudo zafar y escribió un libro “Un viaje alrededor del mundo por la ruta del gran mar del sur “ que publicó en 1726. Obra que tiene vigencia, porque ha sido reeditada recientemente y forma parte de la Colección Reservada del Museo del Fin del Mundo de Ushuaia. Otro caso de uso de la isla para encuentro es el del almirante inglés George Anson en 1741 para reunirse con otros barcos, de los que no llegaron todos los esperados. Se trataba de una flota para actuar en las posiciones españolas de América a la que seguía otra flota española. Las flotas enemigas no llegaron a encontrarse y ambas sufrieron los embates propios de los mares australes americanos. Esta estada en la isla se encuentra registrada en varias publicaciones. Una sobre el almirante, su expedición y esta parada, que durante un tiempo se tuvo confusión sobre el verdadero autor, ya que se acreditó al capellán de la nave capitana, Richard Walter pero luego se comprobó que en realidad, el escritor fue Benjamín Robins sobre la base de papeles del capellán. Otra es el interesante relato de memorias escrito por el vicealmirante John Byron, aún cuando se le corrige su mención que Anson recaló en la “mar afuera”. Siendo de grado capitán, formaba parte de la flota del almirante Anson y la fragata Wager que capitaneaba naufragó muy al sur de Chile, región que también se le llama patagonia, por eso el libro de sus memorias tiene por título “Naufragio en costas patagónicas”. A partir de este naufragio vivió una odisea con algunos compañeros hasta que se entregó a los españoles en Chiloé. Liberado, continuó su carrera en la marina y entre 1764 y el 66 dio la vuelta al mundo en el Dolphin que fue el primer buque con coraza de cobre y tuvo su paso por las Malvinas parando en 1765 en la isla occidental, la Gran Malvina, lugar al que llamó Pto. Egmond. En ese tiempo los franceses estaban en la isla oriental instalados en Pto. Luis, luego Pto. Soledad, nombre que se extendió a toda la isla. Este Byron, fue abuelo del poeta George Gordon, Lord Byron, quien recuerda a su nieto en su obra satírica Don Juan. Una tercera mención que hace referencia al almirante Anson y al entonces capitán Byron es el libro “El mejor botín de todos los tiempos” de Glyn Williams, comentado en diario “El Mercurio” de Santiago de Chile del 16/10/05.
Erróneamente se podrá leer en alguna bibliografía que el almirante Guillermo Brown estuvo en 1815 con la “Hércules”durante la campaña de corso por el Pacífico y abordó la isla para liberar a 42 patriotas chilenos confinados que encontró alojados en una cueva que hoy se llama Cueva de los Patriotas. Brown se dirigía a la isla pero estando cerca de ella no pudo atracar por haberse dañado el bauprés por un golpe de viento que lo obligaba a navegar de popa y los vientos en esa posición lo alejaron de la isla. Por tal razón continuó viaje hacia el punto de encuentro con Bouchard.
Muchos años después, en 1868, frente a una de las cuevas, que le servía a Selkirk de refugio y atalaya, la tripulación de una fragata inglesa dejó una placa en memoria del marinero. Al sitio le llamaron “Selkirk Lookout” por el atalaya de observación. Hoy, Cueva de Selkirk De la primera guerra mundial en la bahía de Cuberland, quedan restos del “Dresden” barco crucero ligero alemán hundido por navíos británicos en marzo de 1915. Una versión habla de haber sido hundido por la tripulación (Así ocurrió con el Graf Spee frente a las costas de Montevideo en la segunda guerra mundial). La versión agrega que un marinero alemán vivó varios años en la isla.
Hoy la isla tiene un pequeño y único pueblo llamado Juan Bautista, fundado en 1877 por el suizo Alfredo van Rodt, levantado en la bahía de Cuberland, costa al norte de la isla con 500 a 600 habitantes estables, que se dedican a la pesca, principalmente de la langosta. También hay hoteles de turismo. Además de otras novedosas actividades veremos más datos sobre el estado actual de la isla en capítulos posteriores.

Alejandro Selkirk.

El verdadero apellido de este hombre era Selcraig, nacido en un pueblo llamado Largo, en la región y condado de Fife, Escocia en 1676 o 1680. De las múltiples versiones sobre aspectos de su vida, por lo menos todas coinciden en el carácter díscolo, rebelde e irascible que tuvo este hombre desde muy joven, de manera tal que el motivo de primer embarco a los 15 años fue para evitar cumplir una condena por comportamiento indecoroso en una iglesia, que una versión habla de robo. Se ha escrito que en este viaje el destino era Jamaica con la desgracia de que el barco fue asaltado por piratas siendo tomada prisionera la tripulación y trasladada a la isla de la Tortuga. Continúa la versión con la liberación gracias a su trabajo como cazador de vacunos en la isla grande, La Española. Por lo que sabemos de esta actividad, podemos deducir que fue prisionero de bucaneros. La isla grande, La Española, llamada grande con relación a la Tortuga, es la descubierta por Colón en 1492 a la que llamó La Española, la Quisqueya o Haití de los nativos, isla con abundante población, pero que en menos de 50 años se redujo a un diez por ciento de la original, y motivó el reemplazo por esclavos africanos. La etnia africana es la base de la actual población mayoritaria, principalmente de Haití, nombre que por el siglo XVII, retoma la isla indistintamente con el de Santo Domingo. Hoy la ocupan dos naciones, Haití, capital Puerto Príncipe, en un tercio del extremo occidental y la República Dominicana al oriente, cuya capital es Santo Domingo.
Por 1703 Alejandro Selkirk, a los 20 o 23 años sería ya un marino experimentado para ser embarcado como tercer oficial que otros dicen, creemos equivocadamente, como contramaestre, en una nave para viaje de ultramar, con lo que significaba la navegación en aquellos tiempos. El buque era el “Cinque Port” que, con el “Saint George”, formaban una flotilla de nuestro ya conocido corsario inglés William Dampier. Selkirk, debió mantener aquella fuerte personalidad violenta, aumentada por el alcohol y ahora codiciosa vida de pirata, por ser imposible no ser de esa rala en tal ámbito. Aparte del clima que podemos llamar normal en el mar, la situación se agrava en casos críticos, como la falta de presa. Y esto ocurría en aquella flota con más de un año sin acción positiva. En su buque, Selkirk manifestaba su rebeldía abiertamente al capitán, el duro Thomas Stradling, al cual, durante el viaje ya lo habían abandonado una treintena de marineros. De resultas de estos enfrentamientos, Selkirk quedará sólo en la isla desierta que conocemos. Entre las diferentes versiones sobre si el capitán lo castigó temiendo un motín o él decidió quedarse, son más los autores que se inclinan por la segunda. La posición se reafirma porque parece ser que tuvo un llamado del otro barco que Selkirk rehusó. De todos modos lo del motín toma cierto asidero en cuanto algunas opinan que Selkirk esperaba que lo acompañasen otros tripulantes. Esto ocurrió en setiembre u octubre de 1704 en oportunidad de detenerse la flotilla para acopiar abastecimiento. Los barcos partieron y Selkirk se quedó sólo, con lo puesto, algunos víveres, un hacha, un fusil, cargas y una Biblia. A partir de estos mínimos elementos logró supervivencia física y síquica o espiritual, esto último deberá suponerse con la lectura del libro sagrado que le dejaron.
La naturaleza de la isla —que conocemos— no le fue hostil, por el contrario mas bien benévola. No necesitó vivir en cuevas, aún que hay versiones sobre haberlo hecho en los primeros tiempos y actualmente se presenta una habitada por el marino. Los árboles le permitieron construir chozas (utilizaba una para cocer y comer y otra para dormir). En poco tiempo, comenzarán trabajos arqueológicos, que veremos en el último capítulo, sobre estudios que sugieren una construcción en piedra. También los árboles brindaban frutas, en particular unas palmeras petisas llamadas chontas y sabemos cursos de agua dulce. Pero el principal factor fueron las cabras salvajes, de las que logró domesticar una buena cantidad asegurándose leche y carne. De la actividad del solitario hay versiones de haber sembrado semillas y elaborado un calendario o registro del tiempo que estuvo. También de construir un lugar fortificado que sería la que se tratará de verificar arqueológicamente. Tuvo gatos amigos, domesticando crías de animales salvajes, llegados en las distintas visita de barcos a la isla. Le fueron muy útiles para alejar del área de su vivienda la indeseable compañía de las ratas marineras, de la que ningún barco podía jactarse de salir de puerto sin estos polizontes y que por las posibles mismas razones de los gatos llegaron a la isla.
El último día de enero de 1709 otra flota corsaria en la que también participaba William Dampier volvió a pasar cerca de las islas y desde un barco el “Duke” a cargo del capitán Woods Rogers, se dice se avistó humo, otros que una noche vieron fuego. La versión del humo agrega que lo había producido Selkirk al divisar las velas, que creyó conocerlas como inglesas y se arriesgó. Realmente fue un riesgo si son veraces sus relatos, por cuanto de ser un barco español podía ser ahorcado si lo encontraban. Cómo podía negar su condición de pirata en esa isla. Recién el 12 de febrero se produce o se registra el rescate o bien la partida de Selkirk después de cuatro años y cuatro meses en la isla. Fue encontrado en estado semi salvaje. Hay relato de la sorpresa que causó a los que lo vieron venir rodeado de cabras, con vestimenta de piel de estos animales, largos cabellos y barba y para más, se expresaba con gestos y apenas vocalizaba algunos sonidos porque había perdido el hábito del habla. Tuvo sus pretensiones. No subiría al barco si había tripulación de aquel “Cinque Port”. No la había, pero sí un testigo del otro barco el “Saint George”, nada menos que Dampier. El capitán Rogers lo tranquilizó comunicándole que el barco era de su propiedad y Dampier iba como piloto asesor. El encuentro le fue favorable a Selkirk, el corsario recordaba el hecho y lo felicitó por la hazaña de la supervivencia. Aventura terminada con doble premio a su vida, por cuanto el “Cinque Port” del que bajó, naufragó y la tripulación fue capturada por los españoles, descontándose el destino del capitán Thomas Stradling. Selkirk agasajó a sus nuevos compañeros con un recorrido por la isla y un gran asado, lógicamente de cabras y cabritos. Pronto fue un marinero más y con buena fortuna, para gran desgracia de otros, porque era un barco pirata y lograron muy buenos botines. Dos años navegaron y piratearon antes de llegar a Londres, fue en octubre de 1711 y allí estuvo un tiempo, rico y famoso, esto último al divulgarse su aventura. Al año siguiente volvió a su pueblo natal, allí se casó dos veces. Unas versiones hablan de viudez y segundas nupcias, pero otras, de investigaciones más recientes, lo dan como bígamo y con un juicio por adulterio por lo que volvió a la vida del mar. También se agrega que a su muerte las dos mujeres reclamaron su herencia. Las esposas fueron Sofía Bruce y Frances Candis. Se ha escrito mucho sobre su vida, algunas versiones son algo novelescas, como la del rapto de su primer esposa por la negativa de los padres al matrimonio, a la que luego desheredaría para unirse a una hermosa viuda. Hay versiones de tener preparado un manuscrito de su aventura para ser publicado, a la que se agrega la entrevista con Daniel Defoe que lo visitó en su pueblo y a quién se dice confió el escrito. A fines de 1721 se embarcó con grado en la H.M.S. “Weymout”. (H.M.S. sigla en inglés de His Majesty’s Ship, Buque de su Majestad). En 1723 viajando por las costas de África se cree que bebió agua contaminada y murió de una enfermedad tropical.
Veamos la trascendencia de su peculiar aventura. En Londres, aparte de los comentarios verbales de la tripulación arribada, con los lógicos aportes de la imaginación, clásico en la época y en esos niveles sociales, su historia en aquella lejana isla fue bastante conocida. Los periódicos publicaban versiones y al poco tiempo se conocieron dos publicaciones de memorias. Una de un oficial del “Duque” Edward Cooke y otra del capitán Woods Rogers, esta última incluida en su libro sobre su viaje alrededor del mundo con el título de “Narración de cómo Alejandro Selkirk vivió cuatro años y cuatro meses solo en una isla” También en 1713 el periodista y escritor Richard Steele tomó el tema y publicó un artículo en la revista “The Englismen” o “The English Man” siendo esta publicación la que habría motiva a Daniel Defoe.
Hemos llegado al final de la vida de Selkirk y conocemos algunos aspectos de su vida previa a su singular aventura, y la no menos venturosa vida posterior. Pero de aquella peculiar situación vivida durante cincuenta y dos meses, sólo conocemos la causa pero no la certeza sobre si lo dejaron o se quedó y de su estada sólo aquello que pudo verificarse, las chozas, las cabras, los gatos. Todas las otras acciones que conocemos, tienen que superar la versión muy difundida que Selkirk guardó un profundo silencio sobre su estada en la isla. Pero hemos omitido intencionalmente un momento importante en la vida del marinero y es nada menos que su entrevista con Daniel Defoe en Bristol. De esta entrevista determinadas fuentes dan diferentes detalles del lugar. Una enciclopedia publica un grabado de la casa; otra indica el nombre de la propietaria, Damaries Daniel y otras fuentes señalan que la reunión se realizó en la antigua taberna Del León Rojo y destacan la cantidad de notas que tomó Defoe. ¿En esta entrevista, donde fuere, pero de la que no hay duda, Selkirk, habrá roto su silencio y relató a Defoe todo su lapso de vida en la isla y sus trabajos en ella que podrían incluir la siembra? Si nos atenemos a la versión de la Enciclopedia Británica según la cual Selkirk, tiempo después de la entrevista, manifestó a Mrs. Daniel que había puesto en mano de Defoe sus papeles, nada se puede negar.
Como hemos visto, de cada hecho que produjo Selkirk en su vida pre y post isla de Juan Fernández hay variadas versiones y esto puede deberse en parte, a que el hombre no haya sido muy accesible, salvo en la entrevista con Defoe. Por otra parte es posible que la vida del marino presentada como antecedente del Robinsón Crusoe, sea en realidad complemento del mismo transcribiéndose fuentes, notas o datos muy difíciles de verificar. Sean o no veraces las distintas versiones, nos vemos obligados a señalar una paradoja que se produce al ser Selkirk el motivador de Robinson, pero este personaje, a su vez, es el motivador de la vigencia de la aventura de este hombre. Porque a pesar de la difusión de la época, sería muy difícil que la supere por mucho tiempo, y hubiera quedado en el olvido, salvo esos relatos de antiguas crónicas que periódicamente afloran en una revista o comentario radial esporádico. Ejemplo de esto son las que se titulan robinsonianas relacionadas con el Robinson que se producen en las islas de Juan Fernández. Un ejemplo es el caso del austríaco que a fines del siglo XIX intentó colonizar la isla y fracasó. Por esto en Chile se llamó el último Robinson.
De todos modos, ya sea por su relación con el Robinson o bien como aventura independiente de la obra que motivó, sobre Selkirk se ha escrito mucho y hasta nuestros días. Aparte de las ya mencionadas publicaciones inmediatas a su vivencia efectuadas por los marinos que lo rescataron y los artículos del periodista Steele que motivaron a Defoe, a fines del siglo de su aventura fue recordado de manera muy peculiar. En efecto, aparecieron unos versos que el autor, al publicarlos los atribuyó al propio marinero. Los versos fueron escritos por William Cowper, persona que periódicamente era internada en asilos para dementes, pero sus supuestos versos del marinero fueron exitosos, tanto que eran leídos en las escuelas en las clases de lectura o literatura de Londres.
El escritor norteamericano William Dean Howell (1837+1920) fue autor de un libro titulado “Biografía de Alejandro Selkirk ”. Debido a que hacía casi un siglo que la historia del motivador de Robinson no tomaba vigencia tuvo aceptación a pesar de que muy pocos creyeron que se trataba de papeles del mismo Selkirk. La realidad es que su libro se basó en comentario de familiares descendientes del marinero que le dieron datos sobre la vida del mismo. Ernesto Morales, escritor argentino que entre sus varias obras de aventuras, publicó en 1948 “Historia de Selkirk” con un subtítulo significativo “El verdadero Robinson” ha sido fuente de lo que hemos tratado del marinero, pero no compartimos la opinión del subtítulo. Este autor también presenta a un epígono de Selkirk, caso real del siglo XIX. Además de Morales, en nuestro país Selkirk también será recordado nada menos que por Jorge Luis Borges. La aventura del marinero lo motivará para una breve página en verso titulada “Alexander Selkirk” que forma parte del contenido de uno de sus libros editado en 1964, titulado “El otro, el mismo”. En la poesía dedicada a nuestro marino, acorde con el título del libro, el otro, es el mismo Selkirk en sus diferentes vidas de náufrago solitario y hombre rodeado de gente que escucha su famosa historia.
Un par de años atrás, Diana Shouami, con “La isla de Selkirk” libro editado en Chile por Tusquets en el 2001, obtuvo el premio inglés Whitbread y ha renovado todo aquello que se pueda discutir sobre la vida del marinero escocés manteniendo la idea de ser el verdadero Robinson, idéntica opinión a la de Morales, que da lugar, a que, periódicamente, aparezcan recuerdos periodísticos sobre el tema. Selkirk también tiene su iconografía. En la Revista “Américas” se reproduce un cuadro imaginario de su persona en la isla realizado por Rosemary Sage encargado por un escritor, James Bruce, estudioso del marinero y su aventura.

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SEGUNDA PARTE: El hito.

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Capítulo V
Daniel Defoe ( I )

Su espacio y su tiempo.
Escritores, mecenazgos y editores.
Su agitada vida personal.


La secuencia de los títulos correspondientes a los parágrafos que componen el capítulo nos permitirán acercarnos a la comprensión de parte de esa vida tan agitada que vivió Daniel Defoe. Decimos parte, porque este individuo como todo humano, al margen de los condicionamientos, toma decisiones propias de su personalidad y marca los límites de los actos a realizar. La agitada vida quizás fue más calma después del Robinson —aún cuando no en forma definitiva según veremos— pero no quedan dudas que muy fecunda literariamente..

Su espacio y su tiempo.

Su espacio, la isla de Gran Bretaña de fines del siglo XVII y principios del XVIII. Políticamente, en la actualidad, la isla se encuentra igual que en aquella época, porque fue en esos años que se definió el estatus político de los países que la componían. El hecho es muy significativo para nuestro tema porque en la gestión de unificación con Escocia intervino Defoe. Pero veamos cuales son las regiones de los países de la isla de Gran Bretaña que fueron absorbidos por la hegemonía de uno de ellos. Los propiamente ingleses de épocas históricas ocupaban el centro-este de la isla y llamaban a su país Inglaterra siendo su capital Londres. Por el siglo XIII dominaron al País de Gales con capital en Cardiff que ocupa una ancha península al sud oeste, que a pesar de la resistencia sólo logró mantener su independencia cultural. Los colonos galeses del Chubut salieron de su país por la presión que sufrían por parte de los ingleses debido a un rebrote de nacionalismo galés en el siglo XIX que no tuvo éxito. Escocia ocupa el norte de la isla. El país del norte, con capital en la ciudad de Edimburgo, a igual que Gales, sufría el apremio inglés, pero su resistencia era firme hasta que por cuestiones dinásticas, que trataremos más adelante, en 1603 Jacobo VI de Escocia asume como Jacobo I de Inglaterra y de hecho se unifican las coronas. En 1651 Cronwell produce la unificación, en realidad la incorporación, pero recién en 1707 con la participación de nuestro autor, se firmó el Acta de Unión quedando formalizado el Reino Unido de la Gran Bretaña, actualmente con el aditamento de “e Irlanda del Norte”
Irlanda es otra de las islas británicas, archipiélago que lo conforman muchas otras menores. La de Irlanda se encuentra al oeste de la Gran Bretaña que por las mismas épocas sufrió los mismos embates del reino de Inglaterra y quedo sometida y muy expoliada por los propietarios y gobernantes ingleses a más que la población se mantuvo fiel a la iglesia católica en oposición al protestantismo y de hecho al anglicanismo. Parte de este proceso histórico se verá en oportunidad de tratar a Jonathan Swift, contemporáneo y tan célebre y vigente su “Viajes de Gulliver” como el “Robinson Crusoe” de Defoe pero con diferentes mensajes. Pero los irlandeses no cesaron su lucha por la independencia a lo largo de los siglos lográndola en el XX. En 1949 se proclamó la República de Irlanda que ocupa la mayor parte de la isla, el Eire, con su histórica capital en la ciudad de Dublin, quedando algo menos de un veinte por ciento de territorio al noreste, el Ulster, capital Belfast, que por tener mayoría de población de origen inglés, se mantuvo adherida al Reino Unido tomando el nombre de Irlanda del Norte que se agregó al de Reino Unido de la Gran Bretaña.
El archipiélago británico está situado al oeste de Europa, separadas del continente por el canal de La Mancha. Éste es su lugar en un mapa físico, pero puede decirse que los británicos estaban con sus barcos de marinos comerciantes, corsarios y piratas, presentes en gran parte del mundo, ya bastante conocido en época de Defoe, y lo estarán en lo que falta conocer. En efecto, habíamos visto el paulatino ascenso en el dominio del mar logrados por Inglaterra en tiempos de Isabel I, dominio acrecentado con la derrota naval de la armada invencible de España. Por otra parte, en el orden interno, la reina reestableció el credo nacional anglicano, aspecto religioso muy vinculado con su relación con España. Pero con el advenimiento de la dinastía Estuardo de tradición católica, a la lucha por el poder entre la corona y el parlamento, se sumará el tema religioso. Será cruento entre católicos y la iglesia anglicana, a la que se sumarán los calvinistas que se enfrentarán a ambos. Además, en la misma iglesia anglicana el clero oficial tendrá problemas con los disidentes puritanos. A raíz de este enfrentamiento interno muchos de estos puritanos abandonarán el país y se transformarán en los colonizadores de América de Norte.
La dinastía escocesa de los Estuardos, se inicia en Inglaterra con Jacobo I (1603+1625) (Jacobo VI de Escocia) hijo de María Estuardo que fuera reina de Escocia. Por breve tiempo lo fue de Francia al enviudar del rey Francisco II y vuelta al trono de Escocia al morir su madre, María de Lorena que reinaba en su ausencia. Se volvió a casar dos veces más, pero el último fue resistido por los escoceses por sospechas del asesinato del segundo por parte del tercero. Abdicó a favor de su hijo que será Jacobo VI y huyó a Inglaterra, donde Isabel I, la tuvo prisionera durante dieciocho años desde 1570 a 1588 por temor a la disputa del trono y al final ajusticiada acusada de organizar una rebelión. El amor maternal de su hijo, en esos momentos Jacobo VI de Escocia, no se hizo sentir en el proceso a su madre, porque por el año 1588 su prima Isabel I ya no tendría descendencia y él era el más firme candidato por lo que fue rey también de Inglaterra, claro que bajo juramente de reconocimiento del anglicanismo, contrariando la tradición católica de su familia y su madre, pero con el tiempo fue retomando su catolicismo y también un fuerte autoritarismo.
Su hijo y sucesor Carlos I (16251649) también católico, debe sumar al enfrentamiento con la iglesia anglicana, el del parlamento por su absolutismo. El parlamento no solamente le niega la aplicación de impuestos sin la aprobación del cuerpo, sino que ante la resistencia de Carlos I, lo destronan y los extremistas comandados por Oliverio Cromwell lo sentencian a muerte, decapitándolo en 1649. Luego sucederá el período de la república de Cromwell y su hijo Ricardo hasta 1660, año que se producirá la restauración monárquica con nuevos Estuardos. Carlos II (1660+1685) que para poder reinar debe fingir el apoyo al anglicanismo, por lo menos en un principio, y luego, Jacobo II (1685-1688) que aparte de ser declaradamente pro católico, es acusado también de absolutista. Es sobre el último de estos reyes que en 1688 se produce la llamada Revolución Gloriosa con la Declaración de Derechos que no es más que el traspaso del poder del rey al parlamento, dando fin al absolutismo e iniciando (muy entre comillas en esa época) la democracia parlamentaria. Se dicta la libertad de cultos, excepto para la católica, que explica la acusación de absolutismo de los Estuardos y el carácter de esa “libertad de cultos”. La corona pasará en forma rápida, muy calculada de antemano, tanto por lo revolucionarios como por el postulado, el Estatuder de Holanda de la casa de Orange. El elgido desembarcó en la isla con un ejército y derrotó la defensa real. Jacobo II es destronado y logra huir a Francia. El estatuder holandés será coronado como Guillermo III (1689+1702) en unión con María, su esposa, hija de Jacobo II, (pero protestante) al que le sucederá la reina Ana (1702+1714), también hija de Jacobo II. Durante estos reinados se producirán en Inglaterra importantes evoluciones científicas e ideas básicas para las libertades humanas del futuro que resumiremos brevemente en el párrafo siguiente. Los siguientes reyes ingleses serán los Hannover, Jorge I, II y III.
El marco geográfico sobre el que se desarrolla la historia durante la vida de Defoe, no es solamente la continuidad de las luchas políticas por el poder y las religiosas, aspecto este último que en el ámbito de gobernantes, salvo excepciones, lo fue también por el poder. Sólo los pueblos llanos luchaban por su fe. Será también en esa época cuando los movimientos del Racionalismo y la Ilustración sientan las bases intelectuales para la Revolución Industrial y la Revolución Francesa. Es en la geografía de Inglaterra donde la historia nos presenta a Isaac Newton (1642+1723) que, con su “Principia Matemática” publicada en 1687, confirma a la humanidad las verdades de Copérnico, Kepler y Galileo. También perfecciona a Descartes y el mundo de la naturaleza pasará a ser estudiado y medido por medio de la matemática, la física y más tarde también analizado por la química. En el mundo de la filosofía del conocimiento e ideas que afectan las relaciones de los ciudadanos con los gobernantes en las sociedades civilizadas organizadas, John Locke (1632+1704) publicará en 1690 “Ensayo relativo al conocimiento humano” y “Segundo tratado de gobierno civil”. En el primero expone los fundamentos de la corriente empirista, de la que será uno de sus iniciadores, aquella que plantea que al nacer, la mente humana es una tabla rasa, un papel en blanco. Los conocimientos de los hombres proceden de la percepción de los sentidos y la experiencia. Además, el nombre de Locke estará presente en todos los acontecimientos políticos y sociales que comienzan a producirse a partir del siglo XVIII, por los postulados del segundo de los libros señalados. Señala las libertades inalienables del hombre y principalmente las defensas de éstas frente al poder delegado a los gobernantes. Fue el iniciador de la ideología liberal. De este pensador tomamos un ejemplo aclaratorio de una de las características del conflicto entre la fe y la razón propia de la época y profundizada en el Iluminismo del siglo siguiente, porque él era un hombre de sentimiento religioso. La aclaración es que en realidad, la negación de la fe en Dios, en la llamada era de la razón, sólo era sostenida por los ateos, porque la cuestión religiosa para los racionalistas, salvo posiciones radicales, era más bien de indiferencia, porque el enfrentamiento y las críticas estaban dirigidas más al clero que a la fe misma. En cuanto al tema planteado en su país y en su época sobre la tolerancia religiosa, observamos cierta contradicción en sus principios sobre la tolerancia, porque Locke toma partido por la exclusión de los católicos de toda tolerancia. Los considera políticamente peligrosos al obedecer a un príncipe extranjero, el Papa. Pero esta justificación no es una opinión de mixtura entre religión y política, sino que reafirma uno de sus postulados sobre la separación de las cuestiones políticas y religiosas. También declara ser intolerante con los ateos. Ante esta posición debe recordarse que la lucha en Europa continental y en Inglaterra por los bandos de diferentes creencias tuvo altos niveles de crueldad y las posiciones pasaron a ser extremas. Locke, por oposición a Jacobo II por absolutista y católico, volvió del exilio en el mismo barco en que arribó a la isla Guillermo de Orange.

Escritores, mecenazgos y editores.

La situación de Defoe en cuanto escritor, similar a la de la mayoría de los de su tiempo, se encuadra en una época de grandes cambios, donde la literatura —uno de los factores de los mismos— sufrirá sus efectos. Un cambio fundamental, en esos momentos sólo para Inglaterra, fue el acta de derecho de propiedad del autor de 1709. Posteriormente otros países europeos y Estados Unidos legislaron al respecto y en 1869 por la Convención de París se universalizó la titularidad de las obras que se respaldan con el “Copyright” simbolizado con el clásico © y el número de inscripción en el I.S.B.N., sigla inglesa de “International Standard Book Number”, Número Internacional Uniforme para Libros. En nuestro país la primera ley de propiedad literaria y artística se dictó en agosto de 1910 surgida de un proyecto del diputado Manuel Carlés. El diputado se hizo eco de una situación planteada por el político y escritor francés Geogerge Clemenceau que por entonces se encontraba en Buenos Aires dando conferencias. Clemenceau descubre que una companía francesa estaba representando, en esos momentos, la obra “Le voile de Bonheur” de su autoría en el teatro Liceo sin su consentimiento. Intentó acciones judiciales pero vio frustrado su intento porque en el país no existía legislación sobre derechos de autor. Ley de La ley de Propiedad Intelectual Nro. 11.723 promulgada en 1933 actualmente se encuentra reformada acorde con las nuevas formas de expresiones.
Volviendo a la situación de los escritores en la época de Defoe, se debe señalar que poco tiempo antes del acta, los cortesanos eran prácticamente los únicos que ejercían la función de mecenas de los artistas y escritores debido al escaso público de sus obras, incluso de autores de obras brillantes, que en prestigio se confundían con los no tan brillantes, incluso mediocres, debido que el prestigio dependía en gran medida del protector que lo auspiciaba. Luego, cuando el poder recayó plenamente en el parlamento, la política desplazó a los cortesanos del mecenazgo. La función pasó a los altos dirigentes de los partidos políticos en épocas que el poder estaba aún no plenamente dominado por los liberales y tanto éstos como los tories, necesitan de apoyo literario y mantenían a los escritores en puestos bien remunerados. Muchos de los famosos nombres que dominaban la pluma los obtuvieron, incluso Defoe, antes de Robinson por sus trabajos periodísticos, después no lo necesitó, no sólo por su éxito, sino también por nuevos cambios.
Uno de los cambios es el cese o disminución del mecenazgo político por el dominio liberal al que ya, sin desecharla, la literatura partidaria no le era imprescindible. Este cambio tuvo su paralelo en otro más importante para la literatura que se venía produciendo lentamente, pero que entrado el siglo XVIII se evidencia. Será la ampliación del número de lectores, que de círculos selectos fue pasando a un número indeterminado de lectores anónimos. El éxito estaba ahora en la aceptación de la obra. Estos cambios producen dos efectos inmediatos, por uno de ellos, se verá a muchos escritores trabajando en tareas de escribientes, ya no podrán vivir de la literatura si su libro no tiene aceptación del público. El otro efecto es, ahora plenamente, la aparición del editor, que a su vez producía también un doble efecto, el principal era la libertad del escritor, no tener que escribir para, sino su libre pensamiento, pero por otra parte pasaba a tener una gran dependencia de los editores, principalmente económica, situación de la que veremos un claro e interesante ejemplo con el propio Defoe.

Su agitada vida personal.

Daniel Defoe nació en la parroquia de St. Giles Cripplegate, Londres, alrededor de 1660. Su padre era un modesto comerciante, que algunos autores indican como carnicero, que con su esposa conformaban una familia de hondo sentimiento religioso puritano. El apellido paterno era Foe, pero Daniel antepuso el “De” algunas veces separado y otras de corrido, rara decisión, ya que la comenzó a usar cuando tenía más de cincuenta años, de allí que en escritos antiguos aparezca su apellido como De Foe. El sentimiento religioso puritano de sus padres fue mantenido con fervor por Daniel y luchó por los derechos de su disidencia ante la Iglesia Anglicana y contra los afloramientos católicos. Después de estudios para sacerdocio prebisteriano que abandonó, comenzó su vida adulta dedicándose al comercio, motivo que lo llevó a viajar por distintos países de Europa. Se casó con Mary Tuttlery una mujer de buena posición, matrimonio del que nacieron siete hijos. Sus estudios religiosos y actividad comercial no le impedían actuar políticamente contra el descontado absolutismo y catolicismo que aplicaría Jacobo II. Tales supuestos se concretaron y llevó, como sabemos, a la llamada Revolución Gloriosa de 1688/89 que trasladó el poder al parlamento. Defoe quedó comprometido en la fallida sublevación del duque de Monmouth en 1685, un hijo natural de Carlos II que le disputó el trono al monarca, pero éste lo derrotó y lo hizo ajusticiar. Para Defoe significó la cárcel por un tiempo. En los últimos capítulos nos encontraremos con recientes novedades sobre el origen o motivación del Robinson a raíz de este encarcelamiento. Esta situación más el mal manejo de sus negocios lo llevaron a la quiebra de los mismos creándole una difícil situación económica por la que quedó muy endeudado y desprestigiado. Por un tiempo poco o nada se sabe de él hasta que reaparece en su nueva actividad que será periodística, posiblemente aprovechando que en 1695 se había establecido la llamada libertad de imprenta y podría decirse, nace el periodismo inglés, que será imitado en otros países de Europa. Para Defoe fue un doble aprovechamiento porque sus escritos apuntaron al apoyo del nuevo monarca. Por otra parte, si bien el rey contaba con aceptación generalizada, en algunos sectores pesaba cierto prurito sobre su origen extranjero. La defensa del rey en este aspecto le permitió destacarse publicando en 1701, un poema de carácter satírico “The True-Born Englishman“, “El verdadero Inglés nato” que nada tenía de poéticos pero de contenidos muy convincentes que le reportó beneficios periodísticos y políticos. También en el mismo año, había publicado “Razones para una guerra” apoyando la posición real de intervenir en la guerra de sucesión española, contra ese país y Francia, como parte de la política exterior inglesa del equilibrio de poder europeo. Recordemos que la sucesión fue de Carlos II de España al duque de Anjou, Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV y María Teresa de España hermana de Carlos II. Un francés en la corona de España era peligroso par Inglaterra. En 1701 en España con Felipe V se inicia la dinastía de los borbones a la que pertenece el actual rey de España Juan Carlos I. La actividad pro oficial le permitió a Defoe recuperarse económicamente y con las últimas publicaciones, formar parte de los grupos oficialistas que reciben el favor real. Además durante este reinado su credo quedó amparado por la ley de “libertad de cultos” surgida de aquel principio de tolerancia religiosa, pero que privaba a los católicos del suyo con consentimiento del tolerante Locke y la aversión católica de Defoe que la manifestará a través de un futuro personaje.
Por esa época ya había logrado cierto prestigio como observador social por la publicación de un interesante trabajo en el que propone creaciones de establecimientos para la educación de marineros y mujeres; una academia inglesa al estilo de la francesa; otra militar y el tiro al blanco como deporte nacional, más varias iniciativas de interés social. Tituló al trabajo “Essay on Projects”, “Ensayo sobre proyectos”. Este título califica el estilo literario político de la época que fue el ensayo, forma que se desarrolló a través de publicaciones periódicas, revistas de temas misceláneos, en la que el director o autores exponían ideas o consejos que en muchos casos no eran más que pasquines panfletarios, estilo muy usado por Defoe. El ensayo como sátira política también fue usado por Jonathan Swift, pero quienes más se destacaron en esta forma de publicación fueron Sir Richard Steele y Joseph Addison. Para algunos autores, nuestro hombre sería un intermedio entre los ensayistas y los novelistas ingleses del siglo XVIII —que desde mediados del mismo los hubo de alta calidad literaria— debido a que su fecunda obra abarca las dos temáticas. Pero en general no lo incluyen entre los de alta calidad, porque para muchos críticos el éxito de una obra, y en particular del Robinson, no significa necesariamente reconocer alta calidad literaria.
Pero la vida exitosa de Defoe feneció en 1702 con la defunción del rey. La sucesora al trono, la reina Ana, vuelve a reafirmar la Iglesia Nacional Anglicana y de oficialista pasa a ser severo crítico. En 1703 escribe a favor de los disidentes “El medio más eficaz para con los disidentes” es una pieza en la expone claramente su estilo realista, estilo con el que se logra dar la impresión de realidad a una ficción. La sátira resultó ofensiva para los anglicanos gobernantes por lo cual fue nuevamente encarcelado. Le cortaron parte de la oreja y con cepo lo pusieron en la picota, lugar en la entrada de los pueblos donde se exhibía a los reos para avergonzarlos. Pero no deja dudas de su valentía y visión periodística al especular con la afrenta a su persona y escribir luego de los meses de cárcel “Himno a la picota” por lo que vuelve al calabozo, pero popular y famoso. En efecto, el pueblo cantaba el himno en las calles, la situación fue aprovechada por un grupo de influyentes políticos, cuya cabeza era Robert Harley, nuevo líder tory —que fue primer ministro de la reina Ana desde 1710 hasta el fin de su reinado en 1714— y lo rescatan para que escriba para ellos. Incluso logran que la misma reina Ana lo proteja. Suponemos que su posición whig no la abandonó, sólo quedó suspendida y silenciada por las circunstancias. ¿Pragmatismo.?
Defoe desde 1704 hasta 1713 se dedicó de lleno al periodismo, con participación en la política de alto nivel que veremos más adelante. Periodísticamente editó su propio periódico “The Review” (La Revista) que publicaba la actualidad política teniendo en toda la década de vigencia gran demanda en la sociedad londinesa, principalmente por su sección “The Scandal Club” donde no quedaba escándalo ni miserias humanas sin detallarse minuciosamente. Al final, por breve tiempo le había cambiado el nombre por el de “Mercator”. La Revista, fue antecedente de “The Tattler” (El chismoso) de 1709 y “The Spectator” (El espectador) de salida diaria entre marzo de 1711 y diciembre de 1712. Estas, una periódica y otra diaria, lo superaron por la calidad de los artículos. Las tres publicaciones, llamados hojas públicas, representan el prototipo de las páginas de ensayos. La de Defoe marcó el rumbo, también para las de este tipo de publicaciones en otros países europeos, pero fueron los dos autores siguientes las que nominan este período. A estos dos periódicos, los creó el citado Sir Richard Steele y suele aparecer que el segundo fue creación de Samuel Addison. En realidad, tanto en una como en otra escribía Addison y otros polemistas, entre ellos Swift en su etapa whig, pero en “The Spectator” había preponderancia de Addison. Era éste, un hombre de prestigio, miembro del parlamento, que brindaba mejor nivel de información. A pesar de ser un pleno whig, la tolerancia con los adversarios tories y la exactitud y calidad de sus críticas, imponían el respeto de todos. Se dice que la reina Ana leía su hoja en el desayuno. Una característica que tomó la segunda de las publicaciones fue la de censurar las malas costumbres y destacar el buen comportamiento que el súbdito debía tener en la sociedad británica, que en general eran artículos de la pluma de Addison. Años después estos artículos recibieron el elogio del escritor, crítico y lexicógrafo Samuel Johnson, conocido en literatura como el doctor Johnson (1709+1784), muy tory, al comentar que para conocer y actuar en perfecto estilo inglés había que leer a Addison. De estos tres ensayistas, que ocuparon la atención en las primeras décadas del siglo XVIII en Inglaterra por sus llamativos artículos, Defoe era más de una década mayor que Steele y Addison. Ambos autores nacieron en 1672 y además estudiaron en el mismo colegio y mantuvieron una permanente amistad hasta la muerte de Steele en 1719, diez años antes que su compañero y amigo. Steele, era de temperamento y modo de vida, diferente a la Addison, quizás más atractivo, personal y políticamente, pero esa forma desordenada de vida no le permitió alcanzar el nivel de conocimiento y madurez de su colega, pero no hay duda que en todo lo actuado en conjunto, la punta la hacía Steele. También fundó otras hojas como “The Guardian” y “The Engleshman”. Defoe, a pesar de ser mayor los sobrevivió, nuestro autor murió en 1731. Durante el período periodístico de la revista, en 1706, Defoe escribió una obra de poco éxito “Aparición del señor Veal” raro escrito sobre apariciones misteriosas y al año siguiente “Historia de la Unión” Esta última relacionada con su participación en las tratativas de unificación de los parlamentos de Inglaterra y Escocia logrado en 1707 que amplía el nombre de Inglaterra al de Reino Unido de la Gran Bretaña.
En 1714 ante un nuevo monarca, Jorge I Hannover, caerá políticamente Harley y el oficialismo se trasformará en whig. Defoe seguirá siendo periodista tory, grupo que tenía su órgano de crítica en el “Mist’s Journal”, pero claro, él era por convencimiento whig y era para quienes realmente trabajaba en secreto en esta nueva etapa que su partido estaba en el poder. Defoe, siempre pragmático, actuaba en el periodismo tory en función de espía, acción que al ser descubierta lo desprestigiará afectando a su situación económica..
Sin embargo descubrirá un posible filón para explotar. Será la aventura de Alejandro Selkirk. La versión generaliza es la que, tras la lectura del citado artículo de Steele, maquinó la idea de llevar el tema a la novela. Fue la motivación a partir de la cual debe suponerse comenzó un trabajo heurístico, esto es, la consulta de lo escrito y conocido sobre solitarios en islas, que bien pueden ser muchas de aquellas obras —para nuestro objetivo los antes— que en las bibliotecas de los ricos de Londres tenía a mano, a todo lo cual se debe incluir la entrevista con Selkirk. De esa entrevista derivan algunas muy severas versiones como aquella sobre la posibilidad de un manuscrito del marinero con promesa de publicación, luego devuelto alegando imposibilidad de realizarla, pero que, al poco tiempo, apareció el Robinson Crusoe. La publicación no fue fácil lograrla, a Defoe le costó encontrar editor para publicar su trabajo, al fin uno, llamado Taylor, le pagó por el manuscrito de Robinson Crusoe, se dice diez libras esterlinas por “un libro” de hasta 350 páginas. He aquí el interesante ejemplo que prometimos en el parágrafo anterior sobre la nueva y libre situación de los escritores ante el libre mercado de libros dominado por los editores. Una nueva etapa comenzará para su vida.

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Capítulo VI
Daniel Defoe ( II )

El éxito de Robinson Crusoe.
El personaje.
Producción literaria posterior.


Como de tantas otras obras de gran difusión y permanencia, se acostumbra decir que el Robinson Crusoe es el libro más editado después de la Biblia y “El Quijote”. Hacemos caso omiso de la magnitud que se pueda atribuir, tanto a la cantidad de ediciones como a la trascendencia del personaje, dejando a criterio de los lectores tal consideración. Sólo señalamos que la primera edición fue a principios del siglo XVIII y que a principios del siglo XXI se sigue editando. Pero, además, también hay ediciones actuales de algunas obras de su producción literaria posterior al Robinson que fue considerable en cantidad y variedad de temas.

El éxito de Robinson Crusoe.

En 1719, un 25 de abril, apareció la primera edición de “Vida y extrañas y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe de York, navegante” con un subtítulo larguísimo que rezaba: “La vida y extrañas y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero, que vivió veintiocho años completamente solo en una isla deshabitada de las costas americanas, cerca de la desembocadura del gran río Orinoco, por haber sido arrojado a la costa en un naufragio en el que todos los demás hombres perecieron, salvándose sólo él; con la explicación de cómo, al fin, fue extraordinariamente liberado por unos piratas; escritas por él mismo”. La última frase es significativa, la edición no llevaba nombre de autor, por que la intención era presentarlo como que eran memorias auténticas, estrategia que también aplicará en otros relatos y novelas posteriores. Ante las críticas por esta falsedad, que gran parte del público lector y los enterados por comentarios lo creyeron en los primeros tiempos de la publicación, Defoe defendió el libro señalando que el personaje es un hombre vivo, firmando su defensa o respuesta como, yo Robinson Crusoe.
Hemos incorporado este subtítulo, en realidad casi una introducción, para anticipar a todos aquellos que no hubiesen leído el Robinson, las diferencias con la aventura de marinero Alejandro Selkirk, que lógicamente ha sido motivo de muchas controversias, tema que se ampliará “in extenso”. Pero lo más importante de aquel momento del nacimiento de la obra fue que el libro resultó ser, a términos modernos, un “boom” o “best seller”. Al mes siguiente de la salida de la primera edición, ya aparecieron los primeros ejemplares de una segunda, y antes de terminar el año hubo una tercera y cuarta; en pocos años después, muchas más.
Defoe publicó una segunda y tercer parte continuadoras de la vida de su personaje, que fueron: “Las nuevas aventuras de Robinson Crusoe: la segunda y última parte de su vida” y “Reflexiones sobre la vida y las sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe: su visión en el mundo angélico” Aparte del aprovechamiento de un personaje de éxito, filón al que es difícil eludir la tentación de seguir explotando, para algunos críticos fue una necesidad de mantener la potestad del personaje, siempre susceptible de apropiación ajena con pequeñas variantes que son las formas de plagio, de las que hubo varias en Europa continental. Se compara el hecho con lo sucedido a Miguel de Cervantes Saavedra por los plagios inmediatos a su obra que lo obligaron a escribir una segunda parte para mantener la continua identidad con su Quijote. Pero a estas continuaciones de Robinson, se impuso el adagio de que segundas partes nunca fueron buenas —en este caso de lo más acertado— porque quedaron muy lejos, tanto de la calidad como del éxito original, salvo en un primer momento la segunda parte.
Si alguien considera exagerado las inmediatas ediciones, tendrá alguna razón en sospechar al relacionarlo con la proporción de gente en condiciones de leer en la época, pero fue así dentro de esos escasos porcentajes. Pero hay más, la demanda no terminó en Inglaterra, se extendió por toda Europa —con excepción de España donde estuvo prohibido por un tiempo— con múltiples traducciones y se proyectó a todo el mundo.
Como caso extraordinario en un artículo de la Revista “Américas”de la OEA, se indica sobre la existencia en la Biblioteca Pública de Nueva York, de un ejemplar en idioma Zulú. Lo consideramos interesante pero nada extraordinario si recordamos que el pueblo Zulú habita en Sudáfrica, uno de los puntos más fuerte de los asentamientos coloniales ingleses. Resulta fácilmente explicable que se haya traducido a ese idioma nativo cuyos hablantes conviven con ingleses. Pero si todo esto fuera poco, como dicen los vendedores de grandes ofertas comerciales, hoy día se encuentran ediciones recientes y hace más de doscientos ochenta años que apareció la primera. ¡Cuántos escritores se conformarían con el número de ediciones de los primeros años del Robinson para sus libros! (Incluimos al presente libro).
Algunos críticos asignan a Defoe el carácter de ser el primer novelista inglés, pero para otros, —la mayoría— consideran prioritarias en este género a las obras de Henry Fielding (1707+1754) con “Joseph Andrews” o las de Samuel Richardson (1689+1761) principalmente por “Pamela”.
Robinson Crusoe, es criterio generalizado, fue escrito con fin comercial, Para Taine, aparte del atractivo tema y el ágil desarrollo, es un mensaje religioso, social y político por cuanto está siempre presente la fe en Dios, proyección de su religiosidad puritana y el optimismo perseverante frente a las adversidades, salvando las necesidades con su propio esfuerzo. Es social porque representa el sentimiento propio de la burguesía media que se sentirá identificada con el personaje triunfador y representa también el espíritu de los liberales, al que Defoe, a pesar de sus alternativas políticas interesadas, nunca renegó. En “Historia Social de la Literatura y el Arte”, obra cuyo título y contenido, es el ámbito más propicio para conocer la proyección social del Robinson, su autor, Arnold Hauser, nos dice que para las clases medias británicas, el personaje se transformará en una especie de héroe nacional. Para muchos, el libro es considerado como un mensaje de los liberales whig, en oposición al conservadorismo tory literariamente representado por Jonathan Swift autor del célebre “Los viajes de Gulliver” El Capítulo VII está dedicado a este autor.

El personaje.

Por los objetivos de este capítulo sobre el personaje que tratamos, el mismo aparecerá como persona de existencia real en la que expresa todo su pensar y acción. Pero sin olvidar que todo ese pensar y acción es la personalidad que el autor le otorga a su personaje. Aparte de conocer la personalidad de Robinson Crusoe, en este capítulo nos comprometemos en una toma de posición adversa a la idea tan divulgada que el verdadero Robinson Crusoe es Alejandro Selkirk, reiterando lo ya señalado que la aventura de este hombre fue sólo la motivación para especular el tema. Como metodología, para avalar la posición, señalaremos las diferencias entre ambos personajes sobre la base del desarrollo del Robinson y lo que ya conocemos de la vida de Selkirk.
A pesar de que la intención es establecer diferencias, éstas parten de algunas similitudes, de lo contrario no hubiese existido motivación para el Robinson. Se destacan en esta similitud los sentimientos de la vida en soledad, que si bien para Robinson lo será hasta la aparición de Viernes, ya había sufrido veinticinco años en esa condición y que de hecho marcan también una gran diferencia ante los cuatro vividos por Selkirk. Similitud es también el hecho que ambos personajes eran súbditos ingleses, que lleva a otra, el temor común a los españoles, aún cuando de este caso también parten grandes diferencias que veremos más adelante. No pueden dejarse de tener en cuenta las realizaciones, esto es, los duros trabajos para la supervivencia, si bien muy superadas por Robinson, aún cuando las de Selkirk podrían ser más que las conocidas, y estarían detalladas en el supuesto manuscrito que el marinero entregara al escritor. Este tema, la hazaña en la tarea por sobrevivir, que no es poca cosa. Ha sido el mayor atractivo en todos los libros de aventuras afines para la mayoría de los lectores. Sin embargo, en el Robinson este aspecto es sólo el desarrollo de una gran aventura, el fondo está, como sabemos, en los mensajes tanto sociales, políticos y religiosos, y es ésta la gran diferencia. Pero no sólo con otros libros de aventuras como se ha señalado, sino también con la aventura de Selkirk.
Vayamos a las diferencias. Comenzaremos señalando los ámbitos geográficos y temporales. Los cuatro años y cuatro meses de Selkirk en una isla del Pacífico frente a Chile, fueron veintiocho años para Crusoe, en otra isla. Ésta al otro lado del continente americano, en el Atlántico, frente a la desembocadura del Orinoco, río representativo de Venezuela, por lo que podría pensarse en la toma del modelo de “La tempestad” de Shakespeare, que al hecho real de motivación lo trasladó a otra isla, de otro océano.
Las causas de que ambos personajes se encuentren en un determinado momento solos en una isla desierta es un punto del que parten grandes diferencias. Robinson Crusoe no era ningún afortunado económicamente, pero había nacido en un hogar de buena familia y honorable posición social y convencimiento religioso, que trataron de desalentar las ideas de navegante que tenía el joven hijo y que en un momento había aceptado. Sin embargo, una serie de hechos circunstanciales le hicieron olvidar los consejos familiares y se embarcó, dando comienzo a otra serie de aventuras riesgosas, que al concluir felizmente, lo enfrentaron con otra, el naufragio de un barco mercante en el cual viajaba. Su destino fue diferente al resto de la tripulación de la que nada supo. Su cuerpo fue arrojado por las olas a una isla desierta y en ese pedazo de tierra empezará la gran historia. La familia de Selkirk también era honorable, pero las razones por la que debió embarcarse, su primera aventura y como llegó a la isla, nos señalan antecedentes muy diferentes.
Durante ese gran espacio temporal de su vida, Robinson, mantuvo su fe en Dios, se sintió pecador por su pasado y salvó los momentos iniciales de angustia. Se sentía agradecido a la Divina Providencia de estar vivo y contar con los medios que le permitieron, no sólo construir más de una vivienda sólida, sino sembrar para elaborar alimentos y hasta crear un bosquecillo que le servía para ocultar uno de sus refugios como medida de mayor seguridad. Selkirk también contaba con una Biblia entre los escasos elementos que le dejaron, que pudo haber sido vínculo con Dios durante la soledad, soportarla, y proveerse de alimentos, que a igual que en la isla de Robinson contaba con cabras salvajes, pero salvo esta facilidad para carne y abrigo, ninguna construcción importante y habría que confirmar las versiones de cultivo. También, posiblemente, pudo sentirse pecador por su pasado como pirata, pero por el disfrute del botín a su regreso, obtenido de la piratería consumada con la tripulación del barco que lo rescató, si existió el sentimiento pecador en la isla, los siguientes actos de su vida, incluso sus dudosos casamientos, no le deben haber hecho sentir gran culpa.
Los actos de Robinson fueron altruistas, como el del arriesgar su vida para salvar a un condenado de antropófagos —Viernes— que sería su compañero y al que dio ese nombre, dando fin a la soledad y el posterior rescate de un hombre blanco, español, del que derivarán nuevas muestras de espíritu bienhechor. Sin embargo, a pesar de todo su altruismo y espíritu religioso puritano, por la esclavitud de otros seres humanos, no se sentía pecador. Tampoco era pecado para los católicos. Para todo blanco de la época el asunto era normal y todos se sentían con ese derecho. A quien sería su compañero lo tenía por sirviente. El hombre, salvo los elegidos transformadores, es producto de su sociedad y su época. Robinson Crusoe la expone en su máxima expresión, al ceder en venta a un joven moro africano de quien había recibido gran ayuda para salvar su vida. Estos dos últimos temas tendrán sus efectos en los críticos del siglo veinte que veremos en el último capítulo.
Robinson tuvo en su isla algunos beneficios superiores a los de Selkirk, tales como los elementos del barco naufragado y de uno posterior que le otorgó mayores posibilidades para la construcción de viviendas y medios de defensa. Sin embargo, Robinson, al principio, estará en situación desventajosa en el aspecto de los temores en sus respectivas islas, aparte de aquella común a los españoles. En efecto, Selkirk, sabía que la isla estaba desierta. Para Robinson la isla fue un gran misterio, motivo de gran temor hasta que la conoció y que no terminaron al conocerla. Por el contrario se reavivaron cuando descubrió en la arena de una de las playas, pisadas de un pie humano descalzo. El temor que le originó el descubrimiento se aprovecha hasta hoy, para presentar esas contradicciones que padecemos los humanos. Su gran dolor era estar fuera de su sociedad y además, sólo, pero al presentir la presencia de otro humano se asustó. Claro que la incógnita era de quien sería esa huella.
De aquella similitud de ser ambos súbditos ingleses y derivar otra que era el temor a los españoles, señalamos que partían diferencias. En efecto, Selkirk no podía disimular su condición de marino pirata, y su destino era la horca. En cambio, Crusoe —sin total seguridad del mismo destino— podía llegar a salvar esa situación con sólo conversar, pero tenía otros temores, que Selkirk no necesitaba plantearse. Estos temores eran por prejuicios religiosos y políticos que el marinero escocés podía tenerlos, pero ya los tenía resueltos en cuanto pirata victimario de españoles. Robinson como buen inglés protestante temía a los españoles por papales y repudiaba la inquisición. Por otra parte, la leyenda negra que pesaba sobre España, era un credo de horror para él y en algunos momentos pensaba “... el nombre mismo de español se pronunciaba con terror y espanto en todos los pueblos dotados de sentimientos de humanidad y compasión cristiana...”. Claro que sin conciencia de que la leyenda era un instrumento de su corona contra el enemigo y tampoco teniendo en cuenta los actos, no sólo de los corsarios y piratas perdonados, sino de militares y súbditos civiles con los aborígenes de las colonias británicas. Con el conocimiento de algunos conceptos de Robinson, entre otros mucho más agraviantes para los españoles, ha quedado, sin lugar a dudas, explicada la razón del porque el libro no se editaba en España más allá del Index controlado por la Inquisición.
Otra diferencia de importancia entre estos personajes es la vida llevada en su retorno a la sociedad. Conocemos la de Selkirk, no muy edificante. La de Robinson será la de un hombre que inmediatamente se adapta al medio civilizado, contrae matrimonio y tendrá hijos, por otra parte no descuida su futuro económico, recuperando parte de sus bienes, cierto que beneficiado por la noble actitud de sus antiguos amigos y socios pero que retribuye con ayuda a quienes lo necesitan. Emprenderá nuevos negocios sin olvidarse de su isla. En ella Robinson había dejado mucho, una gran obra que quedó en beneficio de los náufragos españoles y marineros ex piratas, por quienes se preocupará para mejorar la situación futura. Selkirk no tuvo oportunidad de dejar algo a alguien. No dejó nada. De su aventura, una mención, que allí había sido muy feliz, quizás ante los problemas que el mismo se había planteado en su regreso a la civilización. El fin de ambos es muy acorde con sus vidas. Selkirk, no supo encontrar su ubicación en tierra firme ni en vida ni en la muerte, ésta la tuvo en el balanceo del mar que en ningún lugar deja rastros para recordar. Robinson, gran viajero por el mar, que sufrió tantos balanceos y tempestades tenía su lugar en tierra firme, donde se podría encontrar su tumba.
Nadie debe desilusionarse por la vida llevada a cabo por Alejandro Selkirk al compararla con la de Robinson Crusoe. Porque ahora que terminamos el parágrafo, podemos correr el telón y recordar que el marinero, con todo lo que se puede repudiar de un pirata, fue un ser humano, que vivió en un tiempo que la piratería era una actividad más, como la tan nefasta de los traficantes de esclavos. Desgraciadamente sabemos todo lo que se puede esperar de la especie humana a pesar de estar dotada de racionalidad. El personaje de Defoe es un personaje de ficción y en cualquiera de ellos —en éste con gran éxito— se puede representar, como señalamos, el deber ser de los humanos, sin que sea condición necesaria la más mínima exigencia para el autor. Desgraciadamente las cosas (y los humanos) son como son y no como deberían ser.

Producción literaria posterior.

Recordando la aproximada fecha de nacimiento de nuestro autor y el de la aparición de Robinson Crusoe, Defoe tenía alrededor de 60 años de agitada vida, alternado con éxitos y sinsabores. De estos últimos algunos a causa de su defensa de los principios religiosos, pero otros por la poca altruista función de espía literario, que da pie a la versión de ser capaz de haber tomado el manuscrito de Selkirk entregado para publicación y haberlo utilizado en su provecho. De todos modos llegar a ser triunfador a los 60 años de vida no era nada común en aquellos tiempos y llegó a merecer consideración y elogios, olvidando su pasado al ser el creador, como hemos señalado, de casi un héroe nacional. Aparte de las no felices segunda y tercera parte de Robinson, su fama literaria lo llevo a escribir sobre diversos temas e incursionará en el género de la novela que no había abordado antes de Robinson. Sabemos que sus escritos ya eran muchísimos, la mayoría ensayos y artículos periodísticos, salvo que algunos evaden lo periodístico para ser libelos políticos, pero también poemas y narraciones. El éxito del Robinson no fue jamás alcanzado por ninguno de sus libros posteriores, pero algunos no dejaron de tener éxito y una novela mantiene ediciones actuales y fue llevada al cine.
Al año siguiente del Robinson, comienza la nueva y prolífera etapa novelesca y Defoe comienza a editar títulos “Vida y aventuras de Mr. Ducan Campbell” y “Vida, aventuras y piratería del célebre capitán Singleton”. Este último libro en su momento y por mucho tiempo fue exitoso. Actualmente hay ediciones que lo integran con otros títulos de aventuras de Defoe. La obra hace referencia al pirata Bob Singleton llamado Long Ben (Benjamín el largo), también tratado por otros autores. En el de Defoe, el pirata, llegó a esa vida por su desgraciada niñez al ser raptado y vendido por gitanos. Pero se arrepentirá por los consejos de un cautivo y la fortuna obtenida de la piratería la utiliza para beneficencia. Además, hay quienes sostienen que en realidad el verdadero pirata llamado Capitán Singleton era el muy conocido John Avery. Este personaje se hizo famoso por el asalto a un barco del Gran Mongol, título del entonces emperador de India durante la tercera etapa del reinado de los mongoles en ese país. De hecho, el barco como presa era botín de importancia, y pudo ser mucho mayor ante una sorpresa que deparó la tripulación rendida ¡Viajaba nada menos que la hija del rey mongol! Pero la captura tuvo un desenlace inesperado, el pirata no pidió rescate sino que se casó con ella. Pero esta brillante y romántica historia, según el autor Gosse, especialista en piratería, es falsa, fue una creación para atracción de lectores del género. Siguiendo al mismo autor nos enteramos que también son falsas las versiones de la muerte del pirata reinando en Madagascar, Gosse nos dice que la realidad es que pudo ingresar subrepticiamente a Inglaterra donde murió escondido y pobre porque pretendió vender su botín pero lo estafaron. Los compradores se ganaron cien años de perdón.
En 1722 nuestro autor edita una novela, sobre la que algunos críticos señalan que la tenía escrita desde mucho antes del Robinson, que aparte de éste, mantiene vigencia literaria y cinematográfica en nuestro reciente siglo XX. Se trata de “Fortunas y adversidades de la famosa Moll Flanders” Esta novela, fue la que motivó la consideración de ser Defoe creador de la novela social inglesa, pero como hemos visto el criterio no es de la mayoría. La novela desarrolla la vida de una famosa ladrona y prostituta llamada Mary Frith, alias Moll quitabolsos, que vivió entre fines del siglo XVI y principios del XVII. Esta novela expresa el típico realismo de Defoe, y la intención de hacer aparecer sus escritos como memorias verdaderas de los personajes. En cierto aspecto lo era, por cuanto la historia, según se afirma, surge de las memorias escritas por la real protagonista que incluso, ya había sido adaptada al teatro en un drama titulado “La joven perdida”. Pero Defoe explotó el tema con mucha maestría para superar lo que ya en sí, la vida real de esa mujer, era una novela. Moll había nacido en una cárcel y por este nacimiento su madre evitó la sentencia de muerte. De ese origen surge su vida de ladrona y prostituta con cinco casamientos, uno de ellos con un medio hermano. Espantoso, pero tiene su explicación. Entre sus vicisitudes debió viajar a la colonia de Virginia en América, allí tuvo uno de sus casamientos con un hombre que resultó ser hijo de su madre, que había sido deportada por rea a Virginia tiempo atrás. Sin develar el misterio (o develado a su hermano según diferentes traducciones) abandonó América y de vuelta en Inglaterra, luego de otros sinsabores logró un buen casamiento, se regeneró y se dice que escribió sus memorias, en las que se arrepiente de su mala vida.
En el mismo año su oportunismo y realismo quedan reflejados en el “Diario del año de la peste” (o de la plaga, según traducciones) aprovechando la circunstancia —una vez más— de la reaparición en Provenza, del flagelo que años atrás, en 1665 había azotado a Londres. Lo escribió basándose en datos oficiales y relatos de algunos pocos ancianos supervivientes, de aquel desgraciado momento y como siempre, como relato de uno de esos testigos. Del hecho hay descripción de un testigo contemporáneo en su “Diario”, aporte realista que conocemos por otras realidades, es el de Samuel Pepys. Sobre este tema el escritor existencialista francés, Albert Camus (1913 +1960) premio Nobel de literatura de 1957, tiene entre sus obras más leídas una titulada “La peste” (1947) novela que desarrolla un caso de plaga que originó una cuarentena en Oran, ciudad de Argelia, país en que nació. (Murió en un accidente automovilístico cerca de París). Para algunos autores este libro tiene su fuente en el relato de Defoe y en la edición de la editorial Sudamericana impresa en España que tomamos para consulta, el adelanto es una cita de aquél que consideramos es alegórica a la similitud de situaciones de lo sucedido en Londres y en Oran y en cualquier lugar que se produzca. En una edición de las obras completas de Editorial Aguilar con traducción y prólogo de Federico Carlos Sainz de Robles (h) que contiene un análisis de toda la obra de Camus, no se hace referencia a la influencia del trabajo de Defoe sobre la peste de Londres pero se transcribe el adelanto de la cita de Defoe. Alguna influencia debió haber existido.
Con las disculpas del caso nos permitimos una digresión aprovechando el tema de los éxitos de Defoe y Camus. La peste del autor francés, es una novela de ficción ubicada en determinado lugar que trabaja con maestría símbolos y mitos y resalta el valor de los hombres que no se dejan vencer por lo absurdo de la situación, aparte de las cuestiones de poder y libertad que entran en juego por la cuarentena. En ambos casos, el real y la novela, en cuanto a lo terrorífico del fenómeno, no debe haber sido muy diferente a uno de los casos reales producido a fines del siglo XVI, más exactamente entre los años 1498 y 1499. Sucedió en Rodas, isla griega del Egeo sobre la costa SO de la península de Anatolia, conocida históricamente como Asia menor. El horror esta reflejado en un poema de Emanuel Georgilas Limenita de Rodas, que la consideró un castigo de Dios. Las plagas de peste bubónica, que toma el nombre por los bulbos o tumores que produce en las diferentes glándulas del cuerpo, que es una enfermedad de las ratas —roedor con que comienza su libro Camus— que llega a los humanos por las pulgas, pegaron fuerte en el medioevo durante mucho tiempo. En 1347 se calcula que en el continente llegó a morir una cuarta parte de la población.
Pero Londres a un año de su peste, sufrió otra catástrofe. Fue entre el 2 y 7 de setiembre de 1666 al producirse un gran incendio llamado el incendio de Londres. Durante esos días quedaron destruidas miles de viviendas, cifras que giran alrededor de 10.000 casas y algunos elevan a 200.000 las personas que quedaron sin hogar. Las viviendas no todas cayeron directamente por el fuego, sino también debido a que gran parte de las cercanas a la zona del incendio sufrieron la demolición y voladura indiscriminada para aislar el enorme foco de fuego. Una de las fuentes de este incendio es también un “Diario” de un contemporáneo de la catástrofe, John Evelyn. Pero atención, estas cifras son como las de los ejércitos de la antigüedad en los que se tomaban los grandes números sin pensar como se alimentarían con los recursos de los lugares y época del conflicto. Aquí debemos recordar que Londres a mediados del siglo XVI contaba con unos 350.000 habitantes, por lo cual los danificados serían más de la mitad y por otra parte, si las viviendas afectadas fueron diez mil en cada una vivían veinte personas, si bien las familias eran numerosas, la media que surge de estas cifras es un poco elevada.
Al ser exitoso Defoe es requerido y se le encarga escribir sobre determinados temas, según se cree es el caso de “Historia del coronel Jack”, también producida en 1722. Esta obra no tiene calidad literaria pero mantiene el cariz realista en el relato de la vida de un niño que se criará en un ambiente de extrema pobreza y caerá en la delincuencia pero escapará por el canal de la carrera militar. Este último aspecto, fuera de toda relación, es tratado para Francia napoleónica en Rojo y Negro por Stendhal, seudónimo de Marie Henri Beyle (1783+1842).
Defoe ha sido muy agasajado y festejado en su tiempo, pero también, aparte de las críticas actuales que son de un carácter muy específico, a lo largo de los años han sido constantes sobre aspectos del quehacer literario. Muchos de sus trabajos dejan dudas sobre su autoría. Así como se cree que escribió por encargo, también se comenta que la extraordinaria producción se debe a que llevaba temas con varios puntos claves para el objetivo de un determinado título y lo entregaba a editores para que amanuenses lo armen y completen. Se fundamenta esta crítica en las grandes diferencias de redacción y estilo que presentan sus obras.
Entre 1724 siguen apareciendo sus publicaciones con los correspondientes altibajos. “Memorias de un caballero”; “Historia de Piratas”. En este año intenta explotar el éxito de Moll con “Lady Roxana” o “Roxana la cortesana afortunada”. También escrita en forma simulada de biografía por una joven muy bonita de clase alta que vive lujosamente con su rico marido, que al quebrar sus negocios la abandona y ésta tiene que salir al mundo para mantener su estilo de vida. La novela termina bruscamente por apuros editoriales, pero aparecieron continuaciones que son apócrifas.
En 1725 “Vidas y acciones” son historias de famosos criminales, entre ellos Jonathan Wild, personaje que vivió entre 1680 y 1725, también tratado más profundamente por Henry Fielding en “La historia de la vida del difunto señor Jonathan Wild, el grande” obra publicada en 1743. Una digresión. Con relación al personaje tomado por Fielding, es oportuno comentar que este escritor tuvo un hermano, John, famoso en su época por la lucha contra el crimen, al que se lo recuerda en el libro “Justicia Ciega” de Bruce Alexander, seudónimo de Bruce Cook fallecido en el 2003.
Volvamos Defoe. En esta serie se pone de manifiesto el brutal realismo que siempre intentó dar a sus obras que aquí llega al máximo. Relata los últimos momentos de vida de Jack Sheppard, un condenado a muerte a quien acompañó hasta el patíbulo, hecho que lo cargó de críticas por sus pocos escrúpulos. Este delincuente será también personaje en “Cuentos de crímenes, fantasmas y piratas” de Williams H. Aimsworth (1805+1882) publicado en 1830 y junto a Jonathan Wild serán motivo de producción cinematográfica, lógicamente en el siglo XX. De 1727 será “El perfecto comerciante inglés” muy dirigida a la burguesía en ascenso que la ubica socialmente al mismo nivel de la aristocracia y destaca la ética mercantil y la virtud de ganar dinero. De su incomprensible variedad temática el ocultismo y la magia también lo abarcará en libros editados entre 1726 y 1727 con “Historia Política del Diablo” y “Sistema de magia”. También, más acorde con otras obras editará “Memorias de un caballero” de fondo histórico pero sin nombres. Una obra que resultó ser muy requerida fue su “Viaje alrededor de toda la isla de Gran Bretaña”, que es el relato de un viaje que realizó y describe. Hoy sería considerado como una guía turística. Otra obra voluminosa, muy imaginativa, fue “Viaje alrededor del mundo” tour que nunca realizó por lo que algunos dicen ser un adelanto de las obras de Julio Verne que según veremos tenían la característica de describir diferentes geografías sin conocerlas realmente, aún cuando éste fue un consuetudinario viajero, incluso en su propio yate. En 1728 presenta al público “Plan de comercio inglés” y “Augusta triunfante” o”Como hacer de Londres la ciudad más floreciente del mundo”

Sumadas las hojas políticas, artículos periodísticos, narraciones y libros se registran más de quinientos sesenta títulos, aún cuando en esta cifra hay mucha diversidad por las distintas bases de cómputos y también porque muchos títulos sólo se le consideran asignados y se duda de la real autoría. De todos modos, la producción literaria fue cuantitativamente extraordinaria y con la característica de abarcar gran diversidad de géneros y temas. De las principales obras cabe aquí agregar algunos conceptos que la crítica literaria tiene sobre Defoe. Una importante, es la que lo sitúa como el primer escritor para el mercado, escribe sobre aquello que se sabe en su momento que le interesa a la gente; otra, ya señalada, fácil de advertir, es la pluralidad de los temas, sin que falte entre las críticas, los altibajos en la calidad en sus trabajos. En este aspecto no escapa a la crítica el mismo Robinson. Estas críticas provienen de dos canales, una, sobre el mensaje, que son modernas y las veremos más adelante y las otras son literarias, pero provenientes de un ámbito propio de expertos, que en jerga popular se diría hilando muy fino. Ya se ha comentado sobre atribuciones de creador de estilos novelescos y, además, hay quienes lo ubican, dentro del campo temático de la aventura, en el de la piratería, de lo cual deriva una incógnita. Incógnita que no hace más que confirmar lo conflictivo que ha sido Defoe tanto con su vida privada como literaria.
Aparte de las obras con su nombre y las anónimas, pero reconocidas y declaradas, como el mismo Robinson, hay un enigma con unas obras sobre piratería que muchos autores se las asignan como escritas bajo el seudónimo de Charles Johnson, pero que otros niegan alegando que existió un escritor con este nombre y también un capitán por esos tiempos. Estos libros aparecidos entre 1724 y 1726 son: “Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas” y “Libertatia” o “República de los mares” también llamado “Historia de Madagascar” que podría ser una continuación del primero e “Historia de piratas” que desarrolla biografía de cuatro personajes contenidos en aquella “Historia general...”. El asunto seguirá siendo una incógnita, pero ya sea por interés comercial, por convencimiento o producto de investigación. Del primero de los libros citados, nos encontramos con una reedición de editorial Valdemar de Madrid en 1999 con la autoría de Defoe.
El primer libro o primera parte, trata la piratería en occidente, porque aparte del caribe, ningún barco que surcase el derrotero de América a Europa, estaba exento de ser atacado. El segundo libro desarrolla la historia de los que no acataron un edicto del rey británico Jorge I de 1717 para suprimir la piratería, similar a la amnistía de 1688. O sea, nueva oportunidad de perdón a los que renunciaban a la actividad pirata, perdón que de hecho significaba —por lo menos en el área caribeña— un agradecimiento por su gestión ante las poblaciones y barcos españoles. Si bien el pirata, a diferencia del corsario, tenía por presa a cualquier bandera, esas banderas se reducían, salvo excepciones, a las españolas por la riqueza americana que transportaban. Las matanzas de los piratas, diríamos hoy, quedaron blanqueadas. Pero no todos renunciaron a esa clase de vida. La base de los rebeldes, fue la isla de Madagascar frente a la costa oriental de África.
Esta es una gran isla del océano Indico frente a Mozambique, que abarca toda la extensión norte sur de este país separada por el estrecho del mismo nombre. La isla fue descubierta en los primeros viajes portugueses y luego pasó a ser colonia francesa hasta que se independizó en el siglo XX con el nombre de República Malgache, nombre que deriva de su idioma nativo, pero actualmente se llama República Democrática de Madagascar. En esta isla se desarrolló otra comunidad pirata más o menos similar a la de Tortuga, que da lugar al título “Libertatia” por la idea de sociedad libertaria, o ácrata.
El Robinson y las publicaciones siguientes le produjeron un evidente cambio en su situación económica. Pudo construirse una confortable y lujosa casa en Stoke-Newington, pero no logró tranquilidad. Por eso no dimos un cierre o final al parágrafo de “Su agitada vida personal”. Fue una nueva etapa, pero siguió agitada Necesitó utilizar un seudónimo para varias obras —Andrew Moretón— y estuvo un tiempo oculto en Francia por cuestiones políticas de antigua data y por nuevos negocios no felices. Realmente los últimos años de su vida estuvieron envueltos en misterios. Murió en Ropemaker’s, Alley, Moorfields en 1731 a los 71 años.
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Capítulo VII
Jonathan Swift

La diferencia del mensaje.
(Título único)


Como se adelantó en el capítulo VI trataremos aquí algunos aspectos de la vida de Jonathan Swift, coetáneo de Defoe y autor de una obra de igual vigencia y que, además, la temática es también de viajes y aventuras —naufragio incluido— que el título original del irlandés lo indica: “Viaje a varios lugares remotos del planea” reducido luego a “Los viajes de Gulliver”. Pero no es esta su única obra de valor sino muchas otras, de las que algunas se caracterizan por su ironía, a igual que Defoe, de carácter panfletario. Pero a diferencia de las de este último, las suyas no estaban sólo dirigidas hacia la gestión política, sino a la sociedad, de la que no escapaba el alto clero anglicano, audacia que le llegó a pesar. El anglicanismo era una cuestión de estado, bien lo sabemos por Defoe, y Swift sufrirá, no la cárcel, pero fue castigado al ser frustradas sus aspiraciones de ascenso en esa iglesia. Pero en la temática de viajes y aventuras de estos autores hay una primera diferencia. En tanto el personaje Robinson y su aventura, si nos desprendemos de la ficción literaria, no deja de ser de carácter posible, la vivida por Gulliver con liliputienses, gigantes y yahoos, estos últimos personajes de la creatividad de Swift, es fantástica. Pero ésta es una simple diferencia entre los estilos realista y fantástico, que podría no afectar al mensaje que emane de cada obra. Sin embargo, al margen del estilo realista o fantástico, de cada uno de los libros, surgen dos mensajes diferentes.
Jonathan Swift, nació en Dublín, Irlanda en 1667. Sus primeros años fueron de supervivencia muy dura. Su madre quedó viuda antes que naciera y llevó adelante la vida en extrema pobreza. Por suerte un tío paterno le cubrió toda la educación y a los veinte años, en Londres, consiguió instalarse en la casa del político y escritor Sir William Temple, que algunos lo dan como pariente lejano. Nunca estuvo conforme con la actividad ni con su jefe, pero a su muerte en 1699 quedó en custodio de la biblioteca que le había permitido alcanzar una gran formación intelectual. Además en este ámbito conoció a Esther Johnson quien llegó a ser su esposa, su “Stella”. Pero Swift compartió parte de su vida amorosa también con Esther Van Homraigh, su “Vanessa” En viajes intermedios a Irlanda se consagró sacerdote anglicano, función que ejerció parte en Irlanda e Inglaterra hacia donde viajaba a menudo por ser agente del arzobispo de Dublin. Por 1704 publica dos títulos que originaron polémicas, uno por irónico y punzante que le pesarán en el futuro “Tale of a Tub”, “Cuento de una tina”, y el otro académico “The Battle of the books” “La batalla de los libros”, en la que intervino gran parte del ámbito intelectual. Swift otorgó la victoria a los antiguos. Hasta alrededor de 1710 vivió su etapa whig incluso escribiendo con seudónimo y éxito en “El Tattler”, pero a partir de esta época se pasó al partido tory liderado por Robert Harley. Era éste, el ministro de los últimos cuatro años de la reina Ana, aquel que rescató a Defoe. Desde la nueva posición y a través de “El Examiner” desarrolló una fuerte campaña contra los whigs. Mientras tanto en su carrera eclesiástica llegó a Dean de Dublin, pero no pudo llegar a obispo, porque la reina Ana, a pesar de conocerlo como eficaz colaborador de su gobierno, recordaba de él “Tale of a Tub”, “Cuento de una tina”, en la que la ironía y las críticas alcanzaban a la misma iglesia anglicana y a su clero. Luego de la muerte de la reina, los cambios de posiciones políticas en el nuevo reinado que sabemos encumbró a los whigs, lo llevan a radicarse en Dublin donde produjo la mayor parte de su obra literaria. Pero aparte de su actividad literaria se produce en esta etapa otro cambio, pero que creemos superó a la mera posición política. Se transforma en defensor de los intereses de Irlanda. Actitud que sorprende a los autores que consideran que había nacido en ese país por accidente a igual que lo fue su educación, por cuanto era un típico inglés. Claro que se trata de autores ingleses. En uno de sus actos en defensa de Irlanda se destaca al bloquear un intento de desvalorización de la moneda del país, logrando importante efecto su “Drapier’s Letters”, “Cartas al pañero”, en 1724. También con referencia a la explotación de los ingleses a los irlandeses realizará otras publicaciones entre ellas “Modest Proposal” “Preposición modesta”, para comer niños irlandeses, en 1729. Fue en estos años, entre 1726 y 1729 que escribió y aparecerá “Los viajes de Gulliver” Obra de indudable calidad literaria que elevó el ya merecido respeto con que contaba. Addison a pesar de las publicaciones en “El Examiner” no cortó nunca su amistad con Swift y fue a saludarlo a Irlanda. Pero el mejor amigo de Swift fue John Arbuthnot. ¿Porque lo mencionamos? Por ser el creador del hombre que personifica al pueblo inglés, John Bull, Juan Toro, surgido de un libro de su autoría: “Historia de John Bull”. No será de extrañar que Jorge Luis Borges haya tomado a John Bull en su obra. Tomó la gruesa figura física del arquetipo inglés y la aplicó a un personaje que en su momento fue típico estanciero rioplatense, que entrado en años y por los avatares de la política se encuentra exilado y radicado hasta su muerte en Inglaterra. Producida ésta, mantendrá un “Diálogo de muertos” título del cuento cuyo argumento es un encuentro y diálogo en el otro mundo entre Rosas al que identifica físicamente con John Bull con otro caudillo, Facundo Quiroga. El cuento forma parte del libro “El hacedor” editado en 1960.
Swift había sido muy sagaz y crítico en sus muchos panfletos y ensayos políticos, principalmente en su segunda era política con los tories, pero en Irlanda, al margen que sea considerado inglés, profundizó su posición conservadora. Pero ya no sólo a la política liberal inglesa, sino en el amplio sentido del concepto. Rechaza y critica, con extrema crudeza, la sociedad burguesa y liberal que se imponía extendiendo la crítica a la humanidad misma que llega a denigrarla en su más famoso libro, representándola por los aborrecibles yahoos. Los críticos plantearon muchas posibles causas que llevaron a este autor a tomar tan extrema posición. Aparte del siempre tan mentado origen humilde, hay una que bien pudo ser un factor conflictivo en la vida de Swift: su origen Irlandés. Irlanda era y lo fue por siglos, un país pobre, (hace poco tiempo ha dejado de serlo) en la que la amplia mayoría de la población profesa el catolicismo. Él, en gran contradicción, fue pastor anglicano. Quizás sea este el fundamento de los autores que lo consideran inglés. Pero su carrera sacerdotal fue cortada cuando estaba muy cercana de alcanzar la dignidad de obispo. La causa de esta sanción, la sabemos. No hay dudas que esta contradicción espiritual, debe haber sido en su vida interior, muy conflictiva. El anglicanismo se identifica con Inglaterra, la dominadora de Irlanda, católica, desde donde él protestará por la pobreza y explotación de la que son víctimas los agricultores de su tierra natal por parte de los ingleses. El conflicto interior pudo ser muy fuerte aún cuando originalmente se haya sentido inglés whig, indiferente a la situación de Irlanda y asumido una nueva visión en nueva posición, edad y permanencia definitiva en su suelo natal.. Después de “Los viajes...” realizó otras publicaciones, entre ellas una de las pocas en verso sobre su propia muerte. Lamentablemente los últimos cinco años de su vida los vivió en enajenación mental falleciendo un 19 de octubre de 1745. Sus bienes los había legado para construir un manicomio. Su tumba tiene epitafio propio: “Aquí yace el cuerpo de Jonathan Swift, en un lugar en que la ardiente indignación, no puede ya lacerar su corazón” (diario “La Capital” de Rosario del 19/10/05)
. Este capítulo dedicado a Swift resulta útil para hacer más evidente la diferencia entre los mensajes de Defoe y Swift para su época. El de Swift es doloroso y deja un sabor amargo, el de Defoe trasmite la alegría del triunfo del hombre sobre la naturaleza, y además, que no pasó desapercibido en la época, la importancia de los buenos negocios. Tan importante fue este aspecto que entre los críticos a la obra de Defoe, figurará Kart Marx, dando carácter de utilitarismo a las robinsonadas. Claro está, que habrá quienes conociendo algunos aspectos de la vida de Defoe, podrán cuestionar por oportunista el mensaje optimista y que el mismo será factor para las críticas de Swift. Puede ser válida la crítica pero, Defoe, incluso con sus dudosas actuaciones, llegó a manifestar su verdadero ideal, para él, ese era el mundo y fue el que expresó en su exitosa obra. La de Swift, también fue exitosa, pero su mensaje quedó inscripto en los de protesta. Paradójicamente, un libro que trasmite tan cruda crítica a la sociedad humana, por tener un fondo de fantasías, resultó ser de lectura infantil que, necesariamente muy modificado y adaptado, tiene tanta vigencia como el Robinson.


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TERCERA PARTE: Los después.
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Capítulo VIII
Los después ( I )

Los robinsones del siglo XVIII.
Juan Jacobo Rousseau y el Robinson Crusoe.
Las costas patagónicas y fueguinas atlánticas.
El siglo XIX.
Julio Verne y su náufraga.
Más aventuras y robinsones del siglo XIX.
No todos son robinsones.


Ingresamos en la tercera parte con el primer capítulo de los después que comprenderá los casos producidos en los siglos XVIII y XIX. En este capítulo los robinsones serán mayoritariamente literarios, Pero los habrá reales. Los correspondientes al siglo XVIII —el del nacimiento del personaje— se presentarán en forma cronológica a excepción del título sobre las costas patagónicas que nos introducirá en el siglo XIX. En este siglo, por razones de interrelación de los temas, no podremos mantener la cronología de apariciones robinsonianas.

Los Robinsones del siglo XVIII.

“Philip Quarll” es un libro aparecido pocos años después de Robinson, en 1727, casi simultáneo a “Los viajes de Gulliver”. Es atribuido a Edward. Dowington, que crea un personaje solitario en una isla desierta de los mares del sur que emula a Robinson en cuanto a su permanencia en las respectivas islas, Philip Quarll estuvo 50 años en la suya. De la obra sólo llegan escasas referencias que no son de la obra original sino comentarios sobre la misma, o sea, datos de más de segunda mano. Pero que sirven para ilustrar que el tema comienza a ser inspirador de ese tipo de situaciones que serán vividas en las más variadas geografías, en las que, a pesar de una argumentación totalmente diferente a la dada por Defoe, la aventura de los personajes es robinsonada.
Entre 1731 y 1743 irán apareciendo en Alemania los cuatro volúmenes de la novela “La isla Fesenburg” del autor Johann Gottfried Schnabel bajo el seudónimo de Gisander, que para algunos críticos será la mejor robinsonada alemana. Veremos que a pesar de las diferencias de argumentación, la idea robinsoniana estaba impuesta. Aquí se trata de un hombre que decide abandonar Europa para ir a vivir a una isla con el fin de iniciar una vida nueva. Pero un naufragio adelanta su objetivo. El personaje alemán, a diferencia de Robinson, no llegará sólo a la isla desierta, con él llegará también una mujer, que desde hacía muy poco había enviudado y estaba encinta. La novela continúa con una hermosa historia, pero durante un tiempo debieron sobrevivir como Robinson. La continuación y otros aspectos de la novela ya no es de interés para nosotros, porque con lo conocido ya quedó evidenciada la robinsonada.
“Peter Wilkirs” de Robert Paltock (1697+1767) editado en 1751 es un personaje podríamos decir, híbrido, por cuanto es producto de una interrelación literaria entre el Robinson y Gulliver, que produjo un atractivo interés al relacionar dos obras exitosas de la época, máxime por las características de los diferentes mensajes de una y otra.
Sobre esta relación Defoe-Swift debemos señalar que en muchos casos la crítica literaria cita determinadas obras incluyéndolas en la temática de aventuras tanto al Robinson como al libro de Swift, pero en esos casos no se hace mención de la gran diferenciación que existe en esas aventuras. Este tema aclaratorio de las diferencias se trata en el último parágrafo del capítulo titulado “No todos son Robinsones”

Juan Jacobo Rousseau y el Robinson Crusoe.

El Robinson Crusoe obtuvo un gran espaldarazo de Juan Jacobo Rousseau. Hacía ya treinta años que Defoe había fallecido y el libro, en verdad, ya era célebre, pero la mención del mismo por parte del enciclopedista ayudó a la repercusión en el futuro. En efecto, en el libro III del “Emilio o de la educación”, (1788) Rousseau dice “Aborrezco los libros porque sólo enseñan a hablar de lo que no se sabe...” pero “... Puesto que absolutamente necesitamos libros, uno hay, que, para mi gusto, es el tratado más feliz de la educación natural: El Robinson Crusoe...” En una de las dos ediciones que hemos tomado el texto del famoso pensador francés, se hace una interesante llamada sobre que al compañero de Robinson, suele llamársele Domingo, cambio de nombre del famoso compañero que hemos observado en algunas ediciones antiguas, pero de acuerdo con el original de Defoe el nombre es Viernes.
El carácter educativo es también manifestado por el pedagogo alemán Joaquín Enrique Eurico Campe (1746+1818) en el magnífico diálogo que logra con este fin en su “Robinson el joven” publicado en 1779, obra que tuvo gran difusión y popularidad, de la que se hicieron múltiple ediciones y fue traducido a todos los idiomas europeos.

Las costas patagónicas y fueguinas atlánticas.

Como hemos visto en el capítulo II las costas patagónicas atlánticas estuvieron presentes para nuestro tema desde su entrada en la geografía e historia de la humanidad. De acuerdo con lo sucedido se trató de un caso sólo casi robinsonianos. Por la época de los hechos, siglo XVI, el caso pudo ser un muy temprano antes. En la etapa que tratamos, siglo XVIII, o sea, de los después, aparece un nuevo caso también casi robinsoniano porque no identifica plenamente al Robinson. Aquí lo más relacionado con el tema es la soledad, pero como este aspecto, según veremos más adelante, es fundamental en el tratamiento del Robinson, lo hemos tomado para ser tratado como concerniente y además es una aventura real muy interesante. Más adelante encontraremos robinsones reales.
Por 1753 un barco proveniente de Buenos Aires llega a San Julián para cargar sal. El armador propuso que podrían quedar algunos hombres en tierra para resguardo de elementos y acopio de sal para un próximo embarque, siempre que hubiese ofrecimientos voluntarios. Se ofrecieron cuatro hombres. A poco de partir el barco apareció un grupo de indígenas tehuelches, con tantas pretensiones de ayuda, que los marineros se quedaron apenas con lo puesto. Uno de ellos huyó al llegar los indios y no volvieron a verlo. Los tres restantes abandonaron el lugar y se encaminaron hacia el norte. En recorridas para búsqueda de alimentos otro se perdió. Los dos restantes continuaron hasta que uno desfalleció de cansancio, hambre y sed. El agua dulce es muy escasa en aquellas costas. El restante siguió en busca de agua y alimentos, que sólo logró encontrar después de varios días y consideró que al cabo de otros tantos para encontrarlo, su compañero ya habría muerto, por lo que continuó su marcha. Comienza aquí la etapa en que más se acerca a la aventura de nuestro Robinson. Su andar solitario duró muchos días que no se diferenciaron de los anteriores en la búsqueda de sustento. Pero su instinto de conservación era fuerte y lo mantuvo con fuerzas y voluntad lo suficiente como para que lo alcance el azar, en este caso positivo. Se encontró con indios que lo ayudaron a sobrevivir y acompañaron hasta el río Negro. La aventura de recorrer a pie los más de mil kilómetros que hay de distancia entre San Julián y el río Negro realizada por este hombre que se llamaba Hilario Tapary, está registrada en la colección de documentos de Pedro De Angelis y sacada a luz por Clemente Dumraf. (Ver revista “Todo es Historia” Nº 55, Bs.As. noviembre de 1971). El caminante Tapary, a pesar de los sufrimientos padecidos, fue afortunado. En primer lugar porque los indios que lo encontraron no eran belicosos, en general no lo eran los tehuelches y es muy posible que lo salvaron de morir en el camino. Además, a partir del río Negro siguió a caballo a Buenos Aires y escoltado por otros indios. Éstos, venían de la ciudad con la noticia de su desaparición y encargo de la búsqueda. No exactamente sólo de él, sino de los cuatro hombres que no fueron encontrados en el lugar fijado cuando el barco regresó a buscar nueva carga de sal. Tapary llegó a Buenos Aires en enero de 1755, tres años después del inicio de la caminata. Aventura que rozó la robinsona y que valía la pena relatar. Pero si los casos planteados no llegaron a ser robinsonianos, más adelante, ingresando a los siglos siguientes, estas costas los tiene. No olvidar que es famosa por una larga serie de naufragios en una difícil geografía no muy conocida a igual que su historia, marcos que estamos comprometidos a desarrollar por lo menos someramente.
De un naufragio no deriva necesariamente en un modelo robinsoniano, pero Robinson y los robinsonianos derivan de naufragios, fenómenos que por su relación nos causa atracción, quizás por la esperanza de descubrirlos, esperanza que se hizo realidad y en costas argentinas. El museo de Ushuaia registra una lista impensada de naufragios en las islas fueguinas. Existe, además, un rosario de restos de barcos más bien modernos, muchos de los cuales emergen de las aguas y son motivo de atracción para los visitantes de las costas patagónicas. Aquellos naufragios se conocen en gran parte por la investigadora de naufragios en las costas sureñas, Adriana Pisani, autora de “La fantasía del naufragio”, ya con cinco ediciones, además de otros libros y muchas publicaciones, charlas y conferencias sobre el tema, también abordado por Graciela Gioberchio y Dolores Elkin. Aparte de los emergidos y enterrados a poca profundidad muy cercanos a la costa, a unos 18 metros bajo el mar fueron hallados en Puerto Deseado, los restos de la goleta inglesa Swift, naufragada en 1770 como resultado del trabajo de efectuado por buzos locales que actualmente están efectuando tareas de rescate de arqueología subacuática.
Pero al tratar el tema de naufragios y náufragos en las costas patagónicas y fueguinas argentinas, surge la figura del capitán Luis Piedrabuena. Este legendario héroe argentino, aparte de defender la soberanía patagónica continental e insular, recibió condecoraciones internacionales por su obra de salvatajes a barcos en situación de naufragio de banderas europeas y americanas. Pero ¡Oh! Sorpresa, parece ser que uno de sus náufragos salvados decidió hacer vida robinsoniana. La historia aparece en un libro de fines del siglo XIX escrito por un marino argentino, M. F. Bengochea, “La novela del mar” donde narra experiencias de su paso por la zona austral, pero con la característica del nombre del libro. De todos modos, para nuestro tema los robinsones pueden ser de cuerpo y alma o literarios. En el libro que nos ocupa se hace mención de un náufrago alemán de nombre Fritz, que al rescate por parte Piedrabuena, en la isla de los Estados, respondió que quería quedarse a vivir como un nuevo Robinson. El libro es citado por Arnoldo Canclini en su “Navegantes, ...”. Pero no es el único caso robinsoniano. En el libro “Una aventura en el Atlántico Sur” de nuestra conocida fuente de información, el escritor Ernesto Morales, se desarrolla el naufragio del velero “La Aveturda” y principalmente la aventura de un náufrago en una de las islas australes del Atlántico. También se podrían dar algunos casos más en estas latitudes, como los de “Brisbane y Bray “que sobrevivieron gracias a una dieta de cuero de novillo y bayas silvestres, leemos en un artículo de Oscar Taffetani en la revista “Nueva” Nº 274 de diario “La Capital” de Rosario del 13/10/96. No hay especificación del lugar pero por lecturas sobre el tema consideramos ocurrió en la islas Georgias del Sur. Poco tiempo después de este hecho el inglés Mathew Brisbane, que había sido capataz del gobernador Vernet en las islas Malvinas, hasta que fue tomada por los ingleses, resultó ser una de las víctimas de la matanza ocurrida en la isla protagonizada por el llamado gaucho Rivero. Alguna bibliografía toma al hecho como acto de soberanía, pero la mayoría de los autores no comparten esa opinión y las instituciones académicas no se han definido.
Ahora conozcamos a nuestro Robinson real ubicado gracias a Carlos Pedro Vairo en su “Naufragios ....” publicación del Museo Marítimo de Ushuaia que citamos en la bibliografía. Quien vivió la odisea robinsoniana fue el capitán norteamericano Charles H. Barnard. Este marino partió hacia las Islas Malvinas en 1812. En la región encontrará náufragos de una fragata inglesa a quienes recoge y asiste en su barco. En oportunidad de una salida de caza acompañado por cuatro marineros, los náufragos ingleses se apoderan del barco y lo sustraen. Mientras, en la isla que cazaba, posiblemente luego de haberse alejado del campamento, se encuentra con que los marineros habían desaparecido con el bote, elementos y hasta con los perros que ayudaban en la caza Las condiciones del medio eran muy difíciles por la latitud austral de la isla en la que quedó abandonado en extrema soledad. Pero no desesperó, se mantuvo con algunos cosas que le quedaron a la espera del paso de algún barco que lo recoja, posibilidad de expectativas no muy inmediata pero posible por la atracción de la pesca en la zona. Tampoco fue ventajosa la actitud de los cuatro marineros al no encontraron el barco y al cabo de unos meses fueron a recoger al capitán. Parece ser que todo quedó en paz, después que a todos ellos los recogiera otro barco americano. Allí se enteraron que a su barco los náufragos ingleses lo llevaron a Inglaterra como presa de guerra. Sorprende la actitud, que tiene una explicación, pero que no le quita el carácter de repudiable. Para la explicación debemos ubicarnos en tiempos históricos. En 1812 se produce la llamada segunda guerra de la independencia norteamericana declarada a Inglaterra debido a las acciones confiscatorias producidas en el mar por la marina inglesa a sus buques a pesar de haber sido aceptado la independencia de las que fueran sus colonias. En los momentos de la declaración de guerra los ingleses emitían la prohibición de esas acciones a su marina. Pero las comunicaciones eran lentas y en el ínterin fueron atacados barcos ingleses. La suerte estaba echada. Dos años de guerra naval que sirvieron para consolidar a la nueva nación y el fortalecimiento de su flota.

Acabamos de detallar un marco histórico como parte de los objetivos propuestos como complementarios a las robinsoniadas y en verdad hemos desarrollado bastante geografía e historia de diferentes lugares del mundo. Por lo cual no estará de más realizar una breve ampliación de esos marcos para la región austral fueguina y patagónica argentina compartida con Chile, que sin intención de herir susceptibilidades consideramos no del todo muy conocida. Podemos comenzar por el canal de Beagle que es límite sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego, frente a otras del archipiélago. El paso fue descubierto tres siglos después que Magallanes cruzara por primera vez el estrecho que lleva su nombre, que es el límite norte de la isla frente al extremo continental de tierra firma. El canal fue recorrido quizás por primera vez por el capitán Philip Parker King que lo bautizó con el nombre de su barco, la corbeta “Beagle”. En un punto medio sobre la costa de la isla grande del canal, en una “bahía profunda hacia el oeste” significado del vocablo yámana Ushuaia, se asentará años después, la misión anglicana que será la base de la futura ciudad del mismo nombre fundada oficialmente el 12 de octubre de 1884. En realidad por un tiempo una base naval como toma de posesión del territorio del sector de la isla que la Argentina obtuvo después del tratado de límites con Chile de 1881. Dos años después de su primer paso por el canal de su nombre, entre 1830 y 1834 la corbeta Beagle volvió al lugar, en este caso capitaneada por el capitán Fitz Roy, a quien, la mayoría de los autores le asignan el descubrimiento y asignación del nombre del canal. En esta expedición viajaba para sus investigaciones Carlos Darwin, el famoso autor de la teoría de la evolución natural, desarrollada en su libro “El origen de las especies por medio de la selección natural” publicado en 1859. Aparte de la Tierra del Fuego la expedición recorrió la costa patagónica con diferentes incursiones al interior de la región. Aparte de su libro científico, Darwin publicará otro sobre sus viajes en el cual expresa su opinión sobre aspectos sociales, étnicos y geográficos del sur del territorio argentino. En uno de sus excursiones tuvo oportunidad de encontrarse con el campamento del ejército de Rosas en la campaña al desierto de 1833 contra los indios. La tropa le pareció una banda de forajidos, mestizos con sangre española. El último concepto es el mismo puesto en el pensamiento de Robinson sobre los españoles por Defoe. A los pobladores de Tierra del Fuego —yámanas, onas y alacalufes— los consideró la raza más baja de la especie humana, aún cuando años más tarde, al informarse de la evangelización de un grupo de ellos logrado en Ushuaia por los misioneros anglicanos, se retractó de aquel exabrupto. Las etnias nativas fueguinas están hoy prácticamente extinguidas. Algunos autores dicen exterminadas. También despreció hasta el suelo patagónico, llamándolo tierra maldita, que según el historiador Armando Braun Menéndez, se trata de una mala traducción. Sin embargo, el escritor y economista, Ricardo M. Ortiz en su “Historia económica de la Argentina” señala que si no fuera por la muy mala impresión que transmitió Darwin sobre el sur argentino hubiese sido muy posible que la bandera inglesa, aparte de las Malvinas, instalada en ese mismo año, estuviese allí también.
El nombre del capitán Fitz Roy ha quedado en la Argentina no sólo en los libros de investigaciones territoriales sino también en algo más consistente al llevar su nombre el imponente cerro, característico por sus picos puntiagudos, que se eleva al noroeste del Lago Argentino. Es el cerro que los indígenas llamaban Chalten, y lo siguen llamando sus descendientes que pueblan la región. Significa montaña que humea, creyéndolo un volcán. Realmente son las nubes de partículas de hielo azotadas por los vientos. Se ha recuperado el nombre en un pueblo al pie del mismo creado hace unos años por un conflicto de límites con Chile. Francisco Pascasio Moreno a quién se conoce más como el Perito Moreno, otro de los héroes patagónicos, lo rebautizó en homenaje a una frustrada expedición de Fitz Roy con Darwin en busca de las nacientes del río Santa Cruz, que es el Lago Argentino, el de los imponentes glaciares, nombre dado también por el Perito podríamos decir en el mismo acto. Fue en mayo de 1877.

El siglo XIX.

Este siglo será el de la literatura de aventuras, denominación que quizás no sea exacta por cuanto la aventura fue un tema muy abarcado en el siglo anterior, pero en éste se potencia. En realidad se potencian todos los géneros literarios y además será el de las grandes obras de todo el campo artístico y cultural, amén del científico y tecnológico o industrial. Para nuestro objetivo es muy importante destacar esta magnitud, por cuanto la inmensidad literaria sólo permitió la permanencia de las obras de máximo valor editadas con anterioridad, aún cuando muchas fueron revalorizadas posteriormente. Entre las de persistencia, el Robinson no sólo mantuvo su vitalidad propia sino que se transformó en fuente directa o indirecta de múltiples piezas, utilizadas en muchos casos por escritores que alcanzaron gran fama.
Apenas avanzado el siglo, en 1813, aparece en Suiza una obra que alcanzó gran repercusión en toda Europa y que mantiene vigencia. El libro no disimula la temática y declara en su título ser una versión adecuada a su objetivo robinsoniano. Se trata de “Robinson Suizo” de Johann Rudolf Wyss (1781+1830) también autor del himno nacional suizo. El título es más explicito que el argumento por cuanto no se trata de un solitario, sino de toda una familia en una isla en la que deberán proveerse y elaborar todo lo necesario para la supervivencia del grupo a la manera de Robinson Crusoe. Un siglo después, esta obra fue base de películas, tiras o cómics y series de televisión que trataremos con amplitud. La familia suiza al sufrir el consiguiente naufragio y ser los únicos supervivientes, recalan en una isla desierta en el océano Indico que resultó ser desconocida para la navegación de la época. Con restos del destrozado barco, incluso con elementos de su interior, ya que parte llegó hasta los arrecifes de la costa y quedó atrapado por un tiempo hasta su total destrucción, logran instalar una casa aprovechando cavernas y árboles que la naturaleza de la isla —muy benigna— les ofrecía. Diez largos años pasaron hasta que un barco inglés llegó a las cercanías, los descubrió y rescató. Pero si bien viajaron a la civilización, no olvidaron ni abandonaron su isla, a la que regresaron y que al poco tiempo se incrementó con otra familia con la que crearon una segunda patria, que es la adaptación hecha por Verne.

Julio Verne y su náufraga.

Aquella familia suiza robinsoniana tuvo otra familia que la emuló. Ésta, surgida en 1885 de la pluma del prolífero escritor francés Julio Gabriel Verne (1828+1905). De este autor estará de más hacer comentarios sobre las características de sus muy conocidas obras, aún cuando no de todas, ya que son muchas más de las que en general se conocen en nuestro medio. Desde el sillón de su escritorio, dotó a una familia suiza de una “Segunda Patria” título del libro al que hacemos referencia y que además, presenta una novedad. La novedad será una náufraga, verdadera originalidad robinsoniana. Veamos como aparece. El mayor de los cuatro hijos varones de la familia suiza logró apresar un albatros —la mayor de las aves en disputa con el cóndor— que tenía anudada a una de sus patas un mensaje. Un verdadero S.O.S. escrito sobre una tela. (El muy conocido S.O.S. identificado con todo pedido de socorro, es sigla de Save our sailors, Salve a nuestros marinos.) Era de una náufraga que indicaba el islote humeante donde se encontraba, una emersión marítima de un volcán. Allí fue a buscarla el joven suizo. Encontró a una joven inglesa, también única sobreviviente de un naufragio que la arrojó a la playa de la isla volcánica, donde también llegaron restos del barco accidentado que la ayudaron para la difícil lucha por la supervivencia. Será una perfecta robinsona. Su soledad fue de dos años, luego se integró a la nueva patria de la familia helvética. Agregamos un comentario al margen, otra náufraga recién habrá en el siglo siguiente, pero también la habrá en el tercer milenio.
Pero Julio Verne no sólo se acercó a la fuente robinsona en esta obra, de la que declara que se inspiró, sino también en otras, pero en dos de ellas con menciones específicas a nuestro personaje. Una de ella es muy conocida “La Isla Misteriosa”. Se trata de fugitivos yankees (norteños) de la Guerra de Secesión norteamericana, que para su fuga de un fuerte confederado (sureños) utilizan un globo aerostático que cae cerca de una isla desierta a la que milagrosamente llegan a nado. Como estos náufragos aéreos son varios, no serán ellos los que exactamente representen a Robinson, pero en una isla cercana encontrarán a un solitario que había quedado abandona allí desde hacía 12 años. ¡Este sí que era un verdadero Robinson! Su historia está relacionada con otro de los famosos personajes de Julio Verne, el Capitán Grant (“Los hijos del Capitán Grant”) que lo había abandonado por traición, pero todo terminó muy feliz para todos. En otra novela se hace clara la alusión directamente en el título “Escuela de Robinsones” En ésta, dos náufragos alcanzan solos una isla del Pacífico. “Nos haremos robinsones” declara uno de ellos. También se declaran imitadores de Selkirk y se hacen citas de Wyss (el Robinson Suizo). Además, no faltará el encuentro con un indígena que llaman salvaje.
Creemos que para la relación Verne-Robinson, lo expuesto, aun cuando breve, es suficiente. Pero con una salvedad, las declaraciones de inspiración e influencia de Robinson en Verne lo son en cuanto al mito del solitario, pero la temática esta basada más en el Robinson Suizo que en el náufrago de Defoe.

Más aventuras y robinsones del siglo XIX.

Comenzaremos con el caso que llamamos el epígono de Selkirk, que sólo lo consideraremos robinsoniano durante una breve etapa, pero tiene la particularidad de ser real y también literario. Se trata de un tripulante abandonado por 1842 en la ya conocida “más a tierra”, pero con varias diferencias. No hubo auto abandono y el castigado no bajó sólo, sino también un joven para acompañarlo. Pero la idea robinsoniana desaparece cuando meses después llegará una familia de chilenos de la que derivarán situaciones violentas con nuevos personajes muy propias para argumento de novela. Así lo captó más adelante Ross Browore en su “Crusoe Island”.
Un verdadero Robinson será creado por otro de los grandes novelistas de aventuras, el escocés Robert Louis Stevenson (1850+1894) que nació y vivió un tiempo gozando el ambiente de abolengo de su familia, pero desgraciadamente su mala salud lo obligó a radicarse en la Polinesia donde murió en la isla de Samoa. En una de las más conocidas obras del autor “La isla del tesoro” de 1883 con su personaje Ben Gunn, revive a Robinson. Este marinero pirata vivió solo en una isla desierta durante tres años en la que había sido abandonado en forma de broma cruel. Tripulaba un barco que al parar en una isla para abastecimiento indicó que en un viaje anterior el capitán había enterrado un tesoro en esa isla. La búsqueda fue intensa, pero como al cabo de varios días no se encontró, lo dejaron para que siga buscando. Quien halló al solitario, era el personaje central de la novela, que con buenos consejos logró el arrepentimiento del pirata de la vida que había llevado. Éste, en obsequio a su salvador de la vida en soledad y consejos, le indicó el lugar donde estaba el tesoro, que con más tiempo en la isla, había encontrado. Ambos lo disfrutaron.
Noticias recientes en diario “La Capital” de Rosario del 27/11/05, indican que el escritor francés Alexes Capus manifiesta que Stevenson no pudo ir por cuestiones de salud a radicarse en una isla de clima insalubre por sus calores y humedad. Además, no era hombre de abandonar el lugar y modo de vida que llevaba aún estando enfermo. A la isla fue en busca del tesoro que inspiró su novela, pero no en la de Samoa donde vivió sino en una cercana muy pequeña. Considera posible que lo haya encontrado por cuanto sus familiares vivieron una vida muy holgada sin necesidad de trabajo.
Entre las relacionadas con nuestro personaje y el tema —viaje, naufragio e isla— el italiano Antón Giulio Barrili (1836+1908) escribió en 1865 “Capitán Dodero” quien en un viaje de Italia a Lima, al pasar por el cabo de Hornos naufragó. (Que al margen de la ficción, es una zona que a la navegación a vela le cobró muchos barcos). Se salvó al llegar a una isla, pero la misma no estaba desierta, sus pobladores eran antropófagos. Sin embargo, no fueron deglutidos por los nativos, porque con ellos vivía un náufrago anterior que había logrado amistad con los aborígenes y lo salvó. Llevó buena vida y se casó con una princesa indígena, pero un indio celoso lo mató. Era un sueño.
De un autor que ha obtenido fama con una obra, generalmente no se hace mención de otras que están lejos del nivel de aquella Por ejemplo, del autor de “El último de los Mohicanos”, James Fenimore Cooper (1789+1851), nadie se acuerda de un libro de su misma pluma, que tiene la particularidad de, que en sus escasas menciones, se le asignen diferentes nombres, siendo estos, “Un Robinson Americano” o “Volcan Peak” y también “Robinson del Volcán”.
Los autores y obras relacionadas con el Robinson que hemos citado y son parte de nuestro después, han sido tomados de críticas literarias a las que agregaremos una por nuestra cuenta. Introduciremos al estadounidense Hernán Melville, el autor de “Moby Dick”, porque entre sus obras hay una historia de cierta similitud con un hecho que se desarrolla en el Robinson. El tema en el Robinson es el secuestro del barco a un capitán por parte de la tripulación, y que nuestro héroe ayudó a reconquistar. Sin relación con la comparación que vamos a efectuar, para quienes no han leído el Robinson, les comentamos que con ese barco, mister Crusoe pudo abandonar la isla después de veintiocho años. El libro de Melville es “Benito Cereno”, nombre de un capitán español cuyo barco será copado por los esclavos que transportaba como parte de la tripulación. La historia está tomada de un hecho verídico, cuya fuente la señala el escritor Tomás Eloy Martínez en su libro “Ficciones verdaderas”. El actor del hecho real fue el capitán norteamericano Amaso Delano. Pero aparte de la coincidencia robinsona de la aventura que le tocó vivir, encontramos en él otra relación con el Robinson. Según una versión del diario “La Tercera” de Santiago de Chile del 23/03/02, este capitán, fue un duro crítico de Defoe, siendo de los que creen que copió las memorias de Selkirk tomadas para publicárselas.
Justificadas las relaciones directas e indirectas de Melville en cuanto escritor con el Robinson y Defoe respectivamente, ahora nos referiremos a su vida personal. Melville, no sólo escribió aventuras sino que el mismo fue un aventurero. Por 1841 desertó de la tripulación de un barco ballenero y se quedó en una isla de las Marquesas, pero a pesar de tener un acompañante tipo Viernes, no fue un Robinson, las Marquesas estaban pobladas por nativos que le facilitaron su estadía. Al cabo de unos años fue recogido por un barco inglés. De la experiencia vivida con los nativos surgió en 1846 su libro “Typee”. Años después, tripulando otro barco ballenero participó en un motín por lo que fue desembarcado en Tahití. Se historia anterior se repetirá y surgirá en 1848 “Omoo”.Ambos libros tratan sobre los nativos y a este tema es donde apuntamos la digresión. Esas islas eran un paraíso y siguen siéndolo, pero ahora sólo geográficamente, por cuanto contaminados por las enfermedades y el alcohol de los blancos se destruyeron los nativos, que en aquel tiempo, aún con sus bárbaras formas de vida, formaban parte del aquel paraíso. Gauguin hizo honor a ese paraíso.


No todos son robinsones.

Ya hemos señalado que en este siglo aparecen muchos libros a los que se identifica, directa o indirectamente, con el Robinson, pero que en realidad son contrarios al espíritu de nuestro personaje. Veamos algunos casos. Una fue la muy conocida y discutida obra en su momento, “Icosamerón” de Jacks Casanova (1725+1798) publicada en 1788 en la cual una pareja de adolescentes va al centro de la tierra en una caja de metal y allí filosofan sobre la humanidad. Al regresar al exterior engendran un hombre nuevo. En realidad la obra es más representativa, tanto en la crítica a la humanidad, como en la utopía, a Swift, y muy distante de Robinson Crusoe.
“Solo” de Javier J. Bonifacio Santini (1798+1865) publicado en 1857, tiene un título que refleja el argumento de la obra donde el personaje inicia la aventura del naufragio y la soledad en una isla desierta. Nada más robinsoniano, pero es vencido por la soledad y va perdiendo su dignidad humana abandonándose y transformándose en un salvaje. Es lo contrario al espíritu dado a Robinson Crusoe.
También es el caso de un libro aparecido a fines del siglo —en 1896— del inglés Hebert George Wells (1866+1947) que nos presenta “La isla del Dr. Moreau” que será una isla de los mares del sur a la cual llegará el único sobreviviente de un naufragio. Hasta aquí robinsoniano. Pero la isla estaba habitada por un doctor llamado Moreau y un ayudante que dominaban a unos seres fantásticos, rara especie de animales-hombres u hombres-animales. El fondo del tema son las comparaciones que se hacen con la sociedad racional, sola beneficiosa para unos pocos. No cabe duda que este tipo de libro sobre seres fantásticos y críticas a la sociedad humana responde a la idea de Swift y no al objetivo de Defoe.
Samuel Butler (1835+1902) nombre homónimo a otro escritor del siglo XVII, confunde con la primer parte de su “Erehwon” o “Al otro lado de los montes” de 1872 porque es toda robinsoniana.. Pero en la segunda parte ridiculiza al mundo actual y para algunos críticos en forma más irónica que Swift. El título del libro es una forma de anagrama de nowhere, en ningún lugar y con otra da nombre a su personaje, un joven neozelandés, Aipotu, que una inversión de utopía. Buscaba un mundo mejor. El autor editó también “El retorno...” en 1902 con sentido moralista. Por la supuesta relación —que rechazamos— comentamos que Robinson estaba muy seguro y conforme de su mundo y además, orgulloso de ser inglés.
La más evidente de las comparaciones superficiales es la que se hace con dos obras de un mismo autor que, como la anterior, sigue la línea de Swift y declarada en los subtítulos que indican ser el quinto y sexto viaje de Gulliver (en realidad toman el modelo). Las obras son “Viaje a Faremido” y “Capillaria” aparecidas en 1914 y 1925, por lo que nos adelantamos al siglo XX. Pertenecen estas obras al autor húngaro Frigys Karinthy (1888+1935). El primero de los libros describe un país fabuloso, sólo de hombres, con las consiguientes explicaciones para que exista y sin maldad. El segundo es sobre un país de mujeres puras, más fabuloso por ser en el fondo del océano Atlántico. Son críticas a la sociedad por vía de la utopía. Si bien difiere el argumento a “La isla del Dr. Moreau” tiene el mismo objetivo y no son robinsonianos. Por otra parte señalamos que podrá leerse cierta relación que se hace de “Las aventuras de Aston Gordon Pym de Nantucket”” de Edgar Allan Poe (1809+1849) el escritor norteamericano famoso por sus cuentos de terror, y por las alternativas de su accidentada vida. Pero la relación es por el género de aventuras del que Defoe es buen representante, pero no particularmente con la aventura de Robinson, porque la de Poe es fantástica.
Al negar el carácter de identificación o afinidad con Robinson a este tipo de obras de aventuras fabulosas o utópicas, que son instrumentos para sus mensajes críticos a la sociedad, no significa restar mérito a las mismas, ni tampoco valorizar el espíritu y objetivos de Robinson sobre ellas, sino solamente señalar que son diferentes.
Es evidente que a Robinson se le hacen dos identificaciones constantes, una con Selkirk, explicable por ser el motivador, pero que no compartimos y otra con Swift. Con los Viajes de Gulliver es menos explicable, aún cuando los dos libros abordan el tema de viajes y aventuras, pero reiteramos que ésta, es una identificación superficial.

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Capítulo IX
Los después ( II )

Robinson en la literatura del siglo XX.
Robinson en la pluma de los Nobel de Literatura.
Robinson en la traducción de Cortazar
Robinson en el teatro.
Robinson como literatura infantil y juvenil.
Robinsones reales del siglo XX.


Literariamente y en relación con el siglo anterior, sin tener en cuenta la explosión demográfica y la proporción de lectores, en el siglo XX se evidencia una menor producción del tema aventuras y naufragios, pero Robinson no dejará de estar ausente en la pluma de escritores de valía, incluso, ganadores del premio Nobel de Literatura. Por otra parte no hay que olvidar que este siglo es el del cine y muchos guiones tomaran su fuente de la literatura de aventuras del siglo anterior, a igual que múltiples adaptaciones al teatro. Además, después de la segunda guerra mundial la televisión no desechará a Robinson Crusoe. También dedicaremos un párrafo al Robinson como lectura infantil y juvenil. Pero a pesar de toda la tecnología del siglo tenemos más noticias de robinsones reales que en el anterior. Hemos mencionado la presencia de Robison en el cine y la televisión, fenómeno que requiere un capítulo propìo que será el siguiente.

Robinson en la literatura del siglo XX.

Cada siglo, como es lógico, presenta sus propias característica, pero en los últimos se produce una continua evolución tecnológica que se acelerará en el XX. En este siglo los cambios superaran a todos los producidos en la historia de la humanidad. El libro científico ha venido siendo factor y motor de esos cambios y también lo han sido los de literatura política y social. Pero el gran espacio que ocupan tanto los científicos y los de literatura política y social, no ha sido total, mucho del campo literario estará ocupado por las obras de aventuras. La permanencia de este género responde a la necesidad de las nuevas generaciones de conocer aquel mundo anterior del que habla la historia, pero esta disciplina lo hace, en general, de manera fría y casi institucional. En cambio la novela, en todos sus géneros, nos introduce en la vida real de las personas, la cotidiana. En las de aventuras, nos hace participar en la lucha frente a situaciones de las más inverosímiles y en los más variados, remotos y exóticos lugares del mundo, y muchas veces, sólo con los elementos que nos brida la naturaleza. Así, la aventura resulta un goce para la imaginación, en un mundo más cómodo y menos peligroso que aquellos, aún cuando no para todo la humanidad. Pero también nos exige enormes esfuerzos de raciocinio e intelectualidad y deja escaso margen para el necesario romanticismo que aportaban aquellas obras con sus descripciones de la naturaleza, incluida la vida que se desarrollaba a la par o con ella. Hoy, a la naturaleza, incluso ya modificada, la podemos conocer contratando un tour para disfrutarla. Los lectores actuales ya no sólo serán los adultos, por cuanto a la ampliación del espectro de lectores tradicionales en años anteriores, debe sumarse a los niños y jóvenes como resultado del avance de la educación escolar que les permite disfrutar de la lectura. Además, éstos se verán favorecidos por el desarrollo de técnicas didácticas que adaptan las obras a los distintos niveles de capacidad cognoscitiva de acuerdo con las edades de los niños. Sobre este tema de la lectura infantil, en la que Robinson ocupa un lugar destacado, se desarrollará un parágrafo específico.
Aparte de las obras que ya se adelantaron en el capítulo correspondiente al siglo anterior, en éste, no sólo será la literatura la que mantenga la vigencia de Robinson, sino también muchas de las formas o medios de difusión que la tecnología del siglo permite. Además, la vigencia de Robinson se pondrá de manifiesto a través del turismo y la arqueología.
Literariamente, en 1921 nos sorprende una náufraga. Será el personaje del escritor francés Jean Giraudoux (1882+1944) en “Susana y el Pacífico”. En un viaje alrededor del mundo Susana sufre el naufragio de su barco y su cuerpo es arrojado a una isla desierta y ya nos imaginamos su vida robinsoniana. Pero el autor modifica la vida en una isla solitaria y entra en la fantasía de hacerla vivir en un mundo imaginario. Tras el rescate volverá al mundo real y aquella experiencia quedará en su interior como ella lo interpretó. Este libro es un caso más de los que por el naufragio, la salvación en esas islas desiertas que han salvado a tanta gente en la realidad y mucha más en la ficción literaria, más la obligada vida en soledad, comienzan siendo robinsonianos pero trasmiten otro mensaje. No el de Robinson. Ya hemos señalado que no todas las similitudes son plenamente robinsonianos.
En la década del cuarenta un libro argentino de Roger Pla referido a la batalla de los jóvenes y su conducta por afirmar su lugar en una difícil sociedad, hace un paralelo con la lucha de Robinson en la adversidad solitaria y lo titula “Los Robinsones”.
Así como hubo Robinsones suizos los habrá vascos. “Los Robinsones Vascos” será el título del libro de Francis Jammes aparecido en 1949. Desarrolla una historia, según la cual, una pareja de jóvenes es bajada a tierra para que se salven de un naufragio intencional. Esto lo producirá el propio capitán del barco por no tolerar la corrupción de sus adinerados pasajeros. En tierra desconocida y desierta (no era una isla) los jóvenes deben enfrentar la vida con los medios de la naturaleza, siendo este el momento robinsoniano del libro. Pasan los años y andando con sus seis hijos llegan a una región donde encuentran a seis jóvenes que eran niños esclavos de un pasajero que los salvó, con ellos desarrollarán una nueva raza que será la de los vascos.
El conocido escritor francés Michel Tounier nació en París en 1924 y comenzó a escribir en edad madura, recién a los 43 años. Su primera novela publicada en 1967 es directamente robinsoniana. Se titula “Viernes” o “Los limbos del Pacífico”, subtítulo de la versión para adultos. Una década después escribirá una versión de “Viernes” para jóvenes con el subtítulo de “La vida salvaje” que trataremos en el parágrafo ya mencionado sobre literatura infantil y juvenil. Aquí trataremos a “Viernes” indistintamente del subtítulo para adultos o jóvenes por cuanto el fondo es el mismo. Obviamente el personaje principal será el famoso fiel compañero de Robinson de quien se convertirá en su maestro. El ámbito geográfico, esta diferenciado en dos aspectos, uno, por cuanto sitúa la acción en el archipiélago de Juan Fernández, geografía de Selkirk, no de Robinson y el otro al crear una isla que llamará Speranza. La causa por el cual Viernes va ganando sobre Robinson su calidad de maestro, es la naturaleza misma y lo virtuoso de la vida salvaje. ¿Será evocación del noble salvaje de Rousseau? Viernes fue tan convincente con su prédica que al tener la oportunidad de rescate después de 28 años en la isla, Robinson se niega volver a la civilización. Viernes se va. Algunos de los temas volcados por Tounier tales como el problema de las pisadas y la idea del mundo natural es tomada por autores posteriores y llevada al cine. Tounier, por ésta y otras novelas ha obtenido importantes premios. Aquí aprovechando la ficción literaria en la que estamos inmersos, nos permitimos opinar sobre la mentalidad de Robinson. Pensamos que si viviera o resucitara, se horrorizaría de la loca idea que un indígena pudiese ser maestro de un blanco, atribuyéndose la representación de la población europea, y en particular, de él.

Robinson en la pluma de los Nobel de Literatura.

Dereck Walcott. Premio Nobel de Literatura 1992.

Aparte de su calidad literaria se destacan en este hombre características muy peculiares que le dan a su persona un halo de interés que evade el campo de lo literario, aún cuando todas esas peculiaridades están volcadas en sus obras, y entre ellas “The Castaway” “El náufrago” donde Robinson insume tinta de la pluma de este calificado autor.
Walcott nació en 1930 en Castries, capital de la isla de Santa Lucía, una de las de barlovento de las antillas, esto es, del lado que viene el viento, lo contrario es sotavento. Santa Lucía hoy es un estado independiente perteneciente al Commonwealth británico, luego del proceso común a todas las islas del caribe que de colonias españolas, francesas o inglesas lograron su independencia. Su tez morena denuncia su ancestral sangre materna. Su madre era negra muy posiblemente descendiente de esclavos africanos. Pero sus ojos celestes indican la sangre europea de su padre, inglés, de ascendencia holandesa.
Escribe poemas en perfecto inglés por su formación académica en colegios ingleses, pero el teatro lo escribe en creole para los caribeños, pueblos sufridos y muy pobres. A Robinson Crusoe como libro lo considera un génesis profano. A Robinson personaje, monarca de una isla, también, primer habitante de un segundo paraíso y tomando una expresión de Alejo Carpentier, considera su obra como adánica, por la labor que realizó Adán. El sufrimiento del naufragio y luego la soledad están expresados en el poema “The Castaway” donde plantea el temor que lo dominó al descubrir aquellas pisadas en cuanto mártir de la soledad que temía otra presencia humana. Pero a todas las alabanzas agrega una crítica por algo que Walcott no ha sufrido pero que ha visto sufrir, la servidumbre aborigen, que no la justifica aún cuando Robinson halla salvado la vida a Viernes.

John Michael Coetzee. Premio Nobel de Literatura 2003.

Sudafricano, nacido en 1940 en Ciudad del Cabo, a estado radicado en Londres y los Estados Unidos, aquí, con algunos problemas. Desde allí regresó a Sudáfrica donde lleva una vida que podría decirse misteriosa con muy poco contacto social. Referente a Defoe y su libro, destaca la fuerza conque el autor intenta defender el carácter realista de su novela, presentando lo narrado como escrito por el propio Robinson, —que en alto porcentaje se logró en su primera edición—. A las críticas de los que no le creyeron al escrito como veraz, Defoe contestó, firmando como Robinson Crusoe, pero reconociendo su autoría, al señalar que muchas de las vivencias fueron comunes a hechos reales, refiriéndose, sin dudas, no sólo a Selkirk, sino también a otros náufragos. Pero a pesar de las críticas y desvalorización que hace de Defoe ante Fielding y Richardson, en la Revista “América” tomamos un laudatorio concepto del premio Nobel hacia éste como escritor. Además, en un libro reciente, “Cosas extrañas” Coetzee agrega que otros escritores también consideran a Defoe un buen escritor, citando entre estos a Virginia Woolf y a Edgar Allan Poe. De este último autor, toma conceptos referentes a que, la admiración por el libro radica en la gran aventura de un hombre que no sólo sobrevive sino que utiliza y transforma la naturaleza con criterio de civilizado. Por eso la figura emblemática que para occidente fue Robinson, claro, que ignorando el logro literario de Defoe. Sólo interesaba Robinson. También trae opiniones de Hipólito Taine sobre el carácter comercial, más que artística, de toda la obra de Defoe, y agrega que comerciaba con las palabras. Sin embargo, Coetzee agrega que los asuntos que trató, el delito, la conquista, la ambición, la soledad, están hoy tan vivos como hace tres siglos. El Nobel no deja de mencionar la mentalidad colonialista y ciertos rasgos de racismo en el Robinson, que ampliaremos en capítulo XII sobre la crítica contemporánea. Estos conceptos también están vertidos como prólogo de una edición de bolsillo 2005 que oportunamente citaremos.
Evidencia Coetzee su interés por el Robinson en su obra “Foe”. El personaje será una náufraga, otra para nosotros. Se trata de una mujer que tras naufragio del barco en que viajaba con tripulación amotinada, será la única que encuentra salvación en una isla cercana. Pero en este caso la isla no estará desierta, tendrá dos habitantes. El primero que encuentra es un negro que no habló nada y la llevó a un campamento. Allí vivía un hombre blanco maduro. Aquellos hombres eran Viernes, mudo y Robinson. Crusoe fue contradictorio con su historia en la isla y contó que Viernes era mudo porque los tratantes de esclavos moros le cortaron la lengua, pero él sólo le enseñó lo necesario para que lo sirva. Un barco los rescata pero Robinson no vuelve a Inglaterra porque muere en el viaje. Ella cuidará de Viernes y le indican a Defoe como escritor que puede escribir y publicar su historia, que incluye una anterior que es la búsqueda de su hija supuestamente raptada. Con Defoe durante mucho tiempo se comunicaba por medio de misivas. Tardó mucho en conocer a Defoe y éste no le creyó la historia de la hija raptada. En la trama representará un papel importante la situación de viernes a quien ella no abandonará y una muy complicada relación con Defoe. También lo será el de una extraña joven que aparece en escena en forma esporádica y misteriosa ¿Será su hija? De aquí en adelante, sin que del texto surja que Defoe edita la novela, el tema se hace intrincado y se aleja de nuestro interés.

Robinson en la traducción de Cortazar.

Oportunamente hicimos mención de la extraordinaria divulgación del Robinson a través de las traducciones y sobre el particular cabe destacar que como parte de su actividad literaria nuestro Julio Cortazar ha realizado múltiples traducciones. Podría decirse en contrapartida —adelantándose— de la gran cantidad de traducciones efectuadas a su propia obra a varios idiomas. Esta doble situación ha llevado a que el “Primer Foro Internacional sobre traducciones especializadas” que se realizó en agosto del 2004 en Buenos Aires se denomine “Julio Cortazar y la traducción”. Cortazar, en función de su profesión de traductor público matriculado en los idiomas inglés y francés, produjo la traducción de la obra completa de Edgar Allan Poe que tuvo innumerables reediciones distribuidas en toda América. De importancia para nosotros es que entre otras obras más, se encuentra “Robinson Crusoe”. Esta traducción ha sido tomada para una edición del 2004 y otra del 2005 en formato bolsillo, por la editorial Random de Barcelona que incluye el prólogo de J. M. Coetzee que hemos comentado.

Robinson en el teatro.

Del teatro relacionado con nuestro tema sólo hemos citado “La Tempestad” de Shakespeare como parte de los antes, pero Robinson también estará en las tablas en este siglo. En 1932 la comedia en tres actos “Robinson no debe perecer” del escritor alemán Frederich Foster (1895+1958) conocido por el seudónimo de Walfried Burggraft pone en escena a un Defoe ciego y pobre. Pobre por un hijo despilfarrador que agota su patrimonio y le sustrae el manuscrito de Robinson y lo vende. Tras el hecho se desatan intrigas que llegan hasta la intervención del rey de Inglaterra. Final feliz para los lectores, el manuscrito se recupera.
Será en el país vasco, la conflictiva región del noreste español, donde en 1994, con el montaje de Garbi Losada, el teatro Ados presentará el éxito teatral “Robinson Crusoe”. También en Cataluña el Teatro de la Resistencia ofrecerá versiones infantiles.
En Uruguay se presenta en las tablas una obra de Dalmiro Sáenz titulada “Vida Sexual de Robinson Crusoe” una trama por absurdo que, aparte del nombre en el título, nada tiene que ver con nuestro tema. También ha sido representada en Buenos Aires.
En España, en 1983, Ignacio de Moral presentó la obra de su autoría para teatro “Soledad y ensueño de Robinson Crusoe” Una interpretación de la pieza podría surgir de la idea que la relación Robinson-Viernes, representan la civilización y la naturaleza respectivamente. Pero en 1999 se repone la obra por la compañía Ensayo 100 de Madrid dirigida por Juan Manuel Moya y en este caso la puesta en escena difiere con aquella interpretación anterior, al ser más crítica que la simple representación de dos niveles culturales. El carácter de la crítica será tratado en el Capítulo XII, referido a ese tema.

Robinson como literatura infantil y juvenil.

El tema de literatura infantil y juvenil es tratado generalmente por los pedagogos como un tema especial, y hay quien señala que los libros para éstos deben ser obras de arte. El tratamiento especial es en relación con las lecturas de adultos, pero literatura infantil y juvenil son campos de estudio bien diferenciados entre si. Los niños se sienten atraidos por la fantasía y los jóvenes por la aventura. Media entre estas expectativas una etapa psicoevolutiva que es el paso del mundo encantado al real de la naturaleza. Para algunos es la etapa robinsoniana que se vivirá en la adolescencia donde se descubre que pueden suceder cosas que parecen imposibles, pero que el hombre con su lucha triunfará sobre la naturaleza, las adversidades y la maldad. La mención hecha del Robinson para identificarlo como modelo de una etapa, no es antojadiza, a pesar de la gran cantidad de obras propias en temática para la adolescencia y que tienen plena vigencia. Basta citar las de la fama de Robert L. Stevenson, Julio Verne, el italiano Emilio Salgari y la tuvo a fines del siglo pasado en Europa el alemán Karl May (1842+1912), como también muchos otros en un determinado tiempo o por una única obra, razón por la cual son menos conocidos. Pero debe recordarse que la idea del Robinson como instrumento pedagógico ya fue destacada en el siglo XVIII y principios del XIX por Rousseau y Campe respectivamente. No se puede negar que el Robinson es uno de los libros clásicos de iniciación en el género de aventuras y por lo tanto un estímulo para el tan necesario hábito de la lectura.
De todos modos las obras de Defoe y Swift han tenido la particularidad (también la han tenido muchos otros libros) de haber trascendido con doble lectura, una para adultos y otra, en el caso del Robinson, para jóvenes y para niños en el de Gulliver. Para Robinson fue factor la ampliación del mundo lector juvenil, mientras que, casi paralelamente se producía una disminución de aquel entusiasmo progresista de la lectura adulta y comenzaban las críticas socioeconómicas. En cambio, con Gulliver, sucedió que aquel mensaje —para muy adultos— de extrema crítica a la sociedad, presentado con extraordinaria calidad literaria en el marco de un mundo de fantasía, fue dejando lugar a un gran trabajo de selección y adaptación de contenidos y hacer llegar la fantasía a quienes la esperan, los niños.
Por otra parte el efecto Robinson llevó a varios autores a dar lugar, en forma directa e indirecta, a personajes en edad de niñez o adolescencia en las aventuras de ese tipo. La forma indirecta se manifiesta claramente en aquellos personajes —niños o jóvenes— que tienen que acompañar y compartir las aventuras de sus padres, tales como los casos de las dos familias suizas que hemos visto. Pero también tenemos a niños y jóvenes como personajaes robinsones directos o primeros actores de varias obras. Un título nos lo confirma “El Robinson de 12 años” de Madame Mollar de Beaulieu, uno de los libros señalados por Julio Verne que inspiraron su pasión por el tipo de aventuras que luego desarrollaría con tanto éxito. También en “La Isla del Coral” el famoso autor inglés de Edimburgo, Roberto Michael Ballantyne (1825+1893), se aleja de su temática novelística general y nos ofrece una aventura de tres niños que luego de la consabida tempestad, naufragio y únicos sobrevivientes, llegan asidos a un remo a una isla coralina del Pacífico y hasta el rescate desarrollarán vida robinsoniana con la consiguiente visita de caníbales y piratas. El fuego lo lograrán con la concentración de los rayos solares sobre la lente de un catalejo que uno de ellos tenía entre sus ropas al momento del naufragio. El ya mencionado “Robinson Giovane” (“Robinson joven”) de G.E. Campe es otro ejemplo.
Pero el tema de niños robinsonianos también exige advertencias. Las haremos sobre una obra del siglo veinte, muy de ese siglo, por cuanto el naufragio en realidad es un aterrizaje forzoso de un avión, del cual los únicos sobrevivientes del sinistro serán los niños de un colegio que viajaban de vacaciones. Una de las advertencias sobre este libro es que a pesar que estos niños quedan desamparados en una isla y deberán aguzar su imaginación para lograr la supervivencia, que es la característica que los acerca a la vida robinsoniana, se irán alejando de la idea, por cuanto no se superan y por el contrario se barbarizan llegando a ser muy crueles en las luchas que entablan entre ellos. El fuego y humo del incendio total de la isla que por sus luchas provocan, atrae a un buque que los rescatará. Se trata de “El Señor de las Moscas” del inglés Gerald Golding (1911+1993) aparecida en 1954. Golding es premio Nobel 1983. El señor de las moscas es Belcebú, una de las personificaciones del demonio, como la de Mefistófeles que Goethe utiliza en el “Fausto”. Esta obra tiene en el 2005 una nueva y moderna edición que citamos en la bibliografía. Otra advertencia relacionada con esta obra es de motivación ecológica que surge de críticas por parte de las organizaciones ambientales a películas que dan mal ejemplo para la conservación de la naturaleza. En efecto, sobre este libro se han producido dos películas, una de Peter Brook en 1963 y otra en 1991 dirigida por Harry Hook, en las que el incendio de los bosques de la isla, de acuerdo con el libro, lo provocan los protagonistas en interés de su defensa y los productores presentan la espectacularidad del mismo en función de resultados de taquilla. En realidad resulta ser un lamentable modelo de ignorancia de la naturaleza. En cambio las películas directamente relacionadas con el sentido de la función de la naturaleza son elogiadas por estas organizaciones preocupadas por la defensa del medio ambiente.
Michel Tounier, de quien tratamos su libro original para adultos y anticipamos que diez años después realizó una versión juvenil, que para algunos críticos en realidad es para niños. La crítica sobre el objetivo juvenil de la versión, es que la edición es ilustrada —el dibujante es Crozat— y esta es una característica muy propia de la literatura dirigida al mundo infantil, tema que ampliaremos más adelante. De esta segunda versión sabemos que el título, a igual que el original es “Viernes” pero con segundo título: “La vida salvaje” que la diferencia de la primera. A criterio del autor, la versión para adultos es realista, parabólica y exige reflexiones, en cambio la juvenil, es simbólica, que suponemos referente a todo lo que realmente fue la vida salvaje. Otro comentario del referido autor sobre sus diferentes versiones es que “Viernes” es infantil en la base, pero metafísico en la cima. El criterio aplicado por este autor de escribir una versión modificada a partir de una edición para adultos, hace que la nueva tenga también calidad de original y propia para jóvenes o niños. Con esta actitud responde al planteo que algunos críticos, como María José Marques, se hacen sobre si la literatura para niños es la que ellos leen o la escrita para niños. Utiliza el término niños porque sostiene que la adjetivación de infantil es cuestionable por cuanto el concepto infantil es variable según épocas y culturas y consideran que mejor sería llamarla literatura para niños.

Al margen de la denominación, consideramos que en la actualidad, dado el nivel de estudios y profesionalización de los escritores para niños de todas las edades, hace que éstos sean lectores de literatura específica. El avance de la preocupación por la literatura tanto infantil como juvenil se manifiesta en organizaciones de nivel internacional como el premio Hans Christian Andersen para las letras infantiles que en el 2001 fue obtenido por la escritora y lingüista brasileña Ana María Macado o la IBBY (Internacional Board of Books for Yung People) una ONG que promueve la lectura de jóvenes y niños en el mundo y que es factor de exigencia en la producción de obras para este especial segmento de lectores. La Organización actúa en Argentina a través de la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil. Por otra parte, en Buenos Aires, desde hace varios años —en el 2006 será la 17ª— se realiza una Feria del Libro Infantil, donde aparte de un amplio espectro de ofertas de títulos y modelos de presentaciones e ilustraciones para todas las edades es un verdadero foro de actualización del tema con la presencia de los profesionales más destacados.
Nuestro tema debería ser sobre la literatura juvenil, pero he aquí que un autor interrelaciona un aspecto robinsoniano con la niñez La crítica sobre el objetivo juvenil del “Viernes” de Tounier, por las ilustraciones, nos está indicando un tema importante en la literatura para niños. Por las ilustraciones ellos hacen su lectura cuando aún no saben leer y la interpretación que les dan a las mismas da rienda suelta o despierta su imaginación. Sobre ilustraciones no podemos dejar de mencionar que se considera como el primer libro ilustrado al “Orbis Pictus” publicado en Alemania en el siglo XVII aportado por el pedagogo oriundo de Moravia (Hoy región este de la República Checa) conocido por “Comenio” o “Comenius” nombre latino de Johann Amos Komenski (1593+1670). En cuanto a ilustraciones para ediciones del Robinson una de las primeras realizadas de valor fueron dibujadas y pintadas por el pintor alemán Luding Richter a mediados del siglo XIX. Concluimos este tema comentando que el género de aventuras en general, hoy día, aparece en todos los catálogos de lecturas para jóvenes En Europa, en los mismos catálogos de los clásicos del género todavía aparece, con el título reducido del original, otro de los libros de aventuras escrito por Defoe, “Capitán Singleton”.

Robinsones reales del siglo XX.

Quizás, por ser las posibilidades de difusión del siglo XX mucho más rápidas y de alcance mundial, se conocen más robinsones reales que en el siglo anterior. Estos casos van desde las primeras décadas hasta las últimas del siglo, incluso uno lo sobrepasó. Fue descubierto en el nuevo milenio. Responden a gran variedad de causas que van desde naufragios bélicos en la primera guerra mundial pasando por otras no bélicas y voluntarias hasta volver a las causas bélicas, la segunda guerra mundial. Muchos de los casos se conocieron al llegar nuevas personas a islas dadas por deshabitadas, allí se encontraron robinsones que lo fueron por breve tiempo y otros por muchos años, hasta medio siglo. No se conocen casos de anacoretas místicos, pero sí por la pérdida de todo lo material y inmaterial en la civilización, quizás incluida la imposibilidad de pagar las deudas. Hubo un caso de Robinson no voluntario que después de rescatado volvió a vivir a la isla. Todos estos casos de los cuales sólo hemos hecho mención, son anteriores a la segunda guerra mundial y pueden ubicarse en las obras de Ernesto Morales que es nuestra fuente principal de naufragios. Pero para casos robinsonianos posteriores a la segunda guerra mundial la fuente es principalmente periodística y de casos sorprendentes. Esta guerra se desarrolló tanto en el Atlántico y en la muy poblada Europa como en el Pacífico y sus islas, muchas de ellas selváticas y algunas sólo pobladas en las zonas costeras o deshabitadas. Este ámbito originó un fenómeno que tiene efectos hasta nuestros días, que es el caso de soldados japoneses que quedaron aislados de sus regimientos y al no tener contacto con el mundo exterior permanecieron por años, posiblemente esperando ser rescatados por sus tropas, superviviendo con lo que la naturaleza del lugar brindaba. Desde pocos años después de finalizada la guerra se fueron produciendo encuentros y rescates que no llegaban a asombrar, pero luego de un largo período, en la década del 70 se produjo el hallazgo de dos personas. No cabe duda que el caso de dignos representantes de supervivencia robinsoniana y sin deterioro de la salud, por cuanto uno de ellos falleció en 1996 y el otro, con sus 83 años, vive actualmente en Brasil. Pero más asombroso resultó que en los primeros años del nuevo milenio, después de más de medio siglo de terminado el conflicto bélico, se hayan encontrado a dos ancianos de 85 y 87 años, ya identificados en la misma situación robinsoniana. En el próximo capítulo sobre Robinson en el cine y la televisión se presentará a una película de la década del 60 sobre el tema.

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Capítulo X
Los después. ( III )

Robinson en el cine y televisión.
(Título único)


En el siglo veinte prácticamente todos los temas abarcados por la literatura han tenido su adaptación a los guiones cinematográficos en las variadas formas de presentación, tales como las clásicas películas de hora y media a las superproducciones de tres o más horas; cortos, series o episodios y dibujos animados. Pero sabemos que muchos de estos guiones lo han sido a costa de la desvirtuación del real sentido de las obras plasmadas en los libros, sin que tal cuestión sea demandada por el grueso del público, tema que por suerte se ha ido superando, aún cuando no en el mismo ritmo que la superación técnica de la cinematografía.
Sobre este tema nuestro Jorge Luis Borges es muy cáustico en las críticas a las deformaciones cinematográficas, pero no sólo en el sentido del fondo de las obras, sino en todas las técnicas que utiliza el cine para sus expansivas proyecciones. Las críticas son reales y valederas, pero quizás muy academicista y con un dejo de elitismo en cuanto a los doblajes, porque a pesar de desfigurar la imagen y la voz real de los actores, es un recurso para todos aquellos que no hablan inglés, aún cuando se tenga nivel cultural bilingües de otros idiomas. Pero a Borges, por algo es Borges, su exquisitez lo lleva a preferir una versión original en ruso, idioma que no domina.
Lógicamente estas críticas no parten solamente de Borges. Muchos críticos cineastas las han efectuado. En La Nación del 14/02/06 el periodista Ernesto Schoo se refiere a este tema en el ámbito de la televisión por cable. Sin embargo, se considera que el subtitulado con todas sus limitaciones y deficiencias es un mal menor, al señalar que una señora opinó —y con razón— que “no puedo planchar y mirar una película” de hecho en TV. Esta ilustrativa opinión y los temas de doblaje y subtitulado, está muy bien tratada en revista “Ñ” Nº 72 de diario “Clarín” Bs.As. del 12/02/05. También allí se podrá leer sobre la evolución de las técnicas para traducciones. Se recuerda una doble filmación en inglés y alemán, para salvar el problema idiomático en una película de Marlene Dietrich. La historia del doblado en idioma nacional está vinculada con los regímenes nacionalistas que imperaron en España, Italia y Alemania, pero también en los Estados Unidos, donde todo es en su idioma.
Pero, además, hay unas críticas que evaden la faz tecnológica. Porque no solamente se distorsiona el fondo temático de obras literarias, sino que también se lo hace con la historia. La que mencionaremos es dirigida al cine norteamericano por parte del presidente de una institución en defensa del patrimonio inglés, que acusa de americanización de la historia británica en películas de guerra. Su crítica señala ejemplos sobre la segunda contienda mundial y una película sobre Robin Hood, de la que advierte que distorsiona el pasado medieval en Inglaterra.
Sin embargo, en algunos casos, determinadas películas basadas en obras clásicas, muy difíciles de transmitir todo su sentido, y con todos los criticables recursos, han sido buenos canales para el conocimiento de la obra literaria original. Y esto es muy importante, porque siempre, la atracción de la movilidad y la producida por los famosas actores y las estrellas del cine mundial, atrapa a una gran cantidad de personas, que no se dejarían atrapar por la abstracción de lectura.
Hagamos una pequeña digresión sobre una crisis que sufrió el comúnmente llamado cine, en apócope de cinematógrafo, como efecto del avance tecnológico. Ahora se escucha la advertencia, por parte del periodismo radial o televisivo referido al tema, sobre si tal o cual película es para la pantalla grande, que la diferencia de las producidas para televisión. La difusión de los clásicos casetes con rollos de películas y reproductores —ahora en CD y DVD—adaptados a los aparatos familiares arrasó con muchas salas, principalmente las de cines de barrios. Pero en las zonas céntricas, si bien algunas salas se vieron afectadas, en general sólo fue una transformación de grandes salas a complejos de varias pequeñas. De esto se deduce que se siguen produciendo películas y cada vez en mayor cantidad en todos los géneros.
Las crisis producidas por los avances tecnológicos —como lo señala el escritor marroquí Daniel Penca en “N” Nº 81 del 16.04.05— que causaron temores sobre la vigencia de la pintura y del libro ante la aparición de la fotografía y la computación respectivamente, o la señalada en el párrafo anterior a través de los casetes y CD, quedaron ignoradas en poco tiempo. Pero ahora, los productores de casetes y CD sufren la gran oferta de copias piratas obtenidas de los originales reproducidas clandestinamente.
En el siglo XX , el del cine, con todos sus avances y problemas, las películas de aventuras no dejaron de ocupar un lugar importante y Robinson Crusoe estará presente en gran parte de ese espacio..
Pero antes de encontrar a Robinson en el cine debemos efectuar una advertencia. Debido a las traducciones o diferentes denominaciones locales que suele asignarse a un mismo filme en distintos países o regiones, se producen confusiones. Algunas afectan al tema robinsoniano. Veamos. Como “Náufragos” se conoció una película del afamado director norteamericano Alfred Hitchcock fallecido en 1980, cuyo nombre en inglés es “Lifeboat” “Vida en un bote”, título que identifica exactamente el argumento por cuanto todo se desarrolla en un bote salvavidas a raíz de un naufragio bélico de un barco aliado. Los náufragos serán ocho personas de las cuales una será una mujer y otro un oficial alemán rescatado del mar. Una mujer y un nazi —que resultó ser intrigante— en un bote entre seis marineros, solos en el medio del mar, es tema para ser manejado por directores de la altura de Hitchcock. Pero nada tiene que ver con una reciente “Náufrago”, plenamente robinsoniana que tampoco debe confundirse con la traducción de “Castaway” (Náufrago), película no muy robinsoniana en su argumento pero que tiene su relación con el tema. Algo similar ocurre con “Marooned” producida en 1969 de la que fue protagonista el conocido Gregory Peck. El título de este filme se traduce como dejado o quedado abandonado con la idea de ser en lugar desierto. Maroon era un castigo del código de la piratería aplicado a traidores consistente en el abandono en un islote desierto con una botella de agua, una pistola y una bala (para cuando la voluntad de sobrevivir lo abandone) según lo explica Laura Restrepo en “La isla de la Pasión” (que volveremos a mencionar). Pero el lugar desierto no será una isla sino un cuerpo celeste del espacio. Allí se producirá un naufragio extraterrestre a raíz de fallas en la nave que transportaba astronautas en cumplimiento de una misión norteamericana. El plural de astronautas ya nos indica que no se trata de un solitario por lo que la similitud sólo se reduce a algunos aspectos propios de la supervivencia y no la podemos considerar plenamente robinsoniana. Pero no nos lamentemos, ya encontraremos a Robinson en el espacio.
Evidentemente para muchos críticos toda aventura ocurrida por un naufragio ya sea marítimo o aérea que arroja al, o los náufragos, a una isla desierta y que es llevada a la pantalla se la identifica como aventura robinsoniana. No es totalmente desacertada la comparación, pero los argumentos muchas veces están muy lejos del de Robinson Crusoe. Un caso de estos, que incluye una parodia de piratas, es el film norteamericano “Seis días, siete noches” título que indica la duración de la aventura con trámites robinsonianos, pero se trata de una pareja que conforman el piloto y la pasajera de un avión que capota, por lo cual, como nos imaginamos, terminará siendo una aventura de amor. La película es de 1998 dirigida por Ivan Reitman con excelentes actores, Harrison Ford y Ane Heche.
Vayamos a las propiamente robinsonianas.
Muy pronto, al apuntar el siglo, en 1902, George Méliès, pionero del llamado séptimo arte, brinda la primera versión de Robinson Crusoe. Fue en Francia, un corto en cine mudo “Les aventures de Robinson Crusoe” que también fue exhibida en los EE.UU.
En 1917 en los Estados Unidos Robinson será una mujer. En efecto, dirigida por Christy Cávame se presenta una comedia muda titula “Miss Robinson Crusoe”.
Luego aparecerán series. En 1922, aún en versión muda, la productora Universal de Hollywood exhibirá a Robinson en una serie en 18 entregas o episodios, que en total sumaban cinco horas de proyección. Entre 1936 y 1937 tendremos en los cines otra serie de 14 episodios “Robinson Crusoe of Clipper Island” que desarrolla en Polinesia un tema de espionaje con una duración total de más cuatro horas. En Argentina se exhibió con el nombre de “El Nuevo Robinson Crusoe”. Treinta años después, en 1966 se produjo una versión corta de esta serie para TV.
El dúo que hizo reír a millones de personas en el mundo, los famosos Laurel y Hardy, también vivieron su odisea robinsoniana, naufragaron y quedaron “marooned” en un atolón, que en inglés identifica la situación de abandonados en un lugar desierto. La película se tituló “Atoll K” y se exhibió desde 1951.
Luis Buñuel, español nacido en 1900 y luego nacionalizado mexicano en 1983, presentó “Las aventuras de Robinson Crusoe” en 1952, película en color y de duración clásica para la época, hora y media, filmada en Estados Unidos, fue la única que filmó en Hollywood. El rol de Robinson lo interpretó Dan O’Herlily y el de Viernes, Jaime Fernández, en coincidencia cultural con los personajes, anglosajón y latinoamericano respectivamente. Película que resultó muy exitosa. Este productor intentó otras versiones que no se concretaron.
La segunda guerra mundial se transformó en fuente de una enorme diversidad de películas y series televisivas, de estas últimas todos recuerdan “Combate”. Como se ha visto por los casos robinsonianos reales, de los dos amplios teatros en que se desarrolló la guerra, fue el del Pacífico y sus islas el escenario para tales situaciones. Aparte de los reales también lo hubo cinematográfico. La película que lo representa es un filme de los años 60 “Hell in de Pacific” con Lee Marvin y Toshiro Mifune. La trama gira alrededor del encuentro de dos soldados enemigos que la etnia de los actores aclara los bandos, en una de esas islas selváticas y despobladas del Pacífico. Hasta el encuentro vivieron solos, aislados en una isla y procurándose los medios para la supervivencia, después del encuentro el temor a ser visto antes por el otro. Es evidente la idea robinsoniana por la soledad, la lucha por la supervivencia y el temor al descubrir a otro, como le sucedió a Robinson al descubrir aquella huella de pie humano.
Walt Disney no trabajó directamente con Robinson Crusoe sino con la robinsona obra de Wyss. Su película de los años 60 fue “Los Robinson suizos”. Paralelamente con esta película se publicaron ediciones gráficas en formas de tiras o cómics y series televisivas. Todas estas ediciones posteriores tenían como base a la robinsoniana familia suiza, pero adaptadas de manera muy especial: al género de aventuras extraterrestres. Hubo varias etapas y problemas de derechos en la competencia de estas dos formas de producciones que llevó a variaciones de nombres tales como “La familia Robinson” o “La familia espacial Robinson”. Por fin se impuso en televisión el título “Perdidos en el espacio” que se mantuvo varios años en la pantalla chica y terminó en una película de largo metraje.
También hubo otra serie televisiva con algo de estilo robinsoniano pero situada en la tierra, fue “La isla de Gilligan” que llegó a presentar 98 episodios entre los años 1964 y 1967 permanencia que contradice la aceptación del público a la crítica que le fue muy poco favorable. La aventura comienza con el naufragio de un crucero de placer y la llegada a una isla de un grupo de supervivientes que serán liderados por el personaje Gilligan. Y ya que estamos en televisión referida a nuestro personaje recordemos una serie en varios capítulos de un canal argentino “Expedición Robinson”que desarrollaba un concurso de supervivencia. Si bien el tema en este espacio es cine y televisión, se ha incluido el cómic por su relación, como hemos visto, con una determinada serie, pero aprovecharemos para hacer mención que un cómic sobre Robinson Crusoe se publicaba en 1928 en la Revista “El Tony” de Argentina.
Robinson ya había ganado lugares más allá de la tierra y en 1964 lo llevan a Marte. Será una película de ciencia-ficción de la Paramout dirigida por Byron Haskin, el director de “La guerra de los mundos”. Esta película que nos ofrece un ultramoderno Robinson, es titulada “Robinson Crusoe en Marte” y será interpretada por el actor Paúl Mantee. En el viaje estratosférico Robinson no irá solo, tendrá un copiloto, cuyo rol lo lleva a cabo Adam West, famoso por su personaje Batman, pero que aquí tiene un papel secundario o parcial por cuanto el amerizaje se complica y el copiloto sufre un accidente fatal. Estamos ante un naufragio espacial que dejará solo al Robinson, aproximándolo a la versión original, que se acerca aún más al aparecer Viernes, ¡Un marciano! Muy original. El habitante del planeta rojo será el actor Vic Lundin.
Una producción británica-norteamericana dirigida por Caleb Deschanel fue titulada originalmente “Crusoe” cambiándose luego su nombre por “Amo o esclavo”. A pesar de la gran carga robinsoniana que tiene la película, el segundo título resulta quizás más acertado. El argumento trata la historia de un traficante esclavista de Virginia bastante despótico con su “mercancía” que sufrirá un naufragio. Las vicisitudes vividas —la etapa robinsoniana— le hacen cambiar su modo de actuar al regresar a la sociedad. Los actores de esta película estrenada en 1989 fueron Aidan Quinn y Shane Rimmer.
El agente 007 Pierce, acompañado de Lysethe Anthony y Sean Brosnan quienes fueron dirigidos por Red Hardey y George Miller también representará a “Robinson”. El filme, de 1996, será una libre adaptación de Robinson Crusoe —título de la película— en la que un inglés naufragado en una isla encuentra un salvaje al que toma por esclavo, pero éste le hace comprender que la convivencia será mejor en relación de amistad y no de amo-esclavo. Luego resultará que Viernes era un marginado de su tribu y de esta situación del nativo surgirán una serie de problemas para los dos. Esta película —que algunos críticos la consideran pobre— tiene vigencia en la televisión y también se encuentra en los videos club en versión DVD.
En 1987 tenemos una producción inglesa, “Castaway”, título en inglés, que sabemos pertenece también a una poesía de Walcott y que no nos conviene traducir de acuerdo con la advertencia que formulamos anteriormente. A la Robinsonada cinematográfica se llega por una historia real ocurrida al escritor Gerald Kingsland. Éste solicitó, por medio de un aviso en un diario, una esposa por un año para convivir durante este tiempo en una isla tropical. En la película la singular propuesta la realiza el actor Oliver Reed y responde una joven camarera de 25 años, la actriz Amanda Donohoe. La isla será en el Pacífico y allí vendrán los problemas por mayor tiempo que el año previsto. Fue dirigida por Nicolás Roeq.
“Naufrago” la tenemos en el 2000 como producción norteamericana dirigida por Robert Zemeokis, con Tom Hanks ganador de “Oscars” en 1994 y 1995 con “Philadelphia” y “Forrest Gump” (Sólo había ganado dos premios consecutivos Spencer Tracy). Acompañó a Hanks, Helen Hunt (Oscar en “Mejor imposible”). “Náufrago” es una película de dos horas y media, que algunos críticos señalaban como camino a un tercer “Oscar” de Hanks. Trata la clásica figura robinsoniana de único sobreviviente en una isla desierta, pero con naufragio moderno, será aéreo, con recuperación de elementos de la máquina accidentada. El drama de la soledad ocupa un papel muy importante, no habrá un Viernes, será suplantado por una figura de cara y cabeza humana imaginada sobre una pelota de básquet, que producirá uno de los momentos más emotivos de la película. Tras el rescate luego de unos años, su mundo personal e íntimo cambió y la soledad vuelve a ocupar un lugar importante en la vida de este Robinson.
Aparte de estos clásicos ejemplos de Hollywood, de los que hay más y hemos omitido varias películas sobre libros robinsonianos, hay una buena variedad de producciones de diferentes países.
En 1958 se presentó en Argentina “La leyenda de Robinson Crusoe” —versión norteamericana— de la película alemana “Robinson soll nicht sterben” de 1957 en la que actuó Romy Schneider.
México produjo su Robinson en 1969 dirigida por René Cardona Jr. y protagonizada por Hugo Stiglitz que se sintió muy realizado con su actuación, aun cuando la crítica no benefició al filme, pero se proyectó una versión en los EE.UU. titulada “Robinson Crusoe and the tiger”.
En el mismo año tendremos, dirigida por Henk van der Linden, en idioma alemán “Een Nederlandse Robinson Crusoe” Por su parte, en Noruega toman por Robinson Crusoe —y así lo llaman— la aventura de un joven solitario que en una barca da la vuelta al mundo.
No faltarán versiones rusas. En 1972 tenemos una en color y llevada a EE.UU en 1973. Veamos los títulos de ésta en ruso pero en letras arábigas; en inglés y castellano respectivamente: “Zhizni udivitelnye priklyucheniza Robingona Kruza”; “Life and amazing adventures of Robinson Crusoe” y “Vida y asombrosas aventuras de Robinson Crusoe”. Otra es de 1986, “Robizoniada, anu chemi inglesile Papa” y desarrolla los problemas de un ingeniero inglés a cargo de una empresa de su país en Georgia, ambientada en 1920. Obtuvo premio en Cannes.
Una realización británica de 1976 dirigida por Jack Gold asume una visión robinsoniana desde Viernes titulada “Yo Viernes” con Richard Roundthee y Peter O’Toole.
En Francia, cuna de la primera versión, se filmó sobre la novela de Tounier en 1981. Los actores fueron Michal York y Gene A. Ray. Fue llevada para televisión a Estados Unidos, pero “Viernes” sólo era un título escaso, se amplió a “Robinson Crusoe and man Friday”.
En este recorrido —no total— por producciones cinematográficas robinsonianas fuera de Hollywood, encontramos un título muy peculiar “The erotic adventures of Robinson Crusoe” de 1975 cuyo director será Ken Dixon que nos presentará a los personajes por los nombres de los días de la semana, sin duda explotando el de Viernes.
Agregamos que en Cuba se filmó en Baracoa una película con el actor francés Pierre Richard, la historia de un indio de Mosquitos que fue dejado por un pirata y vivió solo durante 20 años. El abandono y la soledad son robinsonianas pero será difícil que la producción tenga algo más de las características de nuestro personaje, por cuanto el marco ideológico oficial de la isla lo repudia. Tanto el actor como la actriz, Dolores Chaplin, nieta del célebre cómico francés Charles Chaplin, tienen ideología acorde con el reinante en la isla. Estos actores integran un grupo que desarrollan un ciclo de cine cubano denominado “Raíces Negras”. Agregamos como dato informativo que Baracoa, actualmente una ciudad puerto, fue la primera población española fundada por Diego Velásquez de Cuellar en 1513, quince años después que Colón avistara la isla en su primer viaje de 1492.
Robinson ha estado —y muy posiblemente seguirá estando— presente en la persona de varios actores, además, su presencia en cine la veremos en una de las formas —extraordinaria en cuanto técnica—, de lo más acertada y divertida para niños, que serán los dibujos animados.
En 1921 tenemos un corto en versión muda titulada “Robinson Crusoe Ltd.”. En 1934 Walter Lantz ofrecerá diez minutos de dibujos animados en “Robinson Crusoe Isle” y en 1936 “Molly Moo Cow and Robinson Crusoe”, El mugido de la vaca Molly y nuestro personaje, fue un clásico corto de dibujos animados, producido en USA por Burt Guillt y Tom Palmer. En 1941 el público gozará de “It Happened to Crusoe” con la particularidad que Viernes se llamará Jueves y será caníbal, pero ¡Vegetariano!. Disney, no podía omitir a Robinson a los niños, pero lo hará por medio de una mujer “El teniente Robinson”. El personaje Peter Pan de James Mathew Barry, es ubicado por Mocead Silverio (Brasil) en una isla desierta luego de un naufragio en la que aparecerán piratas. Por los 90 aparece “Robinson y Compañía” de Jacques Colombat. En el País Vasco de España hay una serie “Hirukiak” en la que tres hermanas mellizas, Elene, Terese y Ane viven diversas aventuras en la que interviene la Bruja Aburrida, y varios personajes más. Una de estas aventuras tendrá por personaje a Robinson Crusoe en su isla.
Con las películas de largo metraje producida en distintos países fuera de los EE.UU y las de dibujos animados, se podría haber dado por acabado para este capítulo, todo lo referente a la presencia en el cine de Robinson Crusoe. Pero quiere permanecer y entra en el siglo XXI, que se trata en el capítulo siguiente. Al tema cine le agregamos un comentario relacionado con Internet. Medio éste del cual se habrán percibido los lectores que no ha sido fuente para este trabajo, pero sí guía para iniciar una verificación e investigación sobre determinada información. Para este caso vamos a citar un sitio, que fue utilizado para chequeo y del cual desechamos muchos ítems por no ubicar otra información más fidedigna, según lo explicado. El sitio es Internet Movie Data Base que puede ubicarse mediante cualquier buscador. No sólo para película de nuestro personaje sino de toda la historia del cine. Reiteramos los problemas de traducción y errores que aparecen.

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Capítulo XI
Los después del nuevo milenio.

Cine, poesía, ensayos, novelas y polémicas.
Polémica sobre el motivador de Robinson.
Las islas Juan Fernández se renuevan.
El tesoro.


Van pocos años del nuevo siglo que nos ingresa en el tercer milenio y ya Robinson Crusoe entra en plena vigencia en el cine, la poesía, las citas literarias, novelas y polémicas. La polemica se entablará entre una escritora que mantendrá la línea tradicional y el escritor que entabla la polémica. Ambos con premios literarios obtenidos en Inglaterra. Además de esta interesante polémica, este capítulo nos lleva a las famosas islas chilenas para ponernos al tanto de los cambios que se han producido en ellas y como las encontramos al inicio del nuevo milenio, que aparte de mantener la vigencia de Robinson, mantiene la de los tesoros enterrados y la consiguiente búsqueda.

Cine, poesía, ensayos, novelas y polémicas.

Estos primeros renglones son una continuación del capítulo anterior, separados por tratarse de una película del nuevo milenio. En la edición del año 2003 del festival internacional de Cannes el director taiwanés Cheng-Sheng Ling presentó su “Robinson Crusoe”. Este director fue anteriormente galardonado en el festival de cine berlinés con el premio Oso de Plata al mejor director por una película producida en su país, “Betelnut beauty”.
La poesía lo toma en el poema “El regreso de Robinson Crusoe” que forma parte del libro “El bosque de la hormiga” de la poetisa mexicana nacida en Italia, Enzia Verduchi editado en el 2002. En la poesía hay versos significativos acordes con el tema de la renovación de las islas.
En literatura Coetzee incursionó, como ya adelantamos y tratamos con el ensayo “Cosas extrañas” y la novela “Foe”. Tampoco faltarán las menciones al personaje por semejanzas como en “La isla de la Pasión” de la escritora colombiana Laura Restrepo. En la obra, a uno de sus personajes le hace comparar la situación que padece en la isla con Robinson, pero la réplica de otro, el principal, marca claramente la diferencia: “nosotros estamos por propia voluntad”. Pero lo más destacado literariamente será una gran polémica que atañe directamente al “Robinson Crusoe” entre escritores con libros de recientes ediciones que reviven la cuestión de la fuente motivadora del Robinson.


Polémica sobre el motivador de Robinson.

Diana Shouami, la autora del libro que oportunamente comentamos en el parágrafo de Alejandro Selkirk, es la que mantiene la línea tradicional sobre el motivador de Robinson. Pero nuevamente tendremos la mención de Robinson Crusoe en los diarios y en este caso también en función de su motivador o modelo, pero ¡Oh! Sorpresa, no será Alejandro Selkirk, sino el Dr. Henry Pitman.
Tim Severin, es un muy conocido escritor sobre temas de aventuras y viajes históricos. Además, aparte que sus investigaciones son siempre muy documentadas, algunas de ellas son avaladas por comprobaciones realizadas sobre los mismos terrenos de los acontecimientos que estudia. Por estos trabajos la Royal Society de Londres lo ha distinguido con el premio Livingstone. Entre otros, son famosos sus viajes por la ruta de Marco Polo y de las Cruzadas, a los que agregó un nuevo campo de investigación: El Caribe. Ha seguido los pasos de quien sostiene fue el modelo y motivador de Robinson Crusoe, personaje que, según sus conclusiones, surge de la adaptación de los escritos del Dr. Henry Pitman, persona que Defoe conocía personalmente y sus escritos. El Dr. Pitman fue un médico cirujano que participó en la rebelión de Monmouth en 1685 contra Jacobo II y fue encarcelado. Defoe también actuó en la revuelta y sufrió la cárcel, pero recordemos que luego fue liberado, aún cuando la cárcel ocasionó la quiebra de sus negocios. En cambio el Dr. Pitman fue condenado a destierro en la isla de Barbados en el Caribe, desde donde, junto con otros presos pudo fugar en una balsa y llegó náufrago a la isla Salt Tortuga, frente a la costa de Venezuela. Luego de unos años en la isla el Dr. Pitman fue recogido por un barco que lo llevó a Inglaterra donde logró el indulto y escribió esta aventura como biografía. El trabajo fue publicado en la prensa mucho antes que aparezca el Robinson. Severin halló la historia en la Biblioteca Británica. El investigador viajó a la isla caribeña y encontró muchas similitudes con las descripciones hechas por Defoe en el Robinson Crusoe. La tesis del investigador agrega a sus fundamentos que Defoe no pudo haber dejado de leer e interesarse por el tema del que era apasionado. Severin ha presentado sus investigaciones en un libro que tituló “En busca de (o buscando a) Robinson Crusoe” editado en Inglaterra por Mac Millan y en Estados Unidos por Basic Books. Los comentarios sobre este nuevo planteo han sido publicados en distintos diarios de Europa y América, incluso en Argentina, (“La Nación” Bs.As., 05/11/02) con algunas diferencias, posiblemente debido a que algunas notas son traducciones de traducciones. Una de las diferencias es en cuanto a la isla Tortuga que llegó Pitman; una versión la ubica cerca a la costa Mosquito o Miskito, región de la que ya hemos hecho referencia. Por nuestra parte agregamos que en el caribe, aparte de la muy famosa isla de la Tortuga, frente a Haití, apostadero pirata en aquella época, hay varias islas con este nombre. Su tesis incluye el rechazo de la generalizada opinión de que la aventura de Alejandro Selkirk en una de las islas del archipiélago Juan Fernández, que también visitó, sea el motivador del Robinson. Diana Shouami por su parte —y como era de esperar— ha rechazado la nueva tesis y en Chile se ha acusado de fraude al escritor. Robinson Crusoe sigue dando que hablar y no hay dudas que seguirá..
Ambos investigadores han obtenido premios de literatura ingleses que se otorgan específicamente a obras de determinados géneros. Se explica que Diana Shouami haya obtenido el Whitbread que es para biografías y que Tim Severin, no por nuestro tema, sino por todo el trabajo anterior citado, sea poseedor del de aventuras, el Livingstone.

Las islas Juan Fernández se renuevan.

Si en estos días del siglo XXI visitáramos las islas de Juan Fernández, la belleza del paisaje será igual a la de los siglos anteriores, pero después de tantas historias muchas cosas han cambiado. Hoy el archipiélago ha sido jerarquizado, es desde 1935 Parque Nacional Archipiélago de Juan Fernández, se le ha dado tal carácter no sólo por la bellaza natural del paisaje sino por el valor que tiene para la humanidad tener más del 70% de su fauna y flora autóctona. De la flora se encuentran más de cien especies endémicas, esto es, propias de las islas (otras fuentes hablan de 205 especies). Por esta razón el interés biológico ha excedido la preocupación de las autoridades chilenas y han sido declaradas Reserva Mundial de Biosfera por la UNESCO en 1977. Debido a estos reconocimientos del valor ecológico, se están efectuando tareas de adecuación —en la medida de lo posible— a las condiciones naturales originales, como por ejemplo el retiro paulatino de animales y vegetales que no son autóctonos y de éstos, se procede a su cuidado. Se destaca particularmente la atención a los dos únicos ejemplares de sándalo, el hermoso y codiciado árbol cuyo ámbito conocido son las costas de la India y Oceanía. Las que no escasean son las chontas, palmeras enanas.
Las Juan Fernández seguirán con su nombre en plural en cuanto archipiélago, pero individualmente se los han cambiado. La razón del cambio responde al fenómeno que en este trabajo llamamos después. En efecto, las dos islas mayores han sido bautizadas como Marinero Alejandro Selkirk y Robinson Crusoe, pero cuando sepamos que isla recibe cada nombre veremos que las asignaciones resultan un poco paradójicas. La “más a tierra” también más histórica, recibió el nombre oficial de Robinson Crusoe. Rara denominación, porque este personaje literario no desarrolló su papel en el Pacífico sino en el Atlántico. La “más afuera” arrastra la rareza denominativa de llamarse oficialmente Marinero Alejandro Selkirk, que sabemos habitó la ahora llamada Robinson Crusoe. No en vano encuadramos los nuevos nombres en nuestra idea de después; por cuanto estas denominaciones se producen después de más de doscientos años de vigencia de Robinson Crusoe. Un nuevo rubro se posesiona del personaje para ser explotado en la isla, el turismo. Los turistas que visitan la isla, tienen como primera recepción, ver pasar a lo lejos a un personaje barbudo, con un loro al hombro que simboliza a Robinson Crusoe, que intenta resumir todas las historias de la que fue testigo la isla. Pero el máximo beneficio turístico es gozar de la sensación de estar y caminar en una isla prácticamente deshabitada en el medio del mar. El entorno que brinda la belleza del paisaje, cuenta, además, con el agregado del confort de modernos hoteles. En aquella poesía de Enzia Verduchi “El bosque de la hormiga” a que hicimos referencia al inicio del capítulo, en uno de sus versos se lee “.... Villa Defoe, comedor Viernes...” como parte de la descripción del ámbito turístico de la isla que a nosotros nos gusta recordar como la más a tierra.
De las más recientes novedades hay dos que responden a la historia de la isla. Una, es el trabajo arqueológico que han iniciado arqueólogos japoneses con colaboración de chilenos según informa el diario “El Mercurio” de Santiago del 14/03/04. Se realizarán excavaciones para estudiar el hallazgo de restos y piedras bases de una construcción que se cree, podría ser obra de Selkirk o bien un posible fuerte español. La otra novedad, que se ha recalentado en los últimos meses, no deja de ser también un trabajo arqueológico, pero si bien se trabaja arqueológicamente y ahora con la más alta tecnología, el objetivo no es el desentrañar monumentos y artesanías, sino un tesoro. El tema es fascinante, merece ser tratado en parágrafo propio.

El tesoro.

La isla es un ámbito favorable para historias de piratas que incluyen versiones de posibles tesoros enterrados dada la costumbre y práctica de la época. En este último aspecto la imaginación atrapa a muchos, pero parece ser que en la isla la imaginación va tomando cierto viso de realidad. Pero atención, puede ser un asunto peligro, si nos atenemos al libro de F. Díaz Guerra y C. Díaz Dorado “El tesoro de la oscuridad” que engloba todos los tesoros de la isla y se refiere a estos de manera algo tenebrosa al considerar que el diablo es su custodio y su albacea. Sin embargo, esto no amedrenta a todos porque en la isla actualmente hay buscadores de tesoros. Decimos buscadores porque hay más de uno. Esta búsqueda tiene la misma fuerza de perseverancia que la de yacimientos de oro. Claro que la imagen actual difiere a la clásica del buscador de oro, aquel hombre que pico al hombre llevando a la zaga el burro de carga, deambulaba por los arroyos y ríos de las montañas, pero no hay gran diferencia en la ilusión. Ésta, está vigente y en nuestra isla. Pero, además, no se trata de uno más, sino que se considera sería el mayor de la historia, que a pasar de la gran diversidad de versiones sobre el tema, en una coinciden todos, que es el valor de lo que se busca ¡Diez mil millones de dólares.¡ Se trataría de 800 barriles (otros hablan de 800 toneladas) de monedas de oro, plata y joyas, entre las que se destacan un collar que usó la mujer del inca Atahualpa. Debe agregarse una joya famosa de incalculable valor llamada la rosa de los vientos. Y habiendo tantas cosas valiosas, también se habla de dos anillos papales, aún cuando, según la historia del tesoro no son muy explicables la presencia de ciertas joyas. La historia comienza por 1714 con una sustracción a su propio rey de un general español llamado Juan Ubilla y Echeverría. El hombre desvió el cargamento de una flota salida de Veracruz y lo enterró en la Juan Fernández “más a tierra”. El marino murió poco después frente a las costas de Florida. Luego sin muchas explicaciones de como se entera, lo descubre o sustrae, aparece en escena un oficial, corsario o pirata inglés llamado Cornelius Webb, que según diferentes fechas desenterró y volvió a enterrar el tesoro. Del inglés no tenemos más noticias ni del tesoro durante unos trescientos años.
Pero alguien estudió el tema. Documentación reputada como fidedigna se presentó a las autoridades chilenas para obtener derechos de excavaciones. Después de varios años de estudios de la documentación y tramitación comenzaron por 1998 y van otros tantos años y muchos miles de dólares invertidos en la búsqueda. Quien estudió el tema y encara la aventura es Bernard Keiser, un industrial norteamericano, que algunos le otorgan origen holandés, propietario de la empresa Architex Internacional, que otros agregan es proveedora de trajes especiales para la NASA. Las excavaciones se llevan a cabo en la zona de la cueva llamada de Selkirk, una de las ocho que se conocen en la isla. El trabajo de búsqueda tiene sus corolarios, por cuanto los permisos se extienden en razón que gran parte del costo de los trabajos es beneficiario para los habitantes de la isla, no sólo en fuente de trabajo, sino en obras y servicios para la comunidad allí radicada. Además, en caso de hallarse el tesoro, con parte del valor del mismo se construirá un hospital y una escuela secundaria. Pero esta nueva aventura en la isla es sólo una parte del tema tesoro y su búsqueda.
La otra búsqueda no está declarada como tal, sino como prueba de una máquina detectora de metales que habría encontrado el tesoro lejos de los pozos abiertos por Keiser. El éxito es de un aparato de características especiales: un robot. En realidad, lo es de los empresarios que aplicaron un instrumento de tecnología de punta, que puede detectar, aparte de metales, otros tipos de materiales. Su fuente energética es un pequeño reactor nuclear y cuenta con un software de reconocimiento de imágenes. Según informaciones de la prensa chilena y de otros diarios argentinos —éstos tomando la de aquellos— el robot ya tiene acumulados dos éxitos. Uno al descubrir un cadáver de más de un año de un industrial asesinado y el otro, en un sonado caso de una colonia alemana de prácticas muy cerradas donde descubrió un arsenal. El equipo es made in Chile, creado por el investigador Manuel Salinas de ese país y pertenece a la empresa Wagner Tecnologías que sería una empresa de seguridad. El robot geoecógrafo, que la empresa llama “Arturito” es el equipo TX o TR Spider (araña) con un peso de 35 kilos, ha detectado oro en tres puntos a ocho metros de profundidad. Tras la denuncia del hallazgo la empresa ha declarado que no está en condiciones de efectuar los trabajos de recuperación por ser de tal magnitud que sólo el estado está en condiciones de encararlo. De esto deriva otra gran cantidad de versiones. Una es que ya se habría llegado a un acuerdo empresa-estado para la realización de los trabajos y, no digamos el botín, sino el tesoro, sería dividido en un cincuenta por ciento entre las partes. Otras versiones hablan de partes iguales, que sería más apropiado, porque no sólo el estado nacional es una de las partes, sino también puede tenerlo la jurisdicción de Valparaíso a la que pertenecen las islas. Además, el alcalde de la isla ha planteado los derechos de la misma. También los isleños se atribuyen los suyos. Múltiples informaciones periodísticas citan el nombre del apoderado de la empresa y la propuesta de la misma que incluye a tres entidades de beneficencia. A la par, se escucha o se lee que las autoridades exigen el cien por cien en contradicción con la existencia de un acuerdo. El fundamento requisitorio se basa en que una ley de monumentos y hallazgos arqueológicos y paleontológicos establece que la propiedad de los objetos es del estado. Pero por otras leyes que se refieren a otros objetos que no sean los antes indicados el estado puede compartir hasta por mitades. ¿El objeto, será arqueológico o no? En realidad las informaciones son muchas, pero el tesoro, ¿dónde está?. Lógicamente la empresa mantiene o mantuvo en secreto el lugar hasta pactar con el estado, transacción que no sabemos en que grado está. De todos modos Warner a dado una ubicación relativa en un lugar lejos de todos aquellos posibles que surgen de las investigaciones de Keiser. El sitio es en la parte oeste de la isla en un lugar conocido como Tres puntas, por otros tantos salientes en lo alto de la colina, lugar de muy difícil acceso tanto por tierra como para embarcaciones mayores por el mar. Estos datos han dado lugar a ciertas dudas. Por ejemplo se comenta que en la época del entierro los visitantes de la isla no eran tan abundantes como para buscar un lugar tan remoto a los accesibles y por otra parte, el tesoro se esconde transitoriamente para venir a buscarlo en momento oportuno y tomarlo lo más rápido posible. Parte de los comentarios con carga de escepticismo provienen de gente relacionada con la búsqueda inicial que no se ha detenido.
En realidad, no se sabe a ciencia cierta si el tesoro buscado por Bernard Keiser existe. Tampoco si la detección del robot “Arturito” de la Warner es la del tesoro buscado por el anterior, u otro y si se trata de un tesoro. Mucho menos los acuerdos para la extracción. Sobre el tema pueden buscarse las múltiples notas en los archivos de los diarios chilenos y argentinos de Buenos Aires, por ejemplo “Clarín” del 25/09/05 y “La Nación” del 18/11/05. Quizás antes de concluir nuestro libro, tengamos conocimiento de la verdad. Por ahora cerramos el capítulo.

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Capítulo XII
Tratamiento crítico de Robinson Crusoe.

La crítica contemporánea.
(Título único)


El propósito de este capítulo es alcanzar mayor objetividad en el tratamiento de la crítica ideológica de Robinson Crusoe. Sobre el libro, al margen de la temática, hubo muchas críticas sobre cuestiones de redacción y aspectos de técnicas literarias, pero hoy nadie se preocupa de eso, las críticas van dirigidas al personaje, pero en realidad corresponden al autor, creador del libro y la persona de ficción y por lo tanto del accionar y pensamiento de éste. En los tiempos modernos se ha invertido la dirección, no sólo de la crítica o por lo menos ha dejado de ser sólo halago, sino también al receptor, por cuanto en los primeros tiempos del libro, Robinson había eclipsado a Defoe, asunto confirmado, por Coetzee, apoyado en la opinión de Edgard Allan Poe.
Las nuevas generaciones de lectores, que en gran medida pertenecen a nuevas naciones, amplían los análisis y aquel héroe nacional para los anglosajones, y admirado por los europeos, no será lo mismo para otros pueblos. Incluso, en Europa, surgirán nuevos sistemas de pensamientos, por lo cual aquel mensaje ya no tiene unánime respuesta y corresponde hacer conocer las nuevas opiniones. Veamos algunas de las críticas más significativas.
Entre los que no se han sentido, o no se sentirán atrapados por el personaje luego de la lectura del Robinson, estarán los que se planteen que ese deber ser del hombre, presentado por Defoe está muy lejos de las actitudes asumidas en su vida. Se puede afirmar con certeza que al afortunado escritor, le cabe el sayo de ser sujeto de la famosa frase que reza: haz lo que yo diga y no lo que yo haga, que no es más que una confesión de ausencia de ética. Pero no sólo por esta cuestión ética el personaje dejará de cosechar críticas, aparecerán otras por cuestiones de sentimientos humanísticos, nacionales e ideológicos, que no debe considerarse paradójico, porque se dirijan principalmente al mismo aspecto que fue motivo de elogio: el mensaje de la obra. Se trata de nuevas interpretaciones.
Una de las más comunes críticas es que el mensaje de Robinson no es más que el de la soberbia europea colonialista, de mentalidad racista, transmitida por las coronas a sus pobladores blancos. Ante el incentivo, la población europea se expande a nuevas regiones del mundo, poco pobladas y con culturas aún lejos de alcanzar el grado de civilización y desarrollo tecnológico de occidente. Gran parte de este desarrollo es aplicado a medios de dominio, tales como barcos capaces de atravesar los océanos y armas de fuego en detrimento de los pueblos aborígenes. Además, al no ser los nativos conquistados de tez blanca, los transformarán en esclavos directa o indirectamente, como el caso español de la encomienda, potenciando el prejuicio racial. Dereck Walcott el Nobel literario de 1992 lo señala en parte de sus libros. También el Nobel del 2003, Coetzee, trae como acotación al tema colonialista, que la colonia de amotinados y náufragos creada en la isla es propaganda disimulada del colonialismo británico. Además, a pesar de sus críticas a los españoles, presenta a los nativos como caníbales, salvajes, o seres inferiores. Justificación de racismo. Bautizó a Viernes señalándole que el de él, sería “amo” para el nativo. Sobre Viernes, en el Lexicón de Pablo Belgrano y Nervi que citamos en la bibliografía se hace referencia al autor Ian Watt, muy crítico de Defoe, que en su libro “Robinson Crusoe: Burguesía y Novela” destaca y rechaza el juramente de Viernes de ser siempre esclavo y la aceptación de Robinson, critica la religiosidad del personaje y las extiende a Defoe a quien califica de crear un utilitarista y verdadero “homus economicus” y cita a Marx como fundamento de su crítica.
Si recordamos aquella obra teatral de 1983 repuesta en 1999, notaremos que la interpretación que relaciona a los personajes con la civilización y la naturaleza, responde, en grado de justificación, al proceso histórico que desarrollan los primeros críticos. Pero la segunda interpretación, considera a Robinson como un modelo típico de colonizador para gloria de su corona y de la escena. En este caso, los espectadores tomarán el mensaje de una obra crítica a toda forma de colonialismo. Si bien las críticas ya se escuchan desde fines del siglo XIX, cuya fuente partía de los seguidores de Carlos Marx, tuvieron su continuidad y acrecentamiento en el XX y abarcará todo el espectro anti capitalista y liberal, con el agregado de grupos de pensamientos específicos como la anglofobia. Muchas de las críticas coinciden con aquellas de Swift a la sociedad existente y a la que se avecinaba, que en su momento fueron lamentos muy subjetivos por sus contradicciones. Pero se adelantaron a las que el avasallante triunfo del liberalismo y el capitalismo recibiría en épocas posteriores, por otra parte coincidentes con las muchas que recibe el comportamiento social y moral del ser humano en la sociedad actual Las críticas se multiplicarán a partir de los años sesenta, paralelas al proceso de descolonización. Serán abundantes las que parten del propio campo literario y han sido hechas por destacados escritores, según hemos visto, ya sea por su posición ideológica, por sentimientos humanistas ante la esclavitud y la segregación racial, o por pertenecer a naciones que han sufrido el dominio político colonial y todos los efectos sociales y económicos que de ella derivan. Una de estas críticas asignadas a un escritor contemporáneo, que no citamos por falta de seguridad en la fuente, trata a Robinson Crusoe de anglosajón miserable, que cuando encontró compañero lo convirtió en criado. Todo el espectro de estas críticas aparece en algunos argumentos de las obras literarias que hemos citado y en guiones cinematográficos. Por ejemplo, en la obra de Tounier podrá observarse que se disminuye la soberbia racial de Robinson dando lugar al protagonismo de Viernes, transformándose en maestro de su amo. Otro caso se observa en la película interpretada por Pierce Brosnan, en la que un aborigen le hace comprender a Robinson que la convivencia será superior con una relación de amistad que la de amo esclavo que le impone. También es significativo el argumento de la película del despótico esclavista, que luego de sufrir una aventura robinsoniana, ésta le produce un cambio en sus actitudes, otorgando a la experiencia vivida gran valor para comprender las relaciones entre los humanos en la sociedad civilizada. El carácter racial del personaje no deja de ser observado en medio oriente como una nota característica de la mentalidad europea con relación a los árabes. Señalan que se manifiesta en el tratamiento y actitud que Robinson Crusoe toma con el joven moro Xury. Este joven es aquel que atrapó en su huída del cautiverio de los piratas marroquíes en que había caído en sus primeras aventuras marinas. Sobre el muchacho, el mismo Robinson recuerda que lo había ayudada —con su fidelidad— a recobrar su libertad, pero esto lo recuerda al momento que lo vende —con escrúpulos y condiciones de futura libertad— pero lo vendió, y no lo volvió a recordar a pesar de reencontrarse con el comprador y acordarse del loro. Aparte de estas críticas de fondo social e ideológico, las hay de las más variadas. Una, que la incluimos al sólo efecto de evaluar el nivel de las mismas, señala que Robinson no era tan inteligente por cuanto construyó un pequeño barco para abandonar la isla, pero terminada la obra se dio cuenta que no podía llevarlo a la costa, debido a que por el tamaño y la distancia a la playa era imposible. Es válida la crítica, claro que no sabemos la motivación del autor para desarrollar y encuadrar el tema en la obra, quizás para demostrar que errar, humano es. A pesar de las críticas señaladas y que muy pocos vuelvan a repetir los conceptos elogiosos anteriores, hay un fenómeno que es un elogio tácito, que es la vigencia y la toma como producto cinematográfico y televisivo, aún cuando sea de manera crítica y muchas veces desvirtuado en su esencia y disminuido a literatura juvenil o infantil. Incluso por mero fin comercial. Pero el personaje Robinson Crusoe tiene quizás su mayor significación en el hecho que ha sido tomado como eje de debate ideológico entre el marxismo, citado por el mismo Carlos Marx, en su defensa de la idea de la supremacía de la sociedad sobre el individuo y la refutación de esta idea. La misma, fue presentada años después, por parte de uno de los filósofos del liberalismo, Ludwing von Mises, sostenedor de la primacía del hombre individual que es el que modela las sociedades. Robinson Crusoe, podrá ser el paradigma de la individualidad o simple modelo de colonizar esclavista, pero no hay duda que marcó un antes y un después.


Epílogo.


Hemos llegado al final de nuestro trabajo con la convicción de haber cumplido en lo posible, con los objetivos generales propuestos. En primer lugar, por cuanto, aún concientes que hay muchos antes y después más de los presentados, hemos trabajado con una cantidad suficiente y advirtiendo sobre aquellos, que a pesar de las generales identificaciones, no lo son. En segundo lugar, porque la ampliación de los campos geográficos y marcos históricos en que se desarrollaron muchos de los antes y después, ayudaron a las ubicaciones espaciales y temporales, y aún más, en muchos casos, permitieron la comprensión o interpretación del porque se produjeron. Pero, además, consideramos haber logrado objetividad al balancear, con el último capítulo, las evaluaciones anteriores de la obra que nos motivó, sin ocultar nuestra posición. Sólo nos resta esperar un tiempo para volver sobre el tema de acuerdo con lo adelantado en la Introducción. Hasta pronto.

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Listados de personas y sitios geográficos.
Personas reales, personajes de ficción literaria y espacios geográficos —tratados o mencionados— clasificados por características comunes y presentadas en orden alfabético.

A — Personas y personajes:

a) Emperadores, reyes y reinas. b) Gobernantes y políticos. c) Papas. d) Filósofos.
e) Hombres de ciencias. f) Escritores y periodistas. g) Cinematografía: Actrices y actores. h) Cinematografía: Directores. i) Cinematografía: Productores. j) Navegantes. k) Piratas y corsarios. l) Personajes de ficción literaria.

B — Espacios geográficos:

a) Montañosos. b) Marítimos. c) Fluviales, ríos. d) Fluviales, lagos. e) Insulares. f) Políticos (reinos, naciones, estados). g) Regionales (geográficos y políticos). h) Urbanos.

A — Personas y personajes:

a) Emperadores, reyes y reinas.
Aixa, madre del último rey moro de Granada / Alejandro Magno /Amenemhat III faraón /Ana Bolena de Inglaterra con Enrique VIII / /Ana de Inglaterra /Atahualpa, Inca /Augusto (Octavio) Carlos I de España /Carlos II de España / Carlos I Inglaterra / Carlos II Inglaterra / Carlos V de Alemania / Catalina de Aragón reina de Inglaterra con Enrique VIII / Cleopatra / Enrique VII de Inglaterra / Enrique VIII de Inglaterra / Felipe II, de España / Felipe V de España duque de Anjou / Francisco I, Francia / Francisco II Francia / Guillermo III, de Inglaterra / Isabel I, de Inglaterra / Jacobo I de Inglaterra / Jacobo II de Inglaterra / Jacobo VI de Escocia / Jorge I; II y III, de Inglaterra / Juan Carlos I, de España / Luis XIV, de Francia / María de Lorena, madre de María Estuardo de Escocia / María Estuardo de Escocia / María reina de Inglaterra con Guillermo III / María Teresa, reina de Francia c/Luis XIV / Octavio (Augusto) / Ransés II, faraón / Sesostris, varios faraones / Tolomeos, dinastía de faraones.

b) Gobernantes y políticos:
César, Julio / Cromwell, Oliverio / Cromwell, Ricardo / Gates, Thomas de colonia de Virginia / Marco Antonio / Rosas, Juan Manuel de Argentina / Yusuf, Jefe moro almorávide. Harley, Robert, tory / Monmouth, duque de / Pitman, Henry, Dr. / Temple, William, tory.

c) Papas:
Alejandro VI; Benedicto XVI (Ratzinger, Joseph)

d) Filósofos:
Aquino, Sto. Tomas de / Aristóteles / Avempace; Abentofail; Averroes (Hispanomusulmanes) / Avicena, Árabe / Habermas, Jürgen / Maimónedes / Marx, Karl
Mises, Ludwing von / Rousseau, Juan Jacobo / Santo Tomás de Aquino.

e) Hombres de ciencia:
Copérnico, Nicolás / Darwin, Charles / Descartes, René / Humboldt, Alexander von / Képler, Juan / Locke, John / Newton, Isaac.

f) Escritores y periodistas:
Addison, Joseph / Aimsworth, W. H. / Arbuthnot, John / Ballantyne, R. M. / Barrili, A. G. / Beaulieu, Mme. Mollar de / Bengochea, M.F. / Beyle, Marie H. (Stendhal) / Braun Menéndez, A. / Browore, Ross / Burggraft, W. / Butler, Samuel / Byron, Lord, Gordon, G. / Campe, Joaquín A. / Camus, Albert / Capus, Alexes / Carpentier, Alejo / Cartagena, Juan de / Casanova, Jacks / Cervantes, Miguel de / Coetzee, John Michael / Cooke, Edwards / Cooper, James Fenimore / Cortazar, Julio / Cowper, William / De Angelis, Pedro (Bibliógrafo Argentino) / Defoe, Daniel / Días Dorado, C. / Díaz Guerra, F. / Dowington, Edwards / Elkin, Dolores / Evelyn, John / Fielding, Henry / Ford (o Foord), Emanuel / Foster, Fredrich / Garcilazo de la Vega (El inca) / Gioberchio, Graciela / Giraudoux, Jean / Goethe, Wolfgang / Golding, William G./ Gordon, George, (Lord Byron) / Gosse, Philip / Gracián y M., Baltasar / Grondona, Mariano / Hauser, Arnold / Heródoto / Howell, William Dean / Jammes, France / Johson, Charles (Seud.) / Johson, Samuel / Karinthy, Frigys / Kingsland, Gerald / Limenitas, Emanuel G. / Lope de Vega y Carpio, F. / Marques M.J. / (Crítico literatura infantil) / Martínez, Tomás Eloy / May, Karl / Melville, Hernán / Menéndez y Pelayo, M. / Mollar de Beaulieu, Mdme. / Montero, Rosa / Morales, Ernesto / Moro, Tomás / Ortiz, Ricardo M. / Paez, Natalia / Paltock, Robert / Penca, Daniel / Pepys, Samuel / Pigafetta, Antonio / Pisani, Adriana / Pla, Roger / Poe, Edgar Allan / Restrepo, Laura / Richardson, Samuel / Rodó, Enrique / Rodríguez Ballester, Alejandra / Sábato, Ernesto / Sáenz, Dlmiroç / Sainz de Robles, C. / Salgari, Emilio / Santini, Javier J.B. / Schanabel, Johann G. / Severin, Tim / Shakesoeare, William / Shouami, Diana / Steele, Richard / Stendhal, (Beyle, M.E.) / Stevenson, Robert Louis / Strachey, William / Swift, Jonathan / Taffetani, O., periodista / Taien, Hipólito / Taylor, editor del Robinson Crusoe / Tounier, Michel / Verduchi, Enzia / Verne, Julio / Waltari, Mika / Wells, Herbert / Williams, Glyn / Wyss, Johann Rudolf.

g) Cinematografía - Actrices y actores:
Brosman, Pierce / Chaplin, Charles / Chaplin, Dolores / Dietrich, Marlene / Dmohoe, Amanda / Fernández, Jaime / Ford, Harrison / Hanks, Tom / Hardey (Laurel y) / Heche, Ane / Hunt, Helem / Laurel (y Hardy) / Lunden, Vic / Mifune, Toshiro / Miller, George / Mantee, Paúl / Marvin, Lee / O’Herlily, Dan / Peck, Gregory / Quinn, Aidan / Ray, Gene A. / Reed, Oliver / Richard, Pierre / Rimmer, Shane, / Robins, Benjamín / Roundthee, Richard / Schneider, Romy / Stiglitz, Hugo / Tracy, Spencer / West, Adam / York, Michal.

h) Cinematografía - Directores:
Buñel, Luis / Cardona, René Jr., / Cávme. Crity, / Colombat, J. / Deschanel, Caleb / Dixon, Kent / Gold, Jack / Hardry, Red / Haskin, Byron / Hitchcock, A., / Hook, Harry Ling, Cheng-Sheng / Reitnian, Ivan / Roeq, Nicolás, / Zemeokis, Robert.

i) Cinematografía - Productores:
Brook, Peter / Disney, Walt / Guillt, Burt / Hook, Harry / Lantz, Walter / Linden, H./
van der Méliès, George (Cineasta pionero) Palmer, Tom / Silveiro, Moises.

j) Navegantes.:
Anson, George / Fermúdez, Juan / Bray y Mathew Brisbane (ingleses en Malvinas) Camargo, Español / Colón, época de. / Cooke, Edwards / Cowley, W. A. /
Delano, Amaso / Elcano, Sebastián / Gómez, Esteban / King, Philip Parker / Ladrillero, Juan
Magallanes, Hernando / Piedrabuena, Luis / Pigafetta, Antonio / Rogers, Woods / Rogeveen, Jacobo / Roy, Fitz / Sebald de Weert / Somers, George / Ubilla y Echeverría, Juan / Velasquez de Cuellar, D. / Vespucio, Américo.

k) Piratas y corsarios.:
Avery, John / Bonny, Aimié (mujer) / Calico Jack / Ching, Viuda de / Clisson, dama de / Dampier, William / Davis, Eduardo / Drake, Francis / Hawkins, John /
Hom-cho-Lo, viuda / Long Ben (Benjamín el largo) / Rackman, John (Calico) / Read, Mary (Mujer) / Sharp, corsario / Strading, Thomas / Strong, John / Web, Cornelios.

l) Personajes de ficción literaria.:
Andremio, Ariadna; Caliban; Capitán Singleton; Critilo; Fausto; Fernando; Frith; Mari; Guilligan; Gulliver; Hai; Robin Hood; John Bull (Juan Toro); Marina; Moll Flanders; Peter Pan; Peter Wilkirs; Philips Quarre; Sinuhe, el egipcio; Teseo; Thomas.


B — Espacios geográficos:

a) Espacios montañosos.:
Andes, Cordillera de los / Atlas, NO de África. / Cerro Chaltén, (Fitz Roy) Argentina / Fit Roy, cerro, Andes del sur / Rif, NO África / Yunke, cerro en isla Robinson Crusoe.(Archipiélago de Juan Fernández)

b) Espacios marítimos.:
Antillas, Mar de las o Caribe (Atlántico) / Beagle, canal de (Océano Atlántico Austral) / Caribe, mar / Egeo, mar / Indico (Océano) / Magllanes, Estrecho de / Mediterráneo, mar / Pacífico, Océano / Rojo, mar / Sur, mar del (Antiguo nombre del Océano Pacífico)

c) Espacios fluviales, ríos:
Amazonas, América / Congo, Africa / Chubut, Argentina / Negro, Argentina / Nilo, Africa / Marañón oAmazonas / Orinoco, Venezuela / Plata, Río de la. Argentina / Santa Cruz , Argentina / Ucayali, Perú.

d) Espacios fluviales, lagos:
Argentino, Argentina / Fayum, El. Egipto / Moreis, (Fayum)
Nasser, Egipto / Victoria, Africa.

e) Espacios insulares:
Antillas, Islas de las (Centro América) / Australia e Islas de Oceanía / Barbados (Mar Caribe o de las Antillas) / Bermudas (Atlántico) / Británicas / Cayo Serrano, (Antillas) / Chiloé, (Pacífico) / Chipre y Creta (Mediterráneo) / Diablo, Islas del (Las Bermúdas)Atlántico / Española, La (Caribe) / Esporadicas ( Pacífico, Chile) / Estados, Isla de los (Atlántico Austral) / Falkland (Malvinas Argentinas) / Filipinas (Pacífico) / Geogias del Sur, (Atlántico Austral) / George, St. (Bermúdas) / Gran Bretaña / Irlanda / Jamaica (Caribe) / Juan Fernández (Archipiélago del. Pacífico) /Madagascar (Océano Indico) / Magallanes, Estrecho de (Une océanos Atlántico y Pacífico) / Málaca (Estrecho del.Pacífico) / Malvinas (Atlántico Austral) / Marquesas (Pacífico) / Nueva Bretaña y Nueva Guinea (Pacífico) / Pascua (Pacífico) / Quisqueya (Antiguo nombre de Haití extendiido a toda la isla de Santo Domingo) Caribe / Rapa Nui, Te Henua, Te Pito (Nombres nativos de la Isla de Pascua en el Pacífico) / Rodas, mar Egeo / Sabaldinas (Malvinas) / Salas y Gómez (Pacífico) / Salt Tortuga (Antillas) / Samoa (Pacífico) / San Antonio (Pacífico) / San Félix (Pacífico) / Santa Cecilia (más a tierra del archipiélago de Juan Fernández en el Pacífico) / Santa Clara (Archipiélago Juan Fernández) / Santo Domingo ( ex La Española territorio de las repúblicas de Haiti y Dominicana) / Soledad, Malvinas (Atlántico Austral) / Somers (Bermúdas) / Tahiti (Pacífico) / Tierra del Fuego, Isla Grande de la (Atlántico / Pacífico Austral) / Tortuga (Mar Caribe o de las Antillas)

f) Espacios políticos (reinos, naciones, estados):
Alemania, Argelia, Argentina, Australia, Brasil, Chile, Cuba, Dominicana, Egipto, (Irlanda), España, Estados Unidos, Etiopía, Fenicia, Francia, Georgia, Granada (Reino moro), Haití, Holanda, India, Indonesia, Irlanda del Norte, Italia, Madagascar, (Malgache), Malasia, Malgache (Madagascar), México, Mozambique, Nicaragua, Noruega, Persia (Imperio) Perú, Portugal, Reino Unido, Santa Lucía, Singapur, Sudáfrica, Sudan, Suiza, Taifas, reinos de, Uruguay, Venezuela.

g) Espacios regionales (geográficos y políticos):
Abu Simbel, Egipto. / Al Aldaluz, España mora. / Alto Egipto / Anatolia, (Asia Menor) península turca / Assuam, Egipto / Bajo Egipto / Baracoa, Cuba / Callao, puerto, Perú / Carolina del Norte, USA / Cataluña, Levante español / Chubut, Pcia. Argentina / Costa de Mosquito, Nicaragua / Costa patagónica atlántica / Cuberland, bahía de isla de archipiélago de Juan Fernández) / Egmond, Pto. / Eire (Irlanda) / Escocia GB / Fife, Condado de Escocia / Florida, península USA / Gales, País de GB / Giles Cripplegate, St. Inglaterra / Granada, isla antillana / Hámilton (Bermúdas) / Hateras, cabo, Virginia USA / Hawara, Egipto./ Hollywood USA / Hornos, cabo, Argentina / Inglaterra GB / La Mancha, canal entre Fcia. y GB / Luis, Pto. Soledad, Malvinas / Melanesia, Oceanía / Micronesia, Oceanía / Mosquito, costa de. Nicaragua / Nubia, desierto, Africa / País Vasco , España / Países Bajos, Holanda / Palestina, Asia / Península Ibérica, Europa / Polinesia, Oceanía / Puerto Rico, Antillas / San Telmo, barrio BA / Sinaí, monte, Egipto / Triángulo de las Bermúdas, región insular y marítima antillana / Ulster, Norte de Irlanda / Veracruz, México / Virginia, USA.

h) Espacios urbanos:
Alejandría Barcelona Cannes Cardiff Cartagena Castries, Sta. Lucía
Ciudad del Cabo Deseado, Pto. Sur Arg. Edimburgo, El Cairo Jamestown Jartum
La Habana Londres Madrid Menfis, ant. Egipto Montevideo Munich Orán Panamá París
Portobelo Provenza Puerto Deseado Puerto Príncipe Roma Rosario San Julian, Pto.
Santiago de Chile Sevilla Tebas, ant. Egipto Tarragona Ushuaia Valaparaiso York, Inglaterra.

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9 comentarios:

Anónimo dijo...

Thanxx

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el articulo, muchos saludos desde Chile!

Anónimo dijo...

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- Daniel

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